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Fuyumi

El día en que mamá fue enviada al hospital fue un evento que nunca pude borrar de mi mente.

Natsu y yo lloramos hasta no poder más y Shoto enfureció al enterarse de la desición que había tomado papá.

Él siempre fue un hombre difícil, pero nunca lo odié.

A diferencia de mis hermanos yo pude perdonarlo y seguir adelante, a fin de cuentas era mi padre y lo amaba.

Era apenas una niña cuando alejó a mi madre de mi lado y fragmentó a la familia, pero aún así yo creí en la bondad de su corazón, sabía que muy en el fondo, él sólo quería ser mejor y que fuéramos mejores, no es que no me hubiera sentido desplazada en cierto punto de mi infancia, cuando toda su atención era para su sucesor, pero nunca le tuve a Shoto el rencor que Touya le tenía.

Perder a Touya también fue complicado y que me alejaran de mi madre justo después me hizo más frágil.

Mi único deseo era un hogar al cual pertenecer, una familia que pudiera sentarse a cenar en calma, sin miradas de desprecio y silencios incómodos, sin reproches ni gritos.

No lo voy a negar, la presión era tanta que alguna vez pensé en suicidarme.

Ya no soportaba el peso de sentir que tenía que unificar a mi familia.

Fue el día en que la conocí...

***

Estaba lloviendo a cántaros y yo permanecía con mi madre en su habitación del hospital, esperando a que pasara la lluvia para volver a casa.

- Fuyumi.- me llamó.

- ¿Qué pasa, madre?- Le pregunté con una sonrisa gentil.

- Gracias por venir a verme tan seguido.- Dijo ella.- No sé que haría si un día me hicieras falta.

- Mamá, yo siempre voy a estar contigo.- respondí.

- Mi niña, eres tan fuerte. Sigue así, eres lo que mantiene a esta familia masomenos junta.

Sentí que me desmoronaba por dentro.

Ella esperaba demasiado de mí, que soportara y resistiera cada golpe y estuviera preparada para lo que viniera.

- Lo siento mamá.- Dije poniéndome de pie y saliendo de la habitación.

Necesitaba estar a solas.

Mis pies me llevaron a las escaleras y antes de darme cuenta ya estaba en la azotea.

El agua escurría de mi cabello y ropa y no podía parar de llorar.

- Lo siento.- dije en voz alta.- Me pides demasiado y ya no puedo. No puedo seguir así, ¡no quiero! Estoy cansada de todas estas peleas, discusiones, desacuerdos, de vivir en un campo de guerra, ya no lo soporto más.- Mi voz estaba quebrada.- quiero ser feliz, quiero que todos sean felices pero yo sóla no puedo.- Mis hombros temblaban.

Me acerqué a la orilla, topándome con la reja que evitaba que las personas hicieran justo lo que yo estaba a punto de hacer.

No lo pensé dos veces y la congelé, para patearla con todas mis fuerzas, en repetidas ocasiones y conseguir romperla, se abrió un espacio, apenas lo suficientemente grande para permitirme pasar y lo hice, pasé al otro lado y aferrándome a la reja, caminé por la cornisa de la azotea y me detuve para mirar al vacío.

Grité... grité con todas mis fuerzas y entre lágrimas miré a la nada que me esperaba allá abajo.

- Me voy...- dije.

- No lo hagas.- Respondió la voz de una mujer a mis espaldas.

Volteé para verla, era una chica con el uniforme de las enfermeras, era, de hecho, una de las encargadas del cuidado de mamá y otros pacientes de su clase.

- Vete.- le pedí.

- Por favor, detente.- me suplicó.- No es la salida. No sé que es lo que te llevó a decidir esto y sé que no soy nadie para obligarte a vivir pero piénsalo bien ¿En verdad quieres hacerlo?

Sus ojos estaban llorosos ¿Iba a llorar sólo porque una desconocida pretendía saltar de la azotea?

Aflojé el agarre que tenía en la maya por un momento, el aire soplaba con mucha fuerza, entonces resbalé y caí de la cornisa, dando un largo grito. El piso estaba cada vez más cerca pero entonces se detuvo. Dejé de caer y comencé a elevarme en un halo de luz azul.

Volví a la azotea, con la enfermera cuyos ojos emitían una luz idéntica a la que me rodeaba.

Me dejó en el suelo y corrió hacia mi.

- Santo cielo ¿Estás bien?- Dijo revisando todo mi cuerpo.- menos mal reaccioné a tiempo.

Todo mi cuerpo temblaba.

- lo lamento.- soyocé.

Lo único que distinguía a mis lágrimas de la lluvia es que estas estaban calientes.

Ella me abrazó sin pensarlo, sobando mi espalda e intentando calmarme.

Correspondí a su abrazo, aferrándome a su uniforme empapado.

- Te llevaré adentro.- Me dijo.- Para que puedas secarte. Y si quieres, no le diré a nadie de ésto.

Asentí aún con lágrimas en los ojos y la mirada puesta en el suelo.

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Más humano que nunca (Corintio×femT/N+18Oneshot)

Ya por último, agradecemos la idea para este fic al usuario @MissPanda007 y la hermosa portada al usuario @-Broken_Venus-

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Nos vemos el próximo martes.

Besos.

Dame PazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora