9

521 77 11
                                    

Fuyumi

¿Había escuchado bien?

- ¿Yo?- Respondí sorprendida.

Los ojos de T/N comenzaron a humedecerse.

- Tú, Fuyumi, tú...- Reafirmó.- Y ya no sé que hacer... eres mi amiga, me diste tu confianza y yo... yo no sé qué estoy haciendo...

Me daba la impresión de que ella había estado cargando un peso enorme sobre sus hombros.

Ella temblaba de angustia en su futón y me miraba con una expresión de disculpa en el rostro, mientras poco a poco bajaba la mirada.

Juraría que su rostro estaba sonrojado, de no ser por la oscuridad.

Me senté sobre mi futón y deslicé mi mano hasta la suya, dando un toque breve pero gentil sobre el dorso de esta, ella se sobresaltó un poco.

- T/N.- Dije llevando mi mano hacia su mentón y levantando su rostro con la punta de mis dedos para encontrarme con sus ojos llorosos.- Está bien...- Susurré.

Sus labios se entreabrieron en una expresión que podría parecer de asombro, no sabía lo que estaba pasando por su mente en aquel momento pero sí lo que pasaba por la mía.

El ligero velo de luz de luna que caía sobre su rostro le hacía lucir tan... no lo sé, como sacada de un sueño.

Lentamente fui acortando la distancia entre nuestros rostros  y mientras más cerca estaba más rápido me latía el corazón.

Cuando finalmente sentí el tacto de su piel y su cálido aliento, todo fluyó de forma natural.

Comenzó siendo un roce tímido que fue ascendiendo hacia un intercambio lento de versos no verbales.

La mano que había puesto en su mentón se mudó lentamente hasta su mejilla, me puse de rodillas para estar más cerca y ella hizo lo mismo, colocando sus manos temblorosas en mi cintura... Cuando eso paso, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

Había besado a algunos chicos antes pero jamás me había sentido así de completa, como si cada átomo de su cuerpo encajara a la perfección con el mío.

El beso volvió a hacerse más profundo aún, mudé mis manos a su nuca, acercándola a mí con deseo y ella terminó de rodear mi cintura con sus brazos, aferrando sus manos a mi blusa, en mi espalda.

Cada vez se hacía más difícil respirar pero ninguna de las dos parecía anhelar el oxígeno lo suficiente para cortar el contacto.

Su piel estaba caliente, como si tuviera fiebre y podía sentir su pulso desbocado.

Finalmente la necesidad de respirar nos separó, pero mientras inhalábamos y exhalábamos de forma irregular, aún conservábamos nuestro abrazo.

- T/N, tú me gustas muchísimo...- Dije casi sin voz.- así que no me digas que gustar de mí es doloroso y pesado porque me hieres. Tal vez tengas tus razones para ese sentimiento, pero por favor, déjame hacer que eso cambie, así como tú cambiaste todo para mí.

El whisky era muy efectivo para soltar la lengua, ideal para confesiones de esta clase.

- Fuyumi, no sé si pueda...- Dijo ella, recuperando el aliento.

- Si no puedo convencerte con palabras, déjame mostrartelo...- Le dije al oído mientras bajaba mis manos, en dirección a los botones de su blusa y la abrí de forma cuidadosa.

Ella estaba tensa pero en cuanto descubrí sus hombros y los toqué suavemente, se relajó.

Ella tomó algo de valor y también coló las manos debajo de mi blusa y la subió con cuidado hasta deshacerse de ella por completo.

Volvimos a unir nuestros labios y la fui recostando en el futón. Le dejaba caricias furtivas entre beso y beso y llegué a unir su mano con la mía.

Mi cerebro estaba algo confundido por el alcohol pero podía ver la escena con mucha claridad.

Alejé mi rostro para darme cuenta de que la chica que yacía bajó mi cuerpo y cuya mano sostenía como si fuera lo único que me mantuviera en el mundo se había quedado dormida.

Solté una risita, seguida de un bostezo. Ella trabajaba desde muy temprano y ya era algo tarde. Yo tambien estaba muy cansada, me acosté de vuelta en mi futón y casi al instante me dormí, preguntándome si mañana sería capaz de recordar lo que había pasado esta noche.

***

Cuando desperté ya era algo tarde, el sol entraba con fuerza por las ventanas y el futón de T/N estaba vacío.

Me tallé los ojos, tenía la cabeza adolorida, estragos de la bebida.

Busqué por todas partes pero no la ví, sólo mi blusa en el suelo y mi torso semidesnudo eran prueba de que lo de anoche no había sido un sueño.

Se me escapó una risa boba.

Seguramente se había ido a trabajar ya, no habrá querido despertarme. Ya podría verla más tarde.

Me levanté, me puse la blusa y recogí los futones del suelo, cuando levanté su cobija, un papelito calló y con él también caí yo de la nube en la que había estado desde que me levanté, mis ojos no daban crédito a lo que leían.

- No puede ser...

____________

Holi, olvidé actualizar ayer, pido perdón.
Pero aquí está el cap, más vale tarde que nunca, nos leemos el viernes.

Dame PazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora