21.

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MATTHEW.

— ¿Por qué un hotel? Pudimos ir al apartamento y ya — rodé los ojos.

— Por quinta vez, no se Katherin, no me interesa saber, lo único que sé es que aprovecharemos el hotel y consumaremos nuestro matrimonio — necesitaba con urgencia algo de acción, ya llevaba tres semanas sin nada, y ahora que ella era mi esposa tenía que responder como tal.

— Estas loco si crees que voy a hacer algo contigo —

— Me dijeron que me dejaron un regalo en tu cuerpo, y hoy lo voy a tomar, eso no está a discusión —

— ¡No! —

— ¿No? ¿Quieres que te recuerde quien nos metió en esto? —

— Obviamente tú, con tu maldita actitud de niño mimado y tu estupidez — Estúpida mujer.

— Ahora eres mi esposa y debes responder ante mi como tal, por cierto, tienes dos semanas para pedir el divorcio — sentencie con firmeza.

— Quédate sentado esperando que eso pase, de pie te cansaras más — genial, sumamente genial, a esta mujer le encantaba llevarme la contraria. El resto del camino se convirtió en un silencio incómodo.

Al llegar al hotel estaba sumamente cabreado. Miraba a Katherin con aquel vestido corto que había usado durante la fiesta, sus piernas se veían más largas de lo normal y su cintura más definida, sentía la necesidad de hacerle mil cosas.

Me gire a hacer nuestro registro en la recepción, necesitaba mostrar la reservación para poder subir al cuarto.

— Hola hermosa, ¿Estás pérdida? Tengo una habitación aquí, si quieres puedo mostrártela — Lo que me faltaba, me descuido un momento y ya se le tiran encima como buitres.

— No gracias —

— Ven linda, no seas tímida, podemos pasarla muy bien — el único que la iba a pasar bien con mi mujer era yo, me acerqué rápidamente hasta donde estaban, el tipo ya estaba por tocar su brazo mientras Katherin hacia una mueca de evidente incomodidad.

— ¿Se te perdió algo? — el tipo me miro con burla.

— Vete amigo, estoy hablando con esta preciosura, yo la vi primero — tome la mano de Katherin y la ubique tras de mi espalda.

— Primero, no soy tu amigo, y segundo, esta preciosura como la llamas es mi esposa y si la vuelves a mirar como lo estabas haciendo te sacare los ojos — el tipo sólo sonreía, estaba a punto de largarme y romperle el rostro

— Linda, si este hombre no te complace ven a buscarme, estoy en la habitación 304 — le dijo a Katherin mientras le guiñaba un ojo.

— Gracias, pero no Gracias, con mi esposo tengo todo lo que necesito y más — Lo mire con superioridad, mientras él enojado se retiraba a los ascensores.

— Quieres dejar de seducir hombres, ahora eres mi esposa, y no voy a permitir que me dejes cómo un estúpido cornudo —

— No estaba seduciendo a nadie, además, más estúpido de lo que ya eres no creo que se pueda — maldita mujer y su lengua afilada.

— Su maleta señor — el botones me entregó una maleta pequeña ¿Quién había traído una maleta? — La dejaron esta mañana junto a la reservación de la habitación — Lo agradecí y fuimos rumbo al ascensor con el siguiendo nuestros pasos.

Antes de entrar a la habitación tome a Katherin en mis brazos.

— ¿Qué haces? —

— Entrando a la habitación como una pareja de recién casados —

Forzando el Amor [Ya en Fisico en Librerias y Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora