Capítulo 36: ¿Qué pasó anoche?

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Me desperté por los rayos del sol que se cuelan por las ventanas y de inmediato sentí cómo un fuerte dolor de cabeza interrumpió hasta mi movimiento. Anoche tome mucho que ni me acuerdo dónde estoy.

Observo toda la habitación con bastante dificultad y se me hace muy parecida, los colores, las sábanas, los muebles y las cortinas ¡Dios mío! ¿Qué locura cometí?

Me levanto rápido y eso ocasiona un leve mareo, miro mi atuendo y estoy con una camisa blanca que me llega hasta los muslos. En unas de las sillas observo que está mi ropa del día anterior bien doblada con todas mis cosas, no lo pienso dos veces y me quito la camisa para colocarme mi atuendo en fracciones de segundo.

No sé qué pasó anoche con Eduardo porque este es su departamento, lo sé porque aquí tuvimos muchos momentos lindos y románticos y yo la verdad no estoy preparada para los interrogatorios que me hará. Cuando ya estoy lista bajo las escaleras con sumo cuidado porque no me lo quiero encontrar y salgo sin más.

Es muy probable de que Eduardo esté en el gimnasio y hoy le doy gracias por ello. Salgo a la calle y tomo un taxi hasta la empresa, si voy a trabajar porque ya es tardísimo y en dos días será el lanzamiento oficial de CaféVane y tiene que estar todo perfecto.

Busco mi celular en mi bolso y me doy cuenta de que no trae batería. Que suerte la mía.

—Señor, ¿me puede prestar su móvil para hacer una llamada rápida?—le pregunté al conductor y tenía que hacerlo es necesario para mí.

—Claro señorita, eso sí, no dure mucho—dice y me pasa el celular.

Rápidamente marcó el número de la traidora y mala amiga de Wilmery porque ahora sí necesito su ayuda y además de que me la debe.

—¿Si...? ¿Con quién hablo?—pregunta con voz ronca, de seguro estaba durmiendo y yo aquí que salí toda corriendo y en mal estado.

—¡Eres una descarada! ¿Cómo te atreviste a dejarme sola?—señalé en un susurro para que el señor no escuché nuestra pequeña discusión.

—Número equivocado...

Oh y en esas estamos.

—No me cuelgues que necesito un gran favor—digo y de inmediato se escucha un silencio en la línea.

—¿Para que soy buena?—pregunta respirando profundo. Y no la entiendo, la que debería estar enojada soy yo y no ella.

—Voy de camino a la empresa y quiero que me lleves ropa, es que voy tardísimo Wilmery y no me dará tiempo de llegar a mi casa—confieso ya preocupada.

—Y que más da si eres novia del hijo del jefe—dice y juro ahora sí que la mato.

—Ex... Recuerda su ex novia. Y me conoces soy muy responsable con mi trabajo y no voy abusador hasta ese punto, no—respondí rápido porque ya el chófer me estaba mirando mucho y no quiero abusador de su confianza—. Ya Wilmery, no tengo mucho tiempo necesito eso para ahora—dije colgando el teléfono y sí, estoy segura de que me lo traerá, espero en Dios de que así sea.

Le entrego el celular al señor mientras observo las calles de la ciudad y Jehová en qué lío me he metido yo. Es la primera y última vez que bebo de esa manera, es que me acuerdo de algunas cosas pero de otras no, ni sé cómo llegué al departamento de Eduardo.

¡Dios! Que vergüenza, ni me quiero imaginar las burradas que hice anoche. Fui a ese bar para tratar lo más posible de olvidarlo y amanecí en su casa, en su cama y de seguro dormimos juntos, el karma es un jodido.

Llegó a la empresa y le pago al chófer de inmediato. Subí lo más rápido posible porque no estoy adecuada para la circunstancias y ya me veo yo dando explicaciones del por qué llegué tarde y por qué estoy en esas fachas, a ver que invento.

Soy Voluptuosa ¿Y qué?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora