Capítulo 4

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Habían pasado días desde aquella vez en mi habitación y no había respuestas. La desaparición de Alice se estaba olvidando, y los carteles con su cara diciendo Se Busca, ya casi ni se veían. A los Shugar Man le incomodaba mucho que nadie se acordara de su hermana o que su búsqueda no fuera novedad y para ser sincera, a mí también me molestaba en cierto punto.

-Señorita Kuesel- levanté la mirada para ver a Soto, profesor de Historia Universal- ¿está prestando atención a mi clase?

La verdad era que no. Estaba demasiado abrumada con todo esto como para atenderlo.

-Sí- mentí.

-¿Ah sí?- encarnó una ceja- ¿Cuándo se inició la Segunda Guerra Mundial?

-1 de septiembre de 1939 hasta 1945- respondí sin flaquear dejando al profesor con el culo al aire (no literalmente)

-¿Y en que se basaba?- prosiguió en busca de un fallo por mi parte pero eso no sucedió.

-Pues se basaba en la supuesta superioridad de la raza germánica y la necesidad de exterminar a los pueblos racialmente diferentes.

¿Qué pasó, profesor? ¿Acaso ya no era el único ganador?

Puede que en realidad, cuando un profesor le preguntaba algo a su alumno, este quedaba ridiculizado ante todos por su falta de conocimiento pero la Segunda Guerra Mundial era un tema de bastante polémica e interés para mí, por lo que conocía la historia al dedillo.

Soto no tuvo más remedio que tragarse su orgullo y dejarme en paz. Después de todo habia respondido sus preguntas pero claro, él tenía que salirse con la suya así que me mandó una tarea extraclase sobre la importancia histórica de la propia guerra.

-Puto profesor- maldije mientras realizaba la tarea tranquila en mi habitación.

La puerta se abrió de par en par y enseguida se cerró. No volteé a mirar porque sabía que esas maneras tan educadas de entrar eran de los Shugar Man.

-Hemos descubierto algo- me comunicó Kyle, que al parecer era el único normal en el grupo.

-¿Qué?

Brett sacó la nota de despedida de su hermana, la colocó sobre la mesa y encima de ella, le puso un libro que cubría casi toda la hoja pero dejaba al descubierto las iniciales: AYÚDAME.

-Y no solo eso- esta vez fue Isaac quien tomó la palabra- Alice y yo íbamos juntos a clase de literatura y esto mismo fue una tarea que nos mandaron hace meses.

-¿Cómo así?

-La profesora de literatura nos ordenó como una tarea extraescolar escribir una nota de despedida al familiar más querido y cercano.

-Y Brett era ese familiar- murmuré.

-Exactamente- prosiguió- recuerdo perfectamente que Alice, por ser tan perfeccionista, estrujó la hoja y la desechó.

-Alguien la recogió y la guardó hasta el momento perfecto para sacarlo- afirmó Kyle seguro de sí.

Esto parecía de locos.

-Se os está yendo la pinza- dije casi colapsando- estáis diciendo que alguien equis cogió una tarea mandada por un profesor y la hizo pasar por una carta de despedida para matar a Alice.

Brett cerró los ojos; la idea de que su hermana estuviera muerta le destrozaba por dentro.

-No sería tan raro- habló Ian dejando el cabo de su cigarro sobre una hoja de papel- la profesora de literatura solo duró una semana. Puede que haya venido a por un objetivo y una vez cumplido, se marchó.

-¿Y entonces para que Alice pediría ayuda?

-Tal vez supuso que estaba en peligro- Kyle se sentó a mi lado y agarró la nota- a lo mejor se dio cuenta de que alguien la quería joder y se le prendió el bombillo. Buscó la manera más ingeniosa de hacernos llegar un S.O.S. sin levantar sospechas.

Todo lo que decía tenía lógica pero también creaba ciertas dudas como ¿Por qué Alice dedujo que corría peligro? ¿Qué era lo que escondía? Y sobre todo ¿Por qué se lo ocultó a su hermano?

-Bien- dije rompiendo el silencio- necesito terminar esta tarea así que por favor... si son tan amables- les enseñé la puerta.

-Que grosera- bromeó Isaac.

-Pues yo me he notado demasiado cortés.

Brett fue el primero en salir; aunque yo lo estaba ayudando con la búsqueda de su hermana él seguía viéndome como la chica pobre e insignificante.

Los Shugar Man no eran lo que realmente pintaban. Ian era un chico reservado y callado pero tenía sus propios motivos. Supuse que su estrés era causa del trauma infantil vivido en el orfanato y entendía su dolencia, yo también habia perdido a mi familia y era una experiencia bastante devastadora. Kyle era una persona muy agradable; él se esforzaba mucho en aparentar lo mismo que sus hermanos pero realmente no lo era. Su mundo giraba en torno a las risas y a hacer bobadas; era un hombre con la mentalidad de un niño. Brett, tipo duro y bastante gilipollas. Era la cabeza, el líder, el mayor y se creía que por ser eso debíamos obedecerle. Era bastante prepotente pero tenía un lado débil: su hermana. No saber de ella lo ponía de los nervios y era comprensible. Isaac era... bueno, él era el mismo: un narcisista cuya una preocupación eran los granos y las espinillas.

Una vez cerrada la puerta, quise asegurarme de que todos se habían ido pero no fue así. Kyle se habia quedado y estaba viniendo hacia mí.

-¿Puedo hacerte una pregunta?

La acabas de hacer’’ debí contestarle pero solo me limité a asentir.

-¿Por qué nos ayudas?

Su pregunta me tomó por sorpresa. Hace algunos días el mismo habia dicho por mí la razón de mi interés en contribuir: era descubrir la verdad así que no comprendía.

-Porque me interesa conocer que pasó- respondí sin más.

-Pero nos odias.

-Yo nos odio- aclaré- solo he dicho que representáis lo que aborrezco.

-Que es prácticamente lo mismo ¿Cuál es la diferencia?

-La misma que hay entre una persona y lo que creen que es. Decir gilipolleces no te convierte en un gilipollas.

-No entiendo.

-Se supone que el unineuronal es Isaac- bromeé y no pudo evitar reírse- quiero decir que... por ejemplo: si te compras un futbolín no quiere decir que seas jugador estrella.

-Venir de dónde vengo no me convierte en uno de ellos- balbuceó para sus adentros.

Bajó la mirada, juraría que vi a este chico reflexionar acerca de mis palabras y me asombré cuando se levantó con una sonrisa, me besó la frente y salió dando brincos

Shugar ManDonde viven las historias. Descúbrelo ahora