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Las lágrimas en sus ojos se acumulaban y su mano no dejaba de apretar las sábanas.

—Sh-Shu...

—Estás caliente... —Él soltó una risa—. Que chica más obscena, ¿tanto te gusta el dolor?  —Sophie soltó otro quejido cuando los colmillos del mayor se clavaron en su cintura y ahí sus lágrimas cayeron lentamente.

Odiaba cuando la mordía, porque le gustaba.
Porque Él le gustaba.

Pero más porque dolía, sentía como si fuera apuñalada.

Ella estaba semisentada en la cama, la remera levantada hasta el borde de su sostén, con las piernas abiertas y él estaba entre ellas, medio cruzado y bebiendo su sangre.

—Duele... Mucho...

Shu se alejó, se subió sobre ella y tomó su mentón para verla directamente a los ojos. Por sus labios caía un filo hilo de sangre. Su rostro estaba serio, sus ojos brillaban y la sangre caía machando el rostro de la chica.

—No quiero que nadie más beba tu sangre. No te quiero cerca de Laito ni de cualquier otro.  Eres mía, Sophie.

Para cuando desapareció, ella rompió en un llanto silenciado.

¿Porqué amar dolía más que ser mordida?

HYDRA   ─   Shu Sakamaki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora