Hayami la mayor de los Kamado, se separó de su familia para entrenar y protegerlos del peligro del mundo, sin saber que sería la última vez que los vería. Una nueva vida, nuevas personas, dos objetivos que la mantienen viva: acabar con los demonios...
(Acciones) [Intervenciones de la escritora] "Pensamientos"
* Posibles aclaraciones antes de iniciar un capítulo para evitar confusiones *
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Es idéntico a papá
Narra la autora:
Al llegar al pie de la montaña se encontraba el pueblo en el que Tanjuro siempre vende el carbón
Tanjuro: vamos cariño, ya sabes no te separes de mi
Hayami: está bien otosān (sonríe)
Mientras padre e hija se adentraban al pueblo, se escuchaba algunas pláticas entre personas. Al llegar a la puerta de una casa se podía observar a una mujer de aproximadamente 40 años con un pequeño niño de unos 5 años escondido atrás de su yukata
Señora 1: buenos tardes señor Tanjuro por favor déjeme un poco de carbón
Tanjuro: buenos tardes señora enseguida (dijo mientras colocaba su cesta de carbón en el suelo para poder entregarlos)
Mientras el hombre vendía el carbón, el niño no apartaba su mirada de la bella niña que acompañaba al señor. Mirada que no fue ignorada por los presentes
Hayami: (se acerca al niño) Ohayo!! (Sonríe dulcemente)
Niño 1: O-ohayo! (Dijo tartamudeando con un leve sonrojo y asustado por la mirada asesina que le estaba dando el padre de la pequeña)
Hayami: oye tranquilo yo no muerdo (dijo tratando de acercarse más al niño pero al ver cómo se escondía desistió de su idea) "¿Por qué se esconde? ¿Será que le doy miedo? O no le agrado" (pensó la pequeña entristeciendose un poco por lo último)
Señora 1: cariño no tengas miedo la pequeña no te va a morder (decía mientras trataba de sacar a su hijo de su espalda para que se acercará más a la pequeña)
Niño 1: (nego con la cabeza) .... "Ella no me asusta, es muy linda. Pero su padre, el si da miedo"
No era novedad, todos en el pueblo sabían lo sobreprotector que Tanjuro es con su hija, y sus miradas asesinas, hasta al más valiente le calaban los nervios
Hayami: (triste, retrocede hasta llegar a su padre) "creo que no le agrado" (con los ojitos aguados)
Tanjuro al notar, la expresión de su pequeña, decidió sacarla de ahí. Si había algo que el odiara más, que ver a todos tratando que coquetear con su niña, era ver qué la hicieron llorar
Tanjuro: bueno señora, creo que con esa cantidad de carbón será suficiente, que tenga buen día
Señora 1: muchas gracias, igualmente que tengan buen día
