LIAM
Fue simplemente increíble. Indescriptible. Me había quedado sin palabras para describir semejante espectáculo el cual acabábamos de presenciar. De vivir. De sentir.
Sí, había sido el día perfecto. Sin fiestas de por medio, sin peleas ni discusiones, junto a mi pequeña familia. Junto a las únicas personas que formaban parte de mi vida. Al menos presencialmente sí.
Viendo lo felices que eran Connor y Emily. Alegrándome por ellos, porque al fin eran felices, quitando las conductas de lo más tóxicas por las que pasaron en sus comienzos. Aun así, finalmente habían aprendido de aquellas experiencias. Y soy testigo de que habían comprendido que aquello que hacían no estaba bien, nada bien. Ya que por un lado estaba Emily, a quien se le hacía imposible reprimir sus sentimientos hacia el pelinegro. Eso sin contar que esta tendía a priorizar el amor por él delante de todo, delante de ella, delante de su salud...
Pero ahora era consciente de que ella iba primero, y después su relación. Una sana y bonita relación, la cual fueron construyendo estos dos poco a poco, día a día, aprendiendo el uno del otro.
Y por otro lado teníamos a mi gran amigo Connor, a este le pasaba totalmente lo contrario —en cuanto a cómo se expresaba, no en cuanto a lo que sentía—. Él sentía y amaba con todo su gran corazón, algo desmesuradamente gigante hacia Emily, pero le daba miedo aceptarlo, le daba miedo no ser suficiente para ella, volver a dañarla, cagarla, fallar y perderla del todo... Para siempre. Pero después de haber pasado varias semanas conviviendo junto a ellos, tengo la certeza de que llegarán lejos, muy lejos, y tan solo con ver la sonrisa que aparece en el rostro de Connor al ver a la rubia sonreír... Aquel impasible, frío y gélido rostro, sin expresión alguna... Aquello había desaparecido por completo. Aquel Connor había muerto. Y todo se debía a Emily, a que ella había sido la principal causa de que el pelinegro fuese... no más feliz, sino feliz. Del todo. Por primera vez en mucho tiempo. Así que sí, pondría mi mano en el fuego sobre que a estos dos pervertidos les espera un bonito futuro juntos.
Resumiendo, este día quedaría marcado para mí como ardiente fuego bajo mi piel. Porque ya no solo era la actividad en sí, sino más bien la compañía. La gente por la que estaba rodeado, cobijado bajo ellos y sintiéndome querido y en "manada".
Y sobre todo, por ella. Porque en todo momento estuvo de mi lado, ni siquiera se enfadó porque le hubiese mentido —cosa que me extrañó, pero supuse que en el gran cúmulo de emociones que se concentraron en tan solo unos días no pudo sobrellevar tantas emociones y decidió evadir aquel tema—.
Lo cierto es que April seguía misteriosamente pletórica de alegría. Jubilosa. Eso sí, sin apartarse de mí en ningún momento, con una de sus manos por mi espalda mientras que la otra estaba sobre mi ya desnudo abdomen, trazando líneas de arriba abajo, después círculos, hasta terminar en suaves caricias...
— ¿Todo bien? —solté después de un continuo silencio. Tan solo escuchando la suave brisa, las olas rebotando sobre las rocas mientras el agua se deslizaba sobre estas, el canto de las gaviotas...
— Sí, sí... Todo bien capullo.
— Diablilla sabes que a mí no tienes por qué mentirme, ¿verdad? S-si... si necesitas hablar puedes contar conmigo —le dije a ella mientras adelantábamos a Emily y a Connor, dejando que estos cogiesen la mochila en la cual habíamos arrojado todas nuestras pertenencias. Mientras que April y yo nos dispusimos a caminar descalzos sobre la arena con nuestras manos entrelazadas.
— Lo sé, y estoy bien, porque ahora estoy aquí. Contigo. Y no me iré Liam.
— Vale, bien...
— ¿Y tú..., tú cómo estás?
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Todo era demasiado bonito
Romance¿Será verdad que las personas siempre somos dependientes de alguien? Él que lo daba todo por la gente que amaba, se iba rompiendo poco a poco, pedazo tras pedazo. Pero ella, April Smith, aun llegando el peor momento de su vida le salvó. April odiab...