La mente de Xu Bei maquinaba una gran cantidad de posibilidades.
Una vez que esta persona escuchara sus palabras, podría estrangularle hasta casi matarle, darle una bofetada en la cara con un golpe de su mano, o simplemente darle un puñetazo en el estómago o en la cara. Por supuesto, lo mejor sería que no fuera a por su cara... Podría...
Para resumir la historia, si la persona que tuviese delante fuese Ban Datong, Xu Bei podría imaginar fácilmente una docena de escenarios de su miserable final.
Pero esta persona aflojó bruscamente su agarre y soltó a Xu Bei.
"Parece que sabes mucho". El hombre le miró y se bajó la bufanda, dejando al descubierto la mitad de su rostro.
Xu Bei se apoyó en la pared y giró el cuello, aprovechando esta oportunidad para observar cuidadosamente a esta persona.
No pudo distinguir su edad exacta con sólo mirar la mitad descubierta de su rostro. Sólo pudo estimar que rondaría los treinta años. Su complexión tenía una ligera palidez, pero no era enfermiza.
Lo que más atrajo la mirada de Xu Bei fue una cicatriz en el lado izquierdo de su cara, de unos cinco centímetros, que hacía que el rostro inexpresivo que tenía al principio fuera aún más frío y distante, incluso parecía filtrarse una pizca de intención asesina.
"¿Puedo irme ya?" Preguntó Xu Bei, inclinando la cabeza y arreglando su desaliñada ropa. Pudo deducir que aquel hombre no tenía intención de hacerle nada por el momento, pero nada podía ser seguro hasta que no entendiera bien su objetivo.
"Puedes" respondió sin rodeos para sorpresa de Xu Bei.
Xu Bei dudó un momento y sin decir mucho, se dio la vuelta y abrió la gran puerta de hierro y la atravesó. La voz del hombre resonó tras él: "Sólo me llevaré a ese Lobo de las nieves".
"¿Qué has dicho?" Xu Bei se detuvo a mitad de camino en la apertura de la puerta, giró la cabeza hacia atrás, "¿A quién te vas a llevar?"
"Tú me has entendido".
Una chispa de ira se encendió de repente en Xu Bei. ¿Qué leches era esto? Él tuvo que atravesar un infierno y volver con toda la intención de vender ese lobo por un buen precio. Antes de que pudiera venderlo, de repente se convirtió en una persona. Está bien, fue capaz de llegar a un acuerdo con él en medio de una gran dificultad. Pero todavía no habían pasado ni dos días tranquilos y, sin embargo, una persona desconcertante apareció en la víspera del Año Nuevo Chino y le dijo semejantes palabras.
No sólo eso, oyendo el tono de voz que adoptó hacia Xu Bei, era como si dijera que no valía ni un segundo de su tiempo. ¡Me llevo ese lobo de las nieves! ¡Sólo me lo llevo! ¡Ya lo has oído!
"Sólo y una mierda, imbécil". Xu Bei no pudo contenerse y dejó que la maldición se escapase de sus labios.
El hombre se quedó mudo por un momento. Evidentemente, no podía seguir el ritmo de los pensamientos desordenados de Xu Bei, pero no parecía muy dispuesto a esforzarse en tratar de seguir la línea de pensamiento de Xu Bei a pesar de todo y comenzó a enderezar su bufanda para cubrirse la cara otra vez.
Al ver que la maldición de Xu Bei no obtenía ninguna respuesta de la otra parte, se enfadó un poco, así que añadió: "Más quisieras".
"¿Cómo puedes decir eso?" El hombre preguntó insulsamente desde detrás del pañuelo que le cubría la cara.
"¿Qué más te voy a decir? ¿Crees que soy idiota? Has dicho que ibas a llevártelo, ¿Quién te crees que eres?". Xu Bei se apoyó en la verja y barrió con la mirada al hombre: "Ese chico es mío, ¿Crees que vas a poder llevártelo así como así?".