18. El tio Qiao vino a ver al hombre lobo.

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Xu Bei tenía que sacar al pequeño lobo del edificio por la noche. Lo peor era que a Chen Xiaoyu siempre le gustaba quedarse junto a la puerta leyendo libros, por lo que resultaría muy difícil esquivarla. Mientras ordenaba, lo pensó, el pequeño lobo lo miraba fijamente mientras se tumbaba frente al radiador.

Xu Bei contó. Hoy se había comido unos 17 roujiamo y había destrozado 11. También destruyó por completo la bonita impresión de los rouijamo que Xu Bei había conservado durante más de 20 años.

"No tenemos chocolate, hijo", le dijo Xu Bei al pequeño lobo mientras fregaba el suelo. El suelo estaba cubierto de aceite de roujiamo. Tuvo que prepararse para una buena sesión de limpieza con fregona y todo, "¿Cómo podré sacarte esta noche de aquí?, ¿y si te meto en la maleta? Sobre todo tengo miedo de que no seas capaz de soportar el convertirte en humano y que lo que pasó antes se repita y entonces asustes a tu tío Qiao... No solo lo digo yo, la cobardía de tu tío Qiao es realmente grande. Un día, un ciempiés subió arrastrándose por una mesa durante la clase, y corrió gritando hasta el patio sin parar..."

El pequeño lobo no estaba prestando atención a las palabras de Xu Bei. Sus ojos seguían mirando la fregona, su cabeza giraba en su dirección y sus patas traseras pasaron lentamente de estar tumbadas a estar en cuclillas.

"¿Y si salimos por la ventana trasera dentro de un rato?, aunque nunca lo he probado antes..." Xu Bei se dirigió a la cocina llevando la fregona y cuando pasó junto al lobo, este se escabulló de repente del suelo. No vio claramente lo que ocurría cuando pasó y para entonces, el lobo ya se había abalanzado sobre la fregona.

Xu Bei no se protegió de este movimiento, no tenía la fregona bien agarrada y fue arrastrada por el pequeño lobo. A continuación, escuchó cómo emitía un gruñido bajo desde su garganta, como si hubiera atrapado una presa. Mientras utilizaba sus patas para sujetar la fregona, la aferró con sus dientes y sacudió la cabeza de un lado a otro. No pasó mucho hasta que la cabeza de la fregona se separase del palo.

Al ver que el primer paso de su ataque fue una victoria, el pequeño lobo se sintió muy orgulloso de sí mismo, ignorando por completo a Xu Bei, que estaba rígido a un lado con una mirada un tanto incrédula. Bajó la cabeza y dio otro mordisco al palo de la fregona y con un solo mordisco, el palo de madera de la fregona se partió por la mitad.

El pequeño lobo echó la cabeza hacia atrás y una mitad del palo de madera aterrizó a los pies de Xu Bei. Inmediatamente el lobo saltó en su sitio antes de girar sobre su cuerpo, con el trasero en alto, la cabeza y las patas apoyadas en el suelo y mirando fijamente al palo partido por la mitad, como si se enfrentara a un gran adversario.

"Esto..." Xu Bei se movió en un intento de recoger el palo de madera.

Ni siquiera lo había tocado antes de que el pequeño lobo saltara y, rápido como una bala, se llevara el palo en la boca y se alejara corriendo mientras derribaba un taburete por el camino.

"Te diviertes, ¿no? Está bueno el palo, ¿eh?" Xu Bei lo miró. El aspecto de ese lobo, admitiendo su error, le había ablandado el corazón. Giró la cabeza como un loco: "¡Bien, está bueno, pues cómete esa fregona y cuando te la termines de comer, te llamaré papá!".

El pequeño lobo miró a Xu Bei con la mitad del palo en la boca, miraba fijamente a Xu Bei, no parecía entender sus palabras pero se quedó congelado un segundo antes de volver a partir el trozo del palo, en su boca, por la mitad.

"Ay" Xu Bei se abalanzó y agarró la oreja del pequeño lobo, tirando de ella, "¿De qué te sirve volverme loco?"

Xu Bei agitó al lobo de un lado a otro, pero no le importó. Incluso se tomó su tiempo para lamer la mano de Xu Bei.

El Lobo Ártico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora