KATHERIN
Desperté completamente desubicada, me encontraba en una habitación completamente blanca, una brisa fuerte entraba por un balcón, no reconocía este lugar, ¿Dónde estaba?
Recordé los ojos azules de aquel asqueroso tipo y el miedo se instauró en mi pecho, rápidamente levanté las sábanas comprobando que aún llevaba mis ropas, la única excepción era que no traía el buzo de Matthew.
Busque mis pertenencias, algo que me pudiera ayudar a salir de donde fuera que estaba, pero no tenía nada.
— Buenos días mi Ángel encantador — la voz de aquel hombre me hizo respingar en mi lugar.
— ¿Dónde mierda estoy? ¿Porque me trajiste aquí? ¿Qué quieres conmigo? —
— Contigo quiero muchas cosas, desde que te vi anoche te imaginé usándote en todas las posiciones que te puedas imaginar y hasta más, vamos a divertirnos mucho — un escalofrío recorrió mi espina dorsal.
— Pero no será hoy, tengo algunas reuniones y cosas que hacer — se acercó a la cama y yo retrocedí instintivamente.
— No tienes que preocuparte, con el tiempo lo disfrutaras, puedes moverte por la casa como quieres, ahora será tu casa —tomo mi rostro con brusquedad y beso mis labios.
— Te veo pronto mi hermoso ángel encantador — en el momento que la puerta se cerró deje salir mis lágrimas.
¿Cómo había sido tan estúpida? Por intentar hacer las cosas yo sola había terminado en esto, maldito Joseph que fue el que me llevo sabiendo que pasaría.
Levanté mi cabeza cuando escuché la puerta por segunda vez, está vez no era ese degenerado quien estaba en el lugar, está vez era una chica hermosa, de cabellos azabaches y unos ojos tan negros como la noche, la reconocería en cualquier lugar, pues era casi una fotocopia de Alice, además de la gran cantidad de fotos que había visto de ella.
— Hola — me saludo un poco tímida
— ¿Maggie? — La chica me miró sorprendida.
— ¿Cómo...? ¿Quién eres? ¿Cómo sabes quién soy yo? — se acercó rápidamente a la cama sentándose frente a mí.
— Soy la esposa de tu hermano —
— ¿Ethan? — negué con la cabeza.
— No puede ser, Matthew se casó, que bueno que no fue con Sarah — suspiró aliviada y yo sonreí por ello.
— ¿Cómo llegaste aquí? — le pregunté, quería saber que había pasado.
— Es una larga historia — tome su mano apretándola un poco.
— Tenemos mucho tiempo, digo, no es como si pudiéramos salir de aquí ¿No? — intente sonar positiva, aunque esas mismas palabras me destrozan por dentro. ella negó con la cabeza.
— Bueno, que te puedo decir, pues todo se resume a qué mi hermano es un idiota consiguiendo novias —
— ¡Oye! — ella se encogió de hombros.
— Aún no te conozco, pero si estás aquí es por culpa de una mujer en específico —
— Sarah — dijimos ambas al unísono.
— ¿Qué fue lo que pasó? — le pregunté está vez, — Encontré tu USB, bueno, ella la encontró, la golpee y rodamos por la escalera por ese pequeño aparatito, pero yo gané — me sonrió y antes que pudiera hablar escuchamos unos gritos.
— ¡Mami! ¿Dónde estás? Mamiiii —
— Estoy aquí bebé — unos pequeños pasitos se escucharon hasta que en el marco de la puerta apareció un pequeño de unos tres años, era la viva imagen de Matthew.
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Forzando el Amor [Ya en Fisico en Librerias y Amazon]
RomanceMatthew Collins un millonario excéntrico que aún vive del dinero de sus padres, vive de fiesta en fiesta y ve a las mujeres como un objeto para satisfacer sus deseos. Hartos de su comportamiento, sus padres deciden ponerle fin a su actitud uniéndolo...