Capítulo 2

5 2 0
                                    

Abro los ojos lentamente, dirijo mi mirada a la fachada de mi casa. El auto de papá aún está estacionado frente a este.

No se cuanto tiempo habrá pasado. Saco mi celular y veo la hora. Solo ha pasado quince minutos. Y ya no puedo, necesito entrar.

Mi respiración comienza a acelerarse y trato de controlarla.

Inhalo todo lo que pueda, retengo la respiración tres segundos y exhalo durante cinco segundo. Y así repito tres veces más el método de respiración que leí en una página web.

Vuelvo a mirar el celular. Mi mano está temblando levemente. Han pasado cuarenta minutos y aún sigue hay el auto. Significa que papá sigue en casa.

Veo que una familia está paseando con un perro. Al otro lado está un chico con audífonos tan despreocupado.

Quisiera ir despreocupada caminando por ahí como aquel chico. Sin pensar demasiado en las cosas.

No puedo, ya no puedo seguir aquí.

Intento pararme. Lentamente. Se que nada mala va a pasar, yo lo sé, solo tengo que creermelo. Tengo que ir a casa, a mi habitación. Mi lugar seguro.

Camino despacio. Siento que si camino rápidamente se me acelera más los latidos del corazón, asi que no puedo permitirmelo.

La familia con el perro pasa por mi lado, siento algo húmedo en mi tobillo. Bajo la vista, el perro me está olfateando y me gruñe. ¿Acaso estará oliendo mi miedo?.

Comienza a ladrar. ¿Qué, por qué me está ladrando?. Mi respiración se descontrola. Oh no. El perro sigue ladrando. Va a morderme. Me llevo una mano al pecho.

La familia tira de la correa del perro, pero el perro se resiste. Y me asusta más. Un señor, supongo que el dueño, lo carga en brazos y se va sin antes ofrecer una dispulpa. Pero no logro pronunciar palabra.

¿Cómo seguiré adelante? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora