Ellos lo sabían, amarse estaba mal, no era correcto.
Estaban tan enfermos y lo peor es qué, no deseaban curarse.
Sabían que no estaban hechos el uno para el otro, pero también, que estarían desechos el uno sin el otro.
꒰ ♡ : minho top ¡! seungmin bo...
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Su corazón latía deprisa y sus manos estaban temblando del temor, mientras los suaves labios de Seungmin estaban acariciando los suyos de una manera tan delicada y no entendía porqué...
¿A caso era un sueño?
Seungmin enrolló los brazos alrededor de su cuello y lo besó con más intensidad, tenía los ojos cerrados con fuerza y las lágrimas caían por sus mejillas.
Lloraba porqué lo amaba tanto, por mucho tiempo había deseado besarlo, lloraba porqué le dolía quererlo tanto aún sabiendo que estaba mal, que era una locura. Lloraba porqué en cualquier momento, Minho lo apartaría y sabía que lo rechazaría, aquello era imposible.
Pero lo que no sabía era qué Minho, había deseado lo mismo que él, que también lo amaba y también le dolía el corazón al saber que aquel amor era prohibido.
Y entonces, reaccionó.
No podía permitir que eso pasara entre los dos, no era normal, no estaba bien.
—Seungmin, no—le empujó ligeramente.
—Lo siento, Hyung, ¡lo siento tanto!—se disculpó mientras miraba el suelo avergonzado.
Ninguno de los era capaz de decir algo y mucho menos verse a la cara, aquel beso había sido lo mejor de sus vidas y a la vez, lo peor.
—Hyung...
Minho no contestó.
—Hyung, te estoy hablando—insistió—Por favor, mírame.
Entonces lo hizo, sus miradas se conectaron, ambos tenían los ojos cristalizados, se veían tristes, cómo su hubiesen hecho lo peor del mundo.
—¿Por qué, Seungmin?
—Min, lo siento... yo, no se qué hice, lo lamento tanto.
Las ganas qué Minho tenía de volver a besarlo eran muchas, no, eran demasiadas, quería tenerlo entre sus brazos y besarlo hasta que los labios les dolieran, le deseaba tanto.
Seungmin era tan hermoso, era simplemente perfecto, no podía seguir negándolo y la maldita culpa lo estaba carcomiendo.
—Creo que es mejor que vaya a mi habitación—se levantó y Seungmin asintió con desánimo, se sentía muy mal.
—Espera, Min—le tomó de la mano—Puedo explicarlo.
—No tienes que explicar nada, Seungminnie—evitó su mirada—Estas borracho, es todo.
—Hyung, quédate conmigo—le suplicó—No me dejes solo.
—Tengo que irme—se zafó de su agarre y caminó hasta la puerta, pero antes de salir, se quedó ahí parado con la mano aferrada a la perilla, quería volver, quedarse a su lado, pero eso no era lo correcto. Así que con todo el dolor de su corazón, salió de la habitación para ir a la suya.
