Hayami la mayor de los Kamado, se separó de su familia para entrenar y protegerlos del peligro del mundo, sin saber que sería la última vez que los vería. Una nueva vida, nuevas personas, dos objetivos que la mantienen viva: acabar con los demonios...
(Acciones) [Intervenciones de la escritora] "Pensamientos"
* Posibles aclaraciones antes de iniciar un capítulo para evitar confusiones *
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Primogénita
Narra la autora:
Afuera de la habitación donde su esposa se encuentra en labor de parto se puede ver a un hombre de cabello y ojos rojizos de aproximadamente 25-27 años caminando de un extremo al otro frente a la puerta esperando que todo salga bien para poder ver a su esposa y a su pequeño bebé. Tenía los nervios de punta, ya había pasado demasiado tiempo a su parecer [entendible en un padre primerizo] y aún no le permitían entrar por miedo a que se desmayara [jaja me imaginé a Tanjuro desmayado en el nacimiento de cada uno de sus hijos XD]
Pasaron aproximadamente 30 minutos y por toda la casa empezó a escucharse el llanto de un bebé, por fin había nacido. Cómo alma que lleva el diablo el hombre entro en la habitación para ver a su esposa y su bebé, encontrándose con su bella mujer cargando un pequeño bulto entre sus brazos y alado de ellos a la partera recogiendo todo lo utilizado en el alumbramiento [acción de dar a luz].
El hombre se acercó a su familia para asegurarse de que todo estuviera en orden. En su rostro se notaba la preocupación y el nerviosismo que sentía, emociones que no pasaron desapercibidas por ambas mujeres.
Partera: señor Tanjuro no tiene nada de que preocuparse su mujer y su hija están en perfectas condiciones.
Tanjuro: hija?? Es una niña?? (Pregunto emocionado)
Kie: si amor es una hermosa niña ven acércate mírala, es preciosa
Mientras la partera se acercaba a la ventana que se encontraba en aquella habitación para darles espacio a la joven familia, Tanjuro se acercaba a conocer a su pequeña niña, quien al sentir la presencia de su padre abrió los ojos para verlo y le regaló una dulce sonrisa.
Tanjuro: mi niña, mi pequeña, mi princesa y primogénita, eres tan hermosa como tu madre cariño (decía mientras con su mano tocaba el rostro de su hija y a la vez besaba la frente de su agotada esposa), Kie cariño déjame cargarla para que descanses un momento
Kie: (le entrega con cuidado a la bebé) gracias amor solo ten cuidado con su cabeza
Mientras ellos sonreían felices por tener a su pequeña entre sus brazos, la partera observaba asombrada el increíble acontecimiento que sucedía en el cielo en ese mismo instante, quien por sus años de sabiduría dijo algo que llamo la atención de la joven pareja