—¿Sí, Mi caballero? —El corazón de Meta Knight explotó cuan bomba nuclear al tocar el asfalto del lugar a invadir. Muy probablemente Dedede no se había referido a él como "Mi caballero" utilizando la connotación que él pensaba. Sin embargo, le hacía sentir muy feliz imaginar que tal vez, sólo tal vez, sí lo había dicho de forma cariñosa.
En ese momento, la gruesa capa que protegía la personalidad real del joven caballero se había fragmentado en miles de incontables pedacitos. Poco le importaba mostrarse de esa forma tan auténtica ante su gran amor y gobernante.
Mientras tanto, su corazón y mente se encontraban desenvolviéndose en una ardua batalla por el dominio. Su corazón aún defendía la idea de estar enamorado, aún si su mente atacaba con el argumento de ser un "Amor imposible".Meta Knight podría presentarse como un caballero serio, frío e imponente sin importar la situación, pero en realidad era todo lo contrario. Esa máscara de perfección absoluta servía para ocultar su fragilidad, lo fácil que era ilusionarle. También, escondía lo mucho que amaba los dulces o lo cariñoso y protector que solía ser.
Esa máscara la había creado por pura necesidad, incluso antes de siquiera convertirse en caballero.
Por ahora, su corazón le dictaba que se centrase en disfrutar el momento con su amor platónico, aquel que le hacía sentir consuelo y compañía.
—No, su majestad, no pasa nada... S...Simplemente me quedé pensando en algo. —Murmuró a lo bajo, retirándose con cierta timidez la máscara metálica que siempre le cubría la mitad del rostro. Cada que el Rey Dedede solicitaba tener una reunión a solas, le pedía que se quitase su máscara para, según él, ejercitar la confianza mutua. Al principio le costaba acatar esa petición, no obstante, con el tiempo se fue acostumbrando a mostrarle su rostro desnudo.
—Bueno, pues ya no te quedes tan hundido en tus pensamientos, ven y siéntate aquí. Le ordené a Waddle dee que preparara unas galletas de granola. Sé lo mucho que te gustan así que puedes comértelas todas, sabes que a mí no me gustan esas galletas ¡Prefiero las de chispas de chocolate! —Exclamó con jovialidad, entregándole a Meta Knight un pequeño plato de galletas recién hechas.
El adonis caballero tomó el plato entre sus manos como si fuese el diamante más caro del mundo, sintiendo que iba a desplomarse en algún momento si Dedede seguía consintiéndole tanto. Este tipo de presentes le hacían recordar por qué se había enamorado de su rey. Pero, aún no lograba responder la cuestión que seguía rondando por su cabeza sin dejarlo respirar "¿Será que él corresponde mis sentimientos?". Para muchos podría ser más que obvio.
Sin embargo, hay que tomar en cuenta un dato de gran relevancia: Meta Knight es Meta Knight, y así como todos, él tiene su propia percepción de las cosas. Puede ser desesperante, sí, pero ese sucio espejo que nubla su vista llamado "Autosaboteo", le impide ver las cosas que suceden a su alrededor de una manera más objetiva a comparación de sus contrarios.
Sonrió con cierta ternura, haciendo que sus labios temblasen como si estuviera a punto de llorar. — Muchas gracias, su majestad.
—Ay Meta Knight, déjate de formalidades y dime Dedede ¿Sí? Te tengo la suficiente confianza como para permitirte llamarme así. No te preocupes. —El caballero en mención murmuró un "sí" tan bajito como las notas más graves de un piano.
Observó las galletas con sumo detenimiento, admirando cada detalle cuan crítico culinario. Esas galletas las había mandado a preparar sólo para él, sería una completa falta de respeto no comérselas. Y es que Meta Knight no quería hacerlo por más que le encantaran; quería guardarlas en un frasquito y mantenerlas protegidas por el resto de la eternidad. Al menos podría contarle a Kirby (cuando creciera) la vez en que su amor más grande en esa vida le había regalado unas galletas de granola.
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Un padre soltero
RomanceDisclaimer: Todos los personajes utilizados en esta historia están humanizados. Meta Knight siempre fue descrito como un caballero de personalidad fría e insensible. Sin embargo, ni siquiera él entendía por qué. Nunca sintió que algo le hiciese falt...