7. Un lobo pegajoso y un hombre desnudo.

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*Advertencia, este capítulo contiene partes bastante fuertes, aviso por si sois sensibles*

Un aliento cálido le llegaba directamente a la cara a Xu Bei... esto no era un maldito sueño, y volvió a abrir los ojos con horror.

La persona que estaba frente a él también abrió los ojos, que brillaban débilmente a la luz de la luna. Xu Bei se quedó helado durante unos segundos y saltó directamente de la cama al suelo en cuanto levantó las mantas. Nunca había sido tan rápido y tan sorprendentemente explosivo en toda su vida, y una vez que estuvo firmemente en el suelo sobre sus pies descalzos, se tomó un momento para alabarse a sí mismo.

Soy increíble.

"¿Qué cojones haces y q..." siguió Xu Bei con un bramido, girando la cabeza hacia la cama para mirar por encima, pero no pudo continuar con su oración.

Pensó que si ya él fue tan rápido como un rayo, para su sorpresa, justo cuando se dio la vuelta, sólo vio una figura parpadeando desde la cama hacia la puerta del patio trasero y desapareció, sin ver siquiera si la persona había pasado por encima o a través de la pared.

"... ¿Quién eres?" Xu Bei insistió y terminó las palabras que no habían logrado salir de su boca antes, luego se quedó congelado en la habitación.

Hasta que su cuerpo se sintió frío hasta los huesos, no se dio cuenta de lo que estaba pasando. Echando una mirada a la cama, los edredones estaban hechos un gurruño, seguido por su comprensión un tanto inquietante de que el lobo no estaba.

Recordó que el lobo había estado junto a su almohada cuando se durmió, y ahora no aparecía por ningún lado.

"¡Hijo!" El corazón de Xu Bei se apretó y se le puso en un puño. Esta cosita siempre estaba atenta, incluso podía detectar un ratón corriendo por la pared, pero esta vez entró una persona grande y viva y no reaccionó.

Xu Bei no se lo pensó mucho, cogió su ropa y se la echó por encima del cuerpo y se apresuró a ir al patio trasero: "¡Huhu!"

La guarida del lobezno estaba vacía.

"¡Joder!" A Xu Bei le tembló la voz, el pequeño lobo, que nunca se separaba de él ni medio paso, no estaba.

Ya no le importaba pensar en lo que había pasado con el hombre que se acostó en su cama, para posteriormente escapar y se paseó por toda la habitación.

En esta casa solo había dos cuartos y él se alojaba en la habitación exterior, que no tenía más que una cama y una mesa, ni siquiera tenía un armario. La habitación estaba llena de las pertenencias del dueño, y no le importaba si estaba sucia o no.
Xu Bei simplemente rebuscó entre el desorden de cajas y edredones andrajosos.

No estaba en el patio delantero, ni estaba en la casa, así que corrió hacia el bosque, gritando a todo pulmón, Lang, lang precioso y cosas por el estilo.
Pero no había ni un maldito sonido dentro del bosque.

Xu Bei se quedó un poco boquiabierto y se apoyó en el tronco del árbol que tenía detrás, sin saber qué hacer a continuación.

¿Se escapó sólo porque dijo lo iba a vender? Era sólo un lobo, aunque fuera blanco, seguía siendo un lobo, y un lobo no podía hacer una jugarreta como escaparse de casa por despecho...

Sopló una ráfaga de viento del norte, y Xu Bei, que sólo llevaba una chaqueta encima, tuvo tanto frío que estornudó, y tuvo que correr primero hasta la casa, preguntándose dónde no había mirado.

Acababa de entrar por la puerta y aún no se había quedado quieto cuando oyó un pequeño movimiento en el patio trasero, y cuando giró la cabeza, vio una sombra blanca que saltaba desde el muro del patio trasero hacia el mismo.

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