08. CLEOPATRA

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[ La sangre que une y las caídas que separan ]










Observa el cuerpo herido. Las marcas cicatrizan sobre su piel, el cuerpo está recomponiendo a un ritmo sorprendente, incluso para una bruja. Esta es la joven a la que rescató antes. No es su carne y piel lo que preocupa a los Sanadores ahora, sino su mente. La clase de cosas que ha presenciado en un lapso de horas tan pequeño no son de las que se ignoran, son ese tipo de experiencias las que contaminan la mente humana, las que pueden llegar tan lejos como para consumirlo todo.

Draco Malfoy, con un aspecto apenas reconstruido, y una mirada siempre vigilante sobre ella en los últimos días, le sigue en la habitación compartida. No entiende porqué debe de quedarse aquí. Algunas personas vinieron a visitarla también. Dos mujeres, un hombre y un niño. Los Malfoy. Había observado a Narcissa Malfoy con curiosidad, la mujer le había abrazado con fuerza, sostuvo su rostro entre sus manos, y le prometió que todo estaría bien. Astoria Greengrass, la madre, tenía culpa en sus ojos, pero había llorado también. Su abrazo fue tan cálido que llegó a molestarla. Cuando la vio, supo de donde Issa había tomado la textura de su cabello y el tono de sus ojos del que se apoderaría más tarde en el cielo. Pero ahora eso se ha evaporado, junto con el alma de la niña.

Lucius Malfoy la examinó, como si observara una pared a la cual decidía si derribar o no después. Agradeció que no hubiese un abrazo en su intercambio de miradas, habría sido peor, porque entonces el resto de los Malfoy había hecho el abrazo fácil para ella, ella sólo tenía que dejarse enredar por los brazos y las palabras bonitas, con el mayor de los Malfoy habría sido diferente y ella realmente habría tenido que intentar. Si ella quería, en realidad. La parte difícil fue encontrarse a Scorpius Malfoy, no por los ojos llorosos que le veían, tampoco por el abrazo y las palabras de disculpa que le dio como si él le debiera algo, sino por la forma en que el padre observó la interacción. Cada uno vive su propia culpa, pero la suya está más lejana a la del hombre, porque ella sabe que es lo correcto. En cambio, él tiene que confiar en ella, y creer que hay un verdadero propósito en todo esto.

Las visitas de los Malfoy han cesado a orden de los sanadores, o mejor dicho: del propio Draco, se habían reducido las visitas de ambas pacientes. La verdad es que una de ellas no podía presenciarlas y la otra no quiere hacerlo. De todos modos, la familia de Dominique Weasley se presenta de una manera u otra en el hospital, y encuentran el camino libre para entrar a visitarla. Resulta que la mayoría de ellos son personas importantes para la comunidad mágica.

      —Querían matarla —se escucha a sí misma diciéndole al Director del hospital—. Querían que este fuese mi recipiente.

Ha estado pensando en ello durante los últimos días. Es lo único que puede hacer, además de escabullirse para ver a Alice, pero tampoco es algo sencillo, al padre no le gusta que abandone la habitación.

Acaricia los cabellos rojos como el fuego, deberían de ser una maraña sobre su cabeza, pero la hermana de la bruja ha venido a cepillarlo cuando encuentra tiempo de hacerlo. También le habla en voz baja, aunque su hermana está demasiado cansada, e inconsciente, para prestarle atención a algo de lo que dice. Su cuerpo y mente están sedados. Duda que incluso si estuviese físicamente consciente su mente pudiera captar algo de lo que le dijeron.

El padre la mira con inquietud, raramente dejaría que otros lo vieran de esa manera. Frente a su padre él es una imponente barrera de seguridad, y es sólo una capa más delgada frente al resto de su familia. Ni hablar del personal de San Mungo.

      —¿Es esto obra tuya y de los tuyos?

No se escucha feliz, no parece feliz. La energía que su cuerpo emana tampoco es muy positiva. Está en duelo. Pasa días enteros en San Mungo, largos y cansados, y el mundo justifica su constante presencia como la forma de actuar de un padre que quiere estar cada instante posible cerca de su hija recién recuperada. Pero eso no podría estar más lejos de la verdad. Draco encuentra en sus encuentros la soledad suficiente para dejar que el pesar se cruce en sus ojos, y en la presencia de ella el recordatorio de que no está verdaderamente solo.

ANGEL'S FURY    | HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora