Capítulo 22.

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Capítulo 22: Cruzando la línea.

Lucas.

Solo basto ver que uno de los lame botas de Edward posará su mano en la cintura de Thea para colocarme alerta.

En cuento la vi querer alejarse y él no la dejo caminé hacia ella, aun así sentí un golpe en el estómago al ver que le besaba el cuello, mientras ella se esforzaba en alejarlo.

Lo he dicho varias veces, y es que un chico problemas pierde los estribos cuando le lastiman el ego o cuando tocan a uno de los suyos, y Thea no solo era una de mis personas, ella era la persona más importante en mi vida.

Sé que no tengo como defenderme, y tampoco me siento mal por lo que hice, de hecho me sentí realmente bien al dejar a ese repugnante lame botas en el suelo, no puedo fingir algo que no soy, y no sé qué sea esto. Solo sé que desde que me fui a ese internado descubrí que para mí golpear sin límites es libertad, y antes de irme solo tenía retenido lo que realmente soy.

Lo que me jode es ver cómo Thea parece decepcionada de mí, escuchar su voz rota para que me detuviera y que al ver sus ojos pude notar como no podía aceptar que este era yo, y que era mucho peor del chico problemas que había conocido.

Supongo que por más que intentes controlar quien eres frente a quienes amas para no lastimarlos, se te sale de las manos en algún momento.

Corro detrás de Thea sin pensar en detenerme, no puedo dejarla irse así, destrozada.

La alcanzó al final de la calle tomándola del brazo, se detiene mirándome con dolor, las lágrimas bajan de sus ojos causando que me odie por ser el causante de esto.

—Thea, yo...

—Sabía que no eras el mismo, y no puedo culparte de algo que a mí me cuesta aceptar— cierra sus ojos— no puedo fingir que está bien lo que hiciste, pero lo que más me duele es que incluso al verte actuar como un monstruo no puedo dejar de verte diferente. No puedo desear tenerte lejos.

Muerde su labio inferior soltando un sollozó.

—¿Por qué te quiero tanto? Somos tan diferentes Lucas, y aun así todo lo que hagas por mucho que me duela, no cambia que te quiero.

Me acerco a ella colocando mis manos en cada lado de su cara.

—No soportaría que estés lejos— uno mi frente a la suya— y me jode pensar que soy un mancha negra en tu vida, porque solo deberías estar rodeada de personas tan buenas como tú.

Sigue llorando y esta vez cierra sus ojos.

—Eres mucho más dañino que antes— susurra— ya no te detienes cuando estás lastimando, ¿Cómo puedes sentirte bien causando dolor?

—No lo sé— confieso— lo siento.

Niega con su cabeza.

—Yo lo siento— abre sus ojos posándolos en los míos— no debo juzgar quién eres, no soy nadie para hacerlo.

Lo que más me molestaba de Thea era la forma de justificar mis actos, de siempre creer que si me juzgaba sería la peor persona en el mundo, cuando no era así. Si existiera una persona con derecho hacerlo era ella.

—Si puedes, Thea— la miro— puedes decirme que soy un monstruo, que no estoy bien de la cabeza y que incluso debería alejarme de ti, puedes decirme lo que quieras, incluso gritarme la horrible persona que soy.

—No puedo...

—Perdóname— le susurro— perdóname por ser todo lo que no debería estar cerca de ti.

Experimentando el amor. (Libro 1 EEA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora