〘 𝗘𝗦𝗣𝗘𝗖𝗜𝗔𝗟 〙

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‹      👿  ꒱          ❛ 𝗭𝗘𝗟𝗗𝗥𝗜𝗦 ❜
  ↳  𝖼𝗈𝗇𝗍𝖾𝗇𝗂𝖽𝗈 𝖺𝖽𝗎𝗅𝗍𝗈 𝗒 𝖾𝗑𝗉𝗅𝗂̄𝖼𝗂𝗍𝗈 ;
𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘢𝘯𝘪𝘮𝘦 ... parte única  ❜

 parte única  ❜

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Haber tomado el castillo de Camelot no había resultado tan entretenido como Lilith había esperado, de hecho, lo único que pudo considerar divertido fue comer el alma de toda la servidumbre restante en el palacio. Eran almas humanas con unos pocos gramos de magia, pero a la demonio le gustaba de cualquier manera.

Lo positivo de la situación era que tenía a Zeldris cerca de ella, le adoraba y eso él lo sabía a la perfección; Lilith se lo había dicho en reiteradas ocasiones.

Le resultaba hermoso, especialmente sentado en el trono del rey Arthur, con su mirada amargada y los orbes más oscurecidos que de costumbre. Lilith esbozó una coqueta sonrisa, acercándose a él después de haber cerrado las puertas dobles del salón.

── Creí haberte dicho que me dejaras a solas, Lilith.──dijo él, sin siquiera observar a la presencia femenina. No era buena idea, esa demonio sabía como hacer que su cabeza diera vueltas.

── Vamos, Zel. No seas tan frío conmigo.──la chica se detuvo frente a él, todavía sonriendo de esa manera coqueta──, podemos hacer algo divertido.──añadió mientras apoyaba las manos en los costados de la silla del trono, quedando a sólo centímetros del rostro de Zeldris.

── No estoy de humor para tus juegos.──replicó el mandamiento, serio. Sin embargo, dentro de sí hacía grandes esfuerzos para mantener su mirada en el bellísimo rostro de Lilith; ella estaba tan cerca, exhibiendo su esbelto cuerpo contra él, dejándolo a su merced.

Lilith era una demonio hermosa, de eso no cabían dudas para Zeldris; poseía un esbelto cuerpo muy curvilíneo, unas apetecibles caderas y unos rellenos y rojos labios de cereza, una ardiente mirada juguetona de color grisáceo que podría enloquecer a cualquier hombre y, lo que más llamaba la atención de Zeldris, un ondulado cabello rubio que caía hasta su estrecha cintura.

── Juega sólo un rato.──la voz coqueta de Lilith le causó un escalofrío. Acto seguido, la demonio se acercó todavía más y tomó asiento sobre el regazo del pelinegro, con sus piernas a cada lado──. Yo sé perfectamente que lo quieres.──ronroneó en su oído, pasando sus femeninas manos por el torso del mandamiento.

Zeldris apretó la mandíbula cuando su fuerza de voluntad se arrojó al vacío. Sintió de lleno el caliente cuerpo de Lilith, la manera en que los pechos de la chica se presionaban contra su torso y, bruscamente, sus manos ardieron por no estar tocándola como tanto deseaba.

Deseaba a Lilith más que a nada.

── Mierda.──gruñó el mandamiento, justo antes de tomar la nuca de la fémina y unir sus labios con los de ella, completamente vencido.

Lilith contuvo una sonrisa de triunfo para no romper el delicioso beso. Podía sentir la desesperación del chico, la desesperación que sentía por ella, nada más por ella.

Mientras él la besaba, la demonio abrió el traje rojo del mandamiento y tocó su marcado y suave torso todo lo que quiso, muriendo internamente por lo exquisito que se sentía. Gimió cuando la lengua de Zeldris se hundió en su boca, bastante complacida por haber logrado lo que tanto quería.

Al moverse contra sus caderas, Lilith sintió el duro miembro del demonio presionando de una manera deliciosa su intimidad, arrancando un gemido ahogado de su boca. Continuó con sus plancenteros movimientos, sabiendo lo mucho que le gustaba a Zeldris por la manera en que hundía sus dedos en su cintura.

Desesperado, el mandamiento de la piedad rompió la falda de la chica, echó los trozos de tela al suelo y acarició su trasero prácticamente desnudo; tenía unas bragas muy pequeñas, y Lilith no podía decir que las había comprado para ella, porque lo único que había querido era que Zeldris las viera y se las quitara.

── Siempre consigues enloquecerme.──jadeó el demonio, embobado con el aroma a vainilla de ella y su caliente cuerpo sobre el suyo.

── Te quiero, Zel.──susurró Lilith, acariciando los labios del chico con los de ella, inmersa en él, sólo en él.

Zeldris formó una sonrisa, en seguida besó la dulce boca de la fémina y sus manos apartaron las pequeñas bragas para poder sumergir sus dedos en la húmeda feminidad. Ella gimió con fuerza al sentir los dedos ajenos, estremeciéndose por el placer.

Con un par de segundos acariciando su intimidad, Lilith apoyó la frente en el hombro del demonio al sufrir un orgasmo leve. Jadeó varias veces, con la excitación y el deseo a flor de piel.

Rápidamente, Zeldris consiguió liberar su miembro de la ropa y empujar las caderas de Lilith más cerca, para así rozar la punta del mismo contra la entrada de la fémina. Ella mordió su labio, soltando un gemido por la desesperación de ser invadida por él.

── Lilith.──gruñó cuando ella se dejó caer sobre su miembro, el cual se deslizó de manera perfecta dentro de ella a causa de su lubricación natural── A-Ah, joder.──gimió mientras apretaba los ojos, con las manos presionando el trasero de la chica.

El ritmo no fue lento, Lilith inició el vaivén de sus caderas que subía y bajaba, gimiendo por la poderosa sensación del miembro de Zeldris dentro de ella; podía sentir cada centímetro de él y el placer aumentaba con cada estocada.

El mandamiento, ahogado en placer, tomó la mandíbula de Lilith e hizo que sus bocas se unieran, creando un profundo beso que no quisieron acabar. Mientras seguía moviendo sus caderas sobre él, separaron sus bocas ante la falta de oxígeno y a su vez, Zeldris tiró de la camisa de la fémina para romperla y liberar sus redondos senos.

Sus femeninos gemidos retumbaban en la sala del trono, y a los oídos del mandamiento eran lo más placentero que había escuchado en su vida.

── No te detengas, por favor.──rogó Zeldris, entre roncos jadeos.

Ella sonrió malévola, moviéndose con una lentitud matadora y en círculos, haciendo que al mandamiento se le nublara la mirada a causa del placer. Lilith sabía a la perfección como complacerlo, como hacer que terminara de lanzarse al abismo, junto a ella.

La sincronía de sus jadeos hacían un muy leve eco en aquel extenso y cerrado espacio, el sudor y el placer podía aspirarse como el oxígeno y Lilith no amó nada más que eso; el aroma a sexo y pasión que creaba con Zeldris.

Aferró los dedos a los hombros del mandamiento cuando sintió la cercanía de su climax y aumentó el ritmo, con ayuda de las manos de Zeldris, que sabía muy bien que dejaría marcas en la caderas de la demonio. Pero no le importaba, pues de hecho, le causaba fascinación verlas después, le recordaba que ella había sido suya.

Dando un último salto Lilith se corrió, mirando hacia arriba con la boca profiriendo altos gemidos y las uñas clavadas en la piel de su amante. Zeldris la abrazó contra su cuerpo con anhelo, sin permitir que ella dejase de moverse sobre su viril miembro.

── También te quiero, Lilith.──gruñó él, a un segundo de sufrir su orgasmo.

Ella gimió en respuesta, ahogada con la cantidad de placer que recibía y, que no le daba descanso alguno.

Y, cuando el mandamiento de la piedad tuvo su orgasmo estando dentro, ella supo que sus palabras eran verdad.

Después de todo, Zeldris jamás la hubiera embarazado de no quererla.



















  ❪ .. 🌬️ ⟺ sins and commandments, 𝗻𝗻𝘁 ¡! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora