Mi amigo secreto.

235 34 3
                                    

25/11/2014

- Riki, estos días has estado más feliz que de costumbre. –

Miré a Sunghoon con una enorme sonrisa en el rostro, sintiendo mi corazón latiendo con fuerza y mis mejillas sonrojarse.

- ¿Será que mi pequeño hermanito tiene novia? –

Negué rápidamente, haciendo que Sunghoon riera, ¿Novia? ¿Cómo podría tener una si las chicas siempre me evitaban?

- Las chicas me evitan. –

Dije con simpleza, y él pareció sentirse algo triste al respecto.

- Pero eso no me molesta, Aún me dan asco. –

Su rostro se relajó, y por primera vez en meses pude sentir esa tranquilidad en el aire mientras estaba con Sunghoon.

- Aún no conozco a tu amigo secreto. ¿Le gustan los postres que compro? –

- Claro que sí, los adora. –

Miré las pequeñas flores blancas que adornaban el césped de la acera, y Sunghoon rio, aunque en realidad no sonaba como si le causara mucha gracia, era una risa distinta, similar a las que Sunoo dejaba salir cuando hablábamos sobre insectos.

- Su favorito es el pay de manzana con canela, y eso es lindo, porque él huele a pay de manzana con canela. –

- ¿De verdad? –

Pude sentir su mirada sobre mí, por lo que me giré un tanto alterado, buscando cualquier palabra que pudiese arreglar la vergonzosa situación en la que me había metido.

- Quiero decir, no es como que lo huela, tan solo lo noté. –

Pero de nuevo se limitó a reír, revolviendo mi cabello como ya era costumbre.

- Lo tengo, pay de manzana con canela. –

Sunghoon era asombroso, no había vuelto a mencionarlo, y tampoco dijo mucho cuando mi madre le preguntó el porqué de mi felicidad. De nuevo pude verlo como un super héroe, uno con cabello perfecto y una asombrosa habilidad para hablar con las personas.

- Sunghoon...-

Susurré cuando mamá se levantó para poder buscar el postre.

- ¿Qué pasa? –

Dijo acercándose a mí, manteniendo todo en susurros como cuando tenía 12 años y hablábamos del hada de las flores.

- ¿Crees que mamá quiera pagarme por pasear a Gaeul y a Bisco? –

Parecía confundido, pero no molesto.

- ¿Necesitas dinero? –

- Bueno, yo...-

Me alejé de su rostro y miré mi plato vacío ¿Necesitaba dinero? No realmente, pero el rostro de Sunoo se iluminaba cada que le mostraba los postres que Sunghoon compraba para nosotros, por una vez quería ser yo quien lo comprara para él.

- Pensé que tal vez estabas gastando demasiado dinero. –

- ¿Quieres comprar postres para tu amigo? –

Ahí estaba de nuevo esa sonrisa que no podía descifrar.

- Podemos preguntarle a mamá. –

- ¿Preguntarme que cosa? –

Mamá salió de la cocina con un pequeño pastel en las manos, era extraño, no solía comprar pastel todos los días.

- Riki quería saber si es posible pagarle...-

Pero no pudo terminar, porque el timbre se escuchó por toda la casa, y Sunghoon se levantó con rapidez.

- ¿Es tu amigo? –

Los miré confundido, ¿Un amigo? ¿Por qué Sunghoon no mencionó nada?

- Seguro se perdió de camino aquí. –

- Llegó justo a tiempo para comer el postre. –

- Eso es genial, porque ama las cosas dulces. –

Me giré sin levantarme de la silla, mirando a la lejanía la puerta abrirse. Todos solían decir que Sunghoon me tenía lastima, que me invitaba a comer con él porque no quería verme solo, y que la única razón para defenderme era porque mamá se lo pedía, nunca creía lo que los demás decían, porque yo sabía que Sunghoon no era así, entonces... ¿Por qué me sentía triste?

- Él es Sunoo, vino para hacer un trabajo. –

- Al fin te conozco, Sunghoon dice que eres un gran chico. –

¿Por qué me sentía excluido de la conversación? Incluso si sabía que no era así, ¿Por qué me dolía tanto?

- Oh. –

Bajé la mirada en el momento en el que Sunoo me sonrió, porque ahora ya no sentía que lo hiciera con sinceridad.

- ¿Riki? –

La voz de mamá no sonaba molesta, tampoco la de Sunghoon, pero por alguna razón sentí la necesidad de huir.

- Mamá, ¿Puedo guardar mi postre para después? –

- ¿No tienes hambre? –

Negué con la cabeza, sin levantar la vista en ningún momento.

- Riki, Sunghoon dijo que tienes una margarita, podrías... -

- Lo siento mucho. –

Dije mirando mis manos, de nuevo quería llorar.

- Ustedes...-

Me levanté en silencio, pasando saliva con algo de dificultad una vez que estuve frente a ambos.

- No quiero molestarlos mientras hacen su trabajo. –

Sunghoon era como un super héroe, uno que todos amaban, uno que tenía cientos de amigos. Era un super héroe que no lloraba en el salón de clases, que no inventaba amigos y no les ponía nombre a los insectos.

Sunghoon en definitiva era el superhéroe del que Sunoo podría enamorarse.

Boys Will be BUGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora