—LAS SOMBRAS SON PELIGROSAS, LENA.
Aquello era susurrado por su madre todas las noches antes de dormir.
—Son peligrosas, mantente alejada de ellas.
Quizá por aquellas advertencias empezó a temerle a la oscuridad. Y recordaba como su madre era la luz que necesitaba para que no durmiera con miedo, la recordaba con un vestido elegante paseándose por un lujoso palacio y después todo oscurecía y, solo escuchaba aquellas advertencias de su madre.
No podía recordar otra cosa de su madre que no fuera aquello, no sabía descifrar si era una clase de pesadilla o recuerdos que su mente haya distorsionado. Cualquier de las dos cosas que sea sabía que era lo único que tenia de ella y no lo soltaría.
Su madre había muerto justo meses después de que llegaran a Ketterdam, se quedó huérfana y seguía temiéndole a la oscuridad.
Dejo de temerle a la oscuridad un mes después de que su madre muriera y todo gracias a los hermanos Rietveld. Ere una huérfana al igual que los hermanos y el recuerdo mas vivido que tenia de su infancia fue el día que los conoció, el mayor la había visto vagando por las calles todos los días por la mañana y al final cuando se conocieron se acercó a ella como su salvador. Recordaba como un hombre alto y algo esbelto la había agarrado robando algo de su local, solo era un pedazo de pan, pero pareciera como su hubiera cometido el delito más grave del mundo. Aquel hombre la tenía sujeta de su brazo, le hacía mucho daño y justo cuando estaba por darle un golpe como castigo el mayor de los Rietveld se acercó a ellos ofreciéndose para pagar lo que había robado, diciendo que era su hermana y ofreciéndole una disculpa al hombre por lo ocurrido, al final él tuvo que pagar más de lo debido, pero no le importo.
—¿Dónde están tus padres? — Esas fueron sus primeras palabras para ella.
—Muertos.
El joven Rietveld no sabía porque había ayudado a esa pequeña, tal vez era porque veía a su hermano menor en esa niña. Aquella mañana la llevo donde ambos hermanos se hospedaban y desde aquella vez permanecieron juntos. Todo pintaba que los Rietveld y Lena al fin iban a tener un futuro prometedor hasta que la desgracia y los hombres sedientos de poder tocaron su puerta, llevándose consigo la esperanza y la paz que alguna vez tuvieron.
El siguiente recuerdo que tenía tan presente de su infancia fue cuando quedaron en la calle y enfermaron de viruela de fuego, aquel recuerdo era demasiado borroso ya que la fiebre le impedía estar consiente. Pensó que estaba soñando cuando los hombres lo metieron en el barco de enfermos. Se notó caer, y entonces quedó enredada en una maraña de cuerpos. Trató de gritar, pero se encontraba demasiado débil. Estaban por todas partes, brazos y piernas y barrigas rígidas, miembros podridos y caras de labios azules cubiertas de las úlceras de la viruela de fuego. Perdió y recuperó la conciencia como si flotara, insegura de qué era real y qué un sueño de la fiebre mientras el barco avanzaba hacia el mar. Cuando lo tiraron a la Barcaza del Segador, de algún modo logro escuchar a alguien gritando.
—¡Estoy vivo!
Aquella voz la conocía, era el menor de los Rietveld y escucharlo le dio las fuerzas suficientes para hablar. dijo su nombre, lo estaba llamando y cuando sintió que la toco entre todo aquel mar de cuerpos se sintió en paz.
—Vamos a salir de aquí Lena. Te lo prometo.
Estaban juntos y entre todo aquello ella sintió esperanza creyendo en las pablaras del menor.
Fue la primer y ultimas vez que el cumplió lo que prometió.
ESTÁS LEYENDO
SHADOW | KAZ BREKKER
FanfictionNo había ninguna parte de ella que no estuviera rota, que no hubiera curado mal, y no había ninguna parte de ella que no fuera más fuerte por haber estado rota. Las sombras se convirtieron en parte del mito que construyó. Nadie sabía quién era. Nadi...