Capítulo 3

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Retrocedo hasta sentir algo frío, muy frío. Tanteo un poco y logró saber que es la banca en el estaba sentada antes.

Me siento e intento controlar mi respiración.

Hago el mismo método que hice cuando llegue aquí. Siento como me voy calmando poco a poco. No espero más me paro y me dirijo a mi casa.

Camino rápido sin importarme nada.

Abro la puerta de mi casa. El auto de papá ya no está. Suspiro aliviada y me dirijo a mi habitación y cierro la puerta con llave.

Voy hacia el baño abro el grifo y meto la mano. Siento el agua fría aliviandome. Me lavo la cara.

—No pasó nada— digo en un susurro.

Papá, ¿Por qué no puedes enterder lo que me sucede? Ni siquiera me escuchas.

Mis ojos se humedecen.

—¿Por qué papá?— sigo susurrando. —Solo...solo te tengo a ti, pero a la vez me siento tan sola, siento que no tengo a nadie— sale una lagrima de mi ojo, me la seco rápidamente.

—No voy a llorar— me digo con dureza.

Cierro el grifo y me dirijo a mi habitación. Me meto en la cama sin ponenerme la pijama, no tengo ánimos. No me tapo, ni con edredones, ni con mantas, ni nada abrigador.

—Necesito sentir frío, mucho frío.

Quiero morir, Mamá ¿Por qué te fuiste?, dime ¿Por qué papá no entiende?, ¿Por qué los tíos y los primos no entienden?, ¿Por qué el mundo no entiende?, ¿Por qué no entienden que tengo depresión?.

Solo quiero irme contigo. Ya no quiero ver miradas de desprecio, miradas despectivas, como si yo no me diera cuenta de su lástima cuando me miran.

¿Cómo seguiré adelante? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora