Prologo

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10 de abril, 10:46 am

              Campus Universitario de                               MattHausen

Milo Kuesel.

Los nervios me invadían. La cabeza estaba en total descontrol imposible de centrarse en un punto fijo. Mi ritmo cardiaco aumentaba con cada pisada en el suelo. Miré a mis alrededores: chicas nerd estampándose las libretas en la frente con la esperanza de que algo le entrase; el club de verracos jugando Zombie Warrior en su mundo virtual y chicos cool ligando con la típica estrategia de ‘‘mi mano en el casillero para aparentar ser más guay, sonreír de manera tímida sin parecer subnormal y mirarla fijamente poniéndola nerviosa’’ un cliché de toda la vida.

Todo parecía tal y como me lo encontré la primera vez que entré aquí. Seguí caminando, sin distracciones, sin preámbulos, sin percances hasta que choqué con ella: Nina Better.

-Mierda- maldije por lo bajo sin darme cuenta de quién era. Esperaba que no siguiera resentida conmigo- lo siento.

-¿El qué? ¿El choque o el bochorno?

Vale, sí, todavía estaba resentida y con razón pero eso me importaba muy poco.

-No estoy para tus dramas- resoplé sin importancia- ¿has visto a los chicos?

-¿Qué chicos?

-Los Shugar Man.

Pareció pensárselo. Sabía que estaba dudosa de contestarme con mentiras o con la verdad por lo que su tardanza me estaba empezando a tocar las narices.

-Los has visto ¿sí o no? tampoco es tan difícil- insistí.

Ella se rió antes de decirme ‘‘sí’’

-Acabo de verlos en tu habitación…

¿Habitación? ¿Ha dicho mi habitación? En tiempos normales me valdría verga que alguien se metiera en mi cuarto pero cuando el secreto que les ocultaba a mis amigos estaba allí, y ellos estaban allí, sin mi (énfasis en las palabras sin mi) era para preocuparme.

-Creía que…

Eché a correr, me importaba una mierda la regla de no correr por los pasillos o que todo el instituto me viera como una loca hormonada, mi mente solo tenía una cosa y era: intentar que los Shugar Man no me descubrieran.

Abrí la puerta del tirón y allí estaban: Brett, Isaac, Ian y Kyle mirándome con recelo. Supuse que había llegado demasiado tarde y no solo por sus ceños fruncidos, sino también por el basurero en el que habían convertido mi cuarto.

-¿Qué ha pasado?- pregunté como si nada.

-¿Qué ha pasado?- repitió Isaac meneando la cabeza.

Brett levantó la foto, una foto bastante comprometedora, una foto cuyo contenido se basaba en el secreto que tanto quise ocultarles, aquello que nos separaría.

-Esta chica- habló Brett sosteniendo el trozo de cartón- vino a nosotros con la intención de matarnos a todos y tú la conocías y no nos dijiste nada.

Comenzó a acercarse a mí y no con la cara de depredador de la pradera que lo caracterizaba, no, sino con los ojos consumidos en rabia, con esa profundidad que contienen las miradas intensamente peligrosas.

-Tú estabas allí el dia en que Alice murió- reiteró Ian acusándome indirectamente- tú lo viste, tú tienes que saber quién fue.

No me sentía con fuerzas para hablar. No podía contarles la verdad porque eso significaba traición hacia la chica de la foto pero también figuraba falta de lealtad hacia ellos. Estaba entre la espada y la pared y ambos caminos simbolizaban una decisión que daría un antes y un después en todo este asunto.

-¡Pero defiéndete, coño!- chilló Kyle.

Tragué saliva y levanté la mirada. Fuerte y dispuesta.

-Sí- pronuncié haciendo una pausa dramática.

-¿Si qué?- repitió Brett dando un paso adelante en señal de amenaza.

-Sí, conocía a la chica de la foto; sí, fui la última en ver con vida a tu hermana y…- tomé aire antes de hablar- sí, yo sé quién la mato pero eso no quiere decir que se los vaya a contar.

Shugar ManDonde viven las historias. Descúbrelo ahora