Ayer pensé que todo iba a transcurrir fenomenal pero bonita sorpresa me lleve yo con Daniel. Todavía no he podido hablar seriamente con él. Y hoy llegué a la oficina temprano para ir a su área y así conversar a solas sobre lo nuestro, que obviamente sólo tengo con él una linda amistad.
Nada más...
Saludo a todas las personas que están en recepción sin darles mucha importancia. Y voy directo a dónde se encuentra Daniel.
Y para mi suerte está afuera de su oficina.
—Daniel ¿Cómo estás?—pregunté a una distancia prudente.
Él sin embargo me ignora completamente y entra a su oficina. Evito rodar los ojos y lo sigo sin pronunciar una sola palabra.
—¿Necesita algo del trabajo señorita Rodríguez?—preguntó sentándose y sin mirarme.
¡Ay! Cómo me choca que se comporte así conmigo.
—Sabes muy bien que vine hablar sobre lo que paso ayer—respondí calmada—. No quiero finalizar nuestra amistad por este mal entendido—dije con sinceridad, porque él es de las pocas personas en quién confiar.
—Es que hay un problema... Para mí no fue un mal entendido, es la realidad de los hechos y no quiero repetir hoy lo mismo—expresó poniendo toda su atención a unos documentos—. Y si me permites estoy ocupado—dijo.
Ya veo que con esa actitud no se puede hablar con él. Y yo soy de esas personas que tiene poquita paciencia.
—¿Sabes qué? Cuando quieras hablar sobre este temita me avisas. Porque en este momento estás insoportable—agregué y salí sin más.
Me dirijo a mi oficina porque hoy tengo muchísimo trabajo. Coloco mis manos en mi sien y respiro profundo. No sé qué voy hacer. Pero sí, necesito un café urgentemente. Suena el teléfono de mi oficina y lo tomo.
—Ajá...—contesté distraída.
—Y volvemos a lo mismo señorita Rodríguez—responde mi jefe.
Me sorprendí porque su voz por la mañana es tan sexy y varonil que a cualquiera le daría un ataque pero de esos de los buenos.
—¿Algún problema Eduardo?—me atreví a preguntarle sólo para esperar con que me saltará.
—Le recuerdo que yo soy el jefe de esta empresa. Y permítame decirle que está en alta voz—reveló el condenado.
Sí, soy una bruta. Y de seguro hay más personas que escucharon. Hay no, no tengo donde poner la cara cuando entre a esa oficina. Todas las ridiculeces a Vanesa es que se le pegan.
—Venga por favor—indicó mi jefe.
Y eso es a lo que me temía, pero nada a enfrentar las situaciones cómo que si nada ha pasado. Tocó antes de entrar y escuchó de mi jefe un adelante.
Entro con cuidado para ver a mi jefe acompañado de una joven.
—¿Qué necesita señor?—pregunté prácticamente olvidando lo de hace rato.
—Quería presentarle a mi nueva asistente la señorita Marleny Mejía—dice sin más.
Me acerco a la joven dándole la mano a modo de saludo.
—Un gusto, mi nombre es Vanesa Rodríguez encargada de publicidad para CaféVane. Bienvenida—digo cordialmente.
Y ahora que la observó mejor ella es la chica del otro día, cuando sucedió el encontró con Eduardo. Gracias a ella pude salir de esta oficina la verdad.
—Gracias...—es lo único que dice y con una sonrisa costosa.
Mmm... Ya veo.
—Espero de que puedas adaptarte al ritmo que vamos y si tienes cualquier duda sobre la empresa no dudes en decirlo—agregó Eduardo con una sonrisa.
![](https://img.wattpad.com/cover/292879429-288-k329249.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Soy Voluptuosa ¿Y qué?
RomanceVanesa Rodríguez es una auxiliar de publicidad pero no es la típica chica que la sociedad busca. Ya que ella es curvilínea situación que le ha afectado tanto en el ámbito laboral como sentimental. La despiden de su antiguo trabajo por su físico, per...