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KATHERIN.

Llevaba toda una semana escapando de Matthew, tratando de evitarlo lo máximo posible, aún me sentía muy confundida, sin embargo, algo dentro de mí me pedía a gritos aceptarlo y darnos una oportunidad, pero el miedo no me dejaba.

Suspire pesadamente, hacía poco habíamos vuelto de nuestro almuerzo, aún no me acostumbraba a ver a Jonathan con Jen, aunque no me molestaba para nada, Jonathan tenía razón, era más un capricho mío que un gusto real.

Unos toques en la puerta me hicieron salir de mi ensoñación, al dar el pase entró Jen con otro hermoso ramo de flores, esta vez traía un osito con una toga y un birrete y una tarjeta. Sonreí al recibirlo.

— ¿Matthew de nuevo? — mi amiga sólo asintió sonriente.

— Ya dale una oportunidad, es un completo idiota, pero se ve que es sincero lo que te dice — Lo sabía, veía la sinceridad en sus ojos, aun así, tenía miedo.

— Ya sé que pasa por tu cabeza Kathe, este hombre no es Joseph, no creo que te haga lo mismo, aun así, no lo sabrás si no lo intentas —

— No puedo Jen, además, debo cuidar a mi madre — No pude decir nada más.

— Deja de meter excusas ridículas, amiga, tu madre va muy bien en su tratamiento, prácticamente vas a diario, puedes tener una relación y cuidar a tu madre sin ningún problema —

— Bien, lo haré, voy a darme una oportunidad con él — ella aplaudió emocionada.

— Ve a buscarlo —

—¿Qué? ¿Ahora? —

— Claro que ahora, vamos chica corre, antes que él decida rendirse contigo — Me empujó un poco hacia la puerta — Vamos, corre —

Salí de la oficina a pasos rápidos y me dirigí al área de los camerinos, lo busqué en todos y no lo encontré. Seguí caminando en el lugar y decidí ir al área de fotografía, esta semana hacían la sesión de fotos de una de las revistas de la empresa, tal vez estaba allá, en el camino encontré una rubia que empujaba un carrito de maquillaje.

— Disculpa, ¿Podrías decirme donde está Matt? — la chica me reparó con la mirada de forma despectiva.

— Señor Collins para usted, más respeto con nuestros superiores, si vienes buscando a Matt para un revolcón lamento informarte que ya no está disponible — dijo moviendo sus caderas y su cabello de forma exagerada.

— Oh, eso lo sé muy bien, después de todo es mi esposo — Me fulmino con la mirada — ¿Ahora si podrías decirme donde está mi esposo? —

— En el estudio de fotografía tres — le hice una mueca en agradecimiento — No te acostumbres mucho, no durarán —

— Bueno, durará lo que tenga que durar — dije encogiéndome de hombros, había mujeres que no respetaban nada.

Seguí mi camino hacia el estudio que me dijo, al llegar lo encontré en el centro de una tarima posando un conjunto de oficina muy sexy, mordí mi labio al verlo.

Nuestros ojos se encontraron un momento, vi la expresión de sorpresa en su mirada, al mismo tiempo varias personas se giraron a mirar que le había distraído. Suspiré fuerte y empecé a caminar decidida hacia él, nuestras miradas siempre conectadas.

Subí al escenario y tomándolo de la corbata que traía lo jalé hasta que nuestros labios hicieron contacto en un beso dulce y apasionado, aunque al principio no lo correspondió por la sorpresa, no tardó mucho en seguirme el paso y luego tomar el mando de la situación.

— Eso es chicos, sigan así, un poco más de sensualidad — escuche el grito del fotógrafo junto con algunos flashes de su cámara, ¡Dios que vergüenza!

Forzando el Amor [Ya en Fisico en Librerias y Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora