Blackland: De La Oscuridad A La Luz.

Capítulo 16 : Primero Y Último.

—CRISTOPHER—

—Y ésta es su nueva casa— Abrió la puerta del edificio que se encontraba delante de mí, las casas aquí eran demasiado grandes.

—Gracias— Le dije a la persona, ni siquiera conocía su nombre.

El hombre entró en el coche en el que habíamos llegado y se alejó de ahí rápidamente, yo entré en la casa y cerré la puerta, después prendí las luces de la primera habitación, ésta era la sala de estar, los sofás negros hacían contraste con las grandes paredes blancas de los lados.

—Todo esto sólo para mí— Pensé en voz alta, con una sonrisa en el rostro, realmente era muy avaricioso.

Saqué de la alacena una copa y una botella de vino tinto, que extrañamente sabía que estaban ahí, serví un poco de este y regresé a la sala para tomarlo. Alguien llamó a la puerta mientras trataba de hacerlo.

—Pasa— Le indique a la chica que se encontraba afuera.

—Gracias— Entró y cerré la puerta—. Ví que acabas de llegar al igual que yo y quería darte la bienvenida, podemos entender esto juntos.

—Claro —Sonreí—, me encantaría.

Le invite una copa de vino, ella aceptó.

Hazlo.

Y ahí fue donde todo empezó.

—Entonces, ¿Cuál es tu nombre?

—Monica, bueno eso creo.

—Es raro ¿No?, No saber ni por qué estás aquí ni cómo te llamas.

—Es mucho realmente, pero probablemente sea parte de la experiencia, tal vez esto sea solo una pequeña parte de lo gigantesco que nos espera.

—De acuerdo, lo veré como lo haces tú —Reímos juntos—. Me agradas.

—Gracias, tú también a mí.

—Entonces, ¿Vives al lado?

—Si, de hecho creo haber visto una cerca en el patio trasero que conecta nuestras casas.

—Bueno, eso significa que somos vecinos, espero que podes el césped de vez en cuando.

—Claro —Volvimos a reír—. Te aseguro que lo haré —Comentó en forma de burla.

Reímos, ahora de una forma más intensa sin explicación alguna, creo que la el vino estaba haciendo efecto, aunque nuestras carcajadas no eran tan ruidosas tapamos la boca del otro con nuestra mano para que todo siguiera en silencio, pero algo sucedió cuando coloqué mi mano para reducir el ruido.

Era una sensación de que todo se conectaba, de que ahora era el momento...

Entonces fue cuando me lo dijo.

—Hazlo, para eso vine aquí —Soltó aquellas palabras después de quitar mi mano de su boca. Todo el ambiente había cambiado, podía notar la seriedad en su rostro.

—¿Estás segura?

—Sí, no te preocupes, todo estará bien —Sonrió de una forma tan inocente, que hacía que mi corazón se removiera.

Subimos a mi habitación, sacamos aquella maleta negra y bajamos, para después salir por la parte de atrás de mi casa y dirigirnos al patio trasero de la suya.

Ahí bajo la luz de la luna y cerca del gran árbol de durazno que era más alto que nosotros fue donde lo hice.
Tomé su mano y la apreté fuerte, ella tomo la pastilla que se encontraba en el maletín, cuando ya no sentía su pulso en mi palma empecé con mi trabajo.