CAPÍTULO 16

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*Nota de autora: Este capítulo lo escribí mientras sonaba: Coraline de Maneskin.

LIAM

Tenía esperanzas de volver a ver a mi familia, a mi manada dirían ellos, pero no estaba del todo seguro de que iba a ser verdad. En mi familia las mentiras solían abundar, no supe que mi madre me había abandonado hasta los 10 años, durante mi infancia me mintieron con la excusa de que estaba en un viaje de negocios, ojalá hubiese sido verdad.

Nunca había tenido una figura maternal, pero haberme criado rodeado de hombres tampoco había sido tan malo. El único fallo que teníamos en nuestra familia eran las mentiras, pero no aquellas que hacían daño y se utilizaban únicamente con el propósito de perjudicar a la otra persona sino, esas que servían para no dañar a la gente que de verdad te importaba. Como ellos hicieron conmigo, fue un palo lo de mi madre, pero durante años me estuvieron protegiendo para que no supiera la realidad y tuviera una infancia feliz.

Me despedí de papá y de mi hermanito y agarré la mano de April, a ella le brillaban los ojos de una manera distinta, de una forma especial, de la manera en la que alguien mira algo que admira o algo que ha estado anhelando durante mucho tiempo. Las miradas expresan infinidad de cosas, y en estos momentos, las nuestras eran como esa luz al final del pasillo oscuro, como esa llama que surge de sus cenizas, como aquellos lobos que resultaron ser mi familia.

He de decir que me asombró, de buena manera, el hecho de que April no tenía miedo, sino al contrario, sentía que ella también se había quedado en paz después de conocer a mi padre y creer en esto.

Fuimos a la cabaña y nos pusimos a hablar de los planes de futuro. La casa ya la habíamos comprado, esta estaba ubicada en la playa y si necesitábamos ayuda Emily vivía cerca y eso en parte me tranquilizaba, tener a alguien de confianza cerca siempre era un punto positivo.

Ya llevaba 3 años y no sé cuántos meses (si April se enterase de que no sabía cuánto tiempo exacto llevábamos saliendo estoy seguro de que por la noche sería a capaz de raparme el pelo si hiciese falta) saliendo con mi diablilla y en varias ocasiones nos habíamos planteado tener una mini April o un mini yo.

Si salía una mini April no tenía dudas de que todos los tíos desearían estar con ella y yo la protegería como si me fuera la vida en ello. En cambio, si salía un mini yo, uf, tendríamos que contratar al menos dos guardaespaldas para acompañarle a todos lados, no tengo dudas en que todas las chicas se le tirarían encima, y claro está, ante todo la seguridad ¿no?

Sólo deseaba que no fuera tan gilipollas como yo y que tomara sus decisiones con cabeza. Pero ese niño, viniendo de April y de mí, lo de tomar las decisiones con cabeza, y sin ser tan sumamente impulsivo, no sé si sería lo suyo.

Ojalá eso no se heredase.

— Ey, ¿qué piensas? Te notó distraído —me dijo ella mientras me despeinaba el pelo.

— No, no es nada, solamente pensaba en lo guapo que saldría nuestro peque si saldría a mí. Como saliera con el mismo carácter que tú vamos...no sé qué haría si tendría que aguantar a una mini April —acto reflejo me tiró un almohadazo a la cara.

— Por cierto, diablilla, estás guapísima, y estoy seguro en que no soy la primera persona que te lo dice hoy —ella me sonrió mientras yo intentaba hacerle una trenza (que era más difícil de lo que parecía), pero esa sonrisa se fue apagando y dejó su mirada clavada en el suelo mientras se toqueteaba las manos nerviosamente.

Solo hacía eso cuando estaba realmente nerviosa o cuando algo le preocupaba.

— No es verdad, pero gracias
capullo —su mirada se fijó en mis ojos y forzó una pequeña sonrisa.

Todo era demasiado bonitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora