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—¿¡Porqué no!?

—¿¡Te estás escuchando!? ¡¡Me pides tener un hijo ahora!! ¡Ni siquiera estamos casados, ni siquiera termine el año escolar! ¡No, definitivamente no!

—¿Y cuál es el problema?

—¡Tengo diecinueve años, Shu! Por Dios, soy joven, y-...

Ambos se calmaron, guardaron silencio.

—¿Y..?

Ella juntó sus manos respirando.

—No me siento cómoda teniendo relaciones contigo después de todo lo ha pasado... —Fue rápida y bajó la cabeza, sus manos temblaron y la comida se revolvió dentro suyo.

Las náuseas llegaron al igual de rápido que ella corrió al baño; pudo llegar al excusado y Shu corrió detrás de ella, tomó su cabello y empezó a frotar que espalda.

Las lágrimas se acumularon en los ojos de la chica a medida que vomitaba, lloraba.

Cuando paró, limpió su boca y se quedó mirando un punto fijo con miedo, Shu preguntaba preocupado pero ella no respondía.

—Necesito ir a la farmacia.

...


—Lo siento, lo siento... —Ella estaba entre sus brazos, llorando; ambos se disculpaban con el otro. Él, por hacerla sentirse incómoda. Ella, por negar una posibilidad.

Subaru tocó la puerta y la pareja se separó; Shu abrió la puerta y Sophie limpió sus lágrimas.

—Traje lo que me pediste... —La americana tomó la bolsa y se encerró en el baño agradeciendo en el pequeño recorrido—. De nada... —Volteó a su hermano—, espero que todo salga bien...

—Define, “bien”, Subaru.

—Que sea negativo, Shu  —El rubio fruncio el entrecejo, ¿cómo podía pedir que ella no estuviera embarazada? Claro, él no se daba cuenta todavía—. No va a ser capaz de soportarlo, no con lo que está pasando con ella... Con ustedes ahora.

El mayor iba a reclamar, Subaru alzó una mano para que pudiera hablar.

—No va a ser sano para nadie, y si la obligas a tener a ese bebé... Shu, ella no lo va a soportar y el único complacido por ese niño vas a ser tu. Te lo digo, porque estás actuando como el viejo.

Oh, vaya, golpe bajo.

Demasiado bajo...

—Y no quiero ver a Sophie mal, no de nuevo.

...


Esperó de manera impaciente una maldita hora fuera del baño, no podía con la desesperación. No, simplemente, no.

Ella salió con los ojos hinchados y rojos, sus ojeras estaban peor, ¿su cara? Era mala... Pero era la única que tenía.

—¿... Y?

—¿... Y qué?

—¿Estás... Embarazada?

—Ve y fíjate tu mismo —Habló saliendl de esa habitación, tenía que ir al jardín a robarse todo el oxígeno del planeta.

Shu corrió al baño, buscó las pruebas.

En el lavabo habían nueve pruebas de embarazo... Subaru había sido acompañado seguramente por Yui, tenían que estar seguros.

Nueve de nueve tenían dos rayas.

Buscó como desesperado lo que significaban esas dos putas rayas.

—Mierda.



HYDRA   ─   Shu Sakamaki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora