Capítulo 3

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°T/N°

Después de que Mirabel se fuera no tardé en irme ya que no quería estar sola por la noche y caminé a casa,  veía las farolas que iluminaban las calles y la luz de la luna también brillaba con intensidad el pueblo le daba un toque muy agradable, me paré un momento a ver el mural donde estaba la familia Madrigal, especialmente a la nueva Madrigal que conocí, me gustaría que fuéramos amigas en algún momento aunque me tenga que ir después... Espero pasarla bien aquí.






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Ya era el día siguiente y me levanté para luego bajar y desayunar con mi tía y mi primo Mariano, ambos estaban ya en el comedor esperándome.

—Buenos días T/N — saludó mi tía — ¿dormiste bien?

—Sip, dormí como un tronco — bromee causando algunas risas en ambos.

—¿Ya haz hecho algún amigo o amiga? — preguntó Mariano.

—Eh, supongo que si...

—¿Supones? — preguntó mi tía arqueando una ceja.

—Apenas nos conocimos ayer y no lo se, no mencioné si podríamos ser amigas y además es familiar de los Madrigal.

—¿Cuál de todos?

—Es Mirabel — sonreí mientras empezaba a desayunar.

—La chica sin dones — susurró aunque pude escucharla — supongo que es un paso para acercarte a ellos y pensándolo bien, también podrías casarte con algún integrante de los Madrigal pero el único mayor es Camilo, serían una buena pareja, le daré la idea a la abuela Alma.

—No hace falta mamá — intervino Mariano — no olvides que hay que preguntar, no siempre será obligatorio casarse.

—Ya se, aun es joven pero hay que aprovechar la juventud para enamorarse así me pasó a mi y ahora soy muy feliz — acarició el cabello de Mariano mientras decía esas palabras — ¿Qué piensas T/N?

—Pienso que tal vez soy ¿todavía joven? No creo saber la respuesta aún... — dije, aunque es verdad no estoy segura si realmente me casaré.

—Aun así le diré a la abuela Alma, así podrían haber más bendiciones mágicas — sonreí con incomodidad.

El desayuno estuvo silencioso aunque yo lo sentí incomodo por los anteriores comentarios de la tía, debería salir un rato tal vez encuentre a Mirabel de nuevo. Y ahí voy, caminando como boba intentando no tocar las rayitas de la banqueta y casi entierro la nariz en esa misma de no ser por algunas flores me hubiera estampado.

—Veo que sigues sin cuidado — rió levemente la chica morena de la otra vez — ¿no te lastimaste?

—Gracias de nuevo y estoy bien.

—¿Estabas jugando a no pisar las rayitas? — preguntó con un tono burlón.

—Ah pues... — me sonrojé de la vergüenza pero asentí ya que me había visto.

—Te pareces mucho a mi hermana — rodó los ojos — ¿Tienes algo que hacer ahora?

—Nop ¿por qué?

𝐌𝐢𝐫𝐚𝐛𝐞𝐥 𝐌𝐚𝐝𝐫𝐢𝐠𝐚𝐥 𝐱 𝐅!𝐑𝐞𝐚𝐝𝐞𝐫 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora