Te Encontré

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Galaxia

- Yo no lo conozco. No sé su nombre. No tengo idea de quién es. - abro los ojos para enfocar mentalmente el problema -  La madrugada de mi cumpleaños me lo encontré en un semáforo en las afueras de la ciudad. - explico-  Nos retamos a una carrera y el muy desgraciado me ganó. Yo intenté huir, pero me encontró. Me acorraló y casi me folla en un baño. - justifico -  Yo no sabía qué mierdas hacer. Entones le dije que cumpliría el trato y le entregué las llaves de mi coche. - hago ademanes exagerados -  Pero al Negrito no le pareció y me dio dos opciones - coloco mis manos en la barra - o me acostaba con él o le daba el coche - tuerzo los dedos con nerviosismo - No tenía nada que pensar...claro. Es un coche. Nunca me acostaría con un desconocido. ¡¡¡Ah!!!... - exclamo - y es tan considerado, que me dio dos días para pensarlo - hago comillas en la última palabra - Entonces ayer... fui al hotel donde se hospeda... pues obviamente a darle mi auto. Pero  ¡tras! - pego en la barra - me sedujo y me folló toda la noche - omito la parte en la que yo se lo pedí -. 

- ¿Y por esa razón, estás a las diez de la mañana, en un bar, descalza y contándome tu maldita vida?  - me pregunta el señor de la taberna donde me encuentro. 

El lugar tiene un estilo muy...diferente. Bueno, siendo sinceros es muy corriente. La barra es de madera y no hay muchas bebidas. Las botellas de alcohol que logro ver son baratas y del montón. No soy exigente a la hora de emborracharme, pero tampoco tomo agua de cloaca. Es muy temprano todavía, así que ni se me pasa por la cabeza beber. Detallo la cara del señor que tengo en frente. Es un tipo robusto, no diría que hace ejercicio, pero si debe de cargar muchas cosas pesadas. Lo poco que puedo ver de su complexión, me muestra a alguien con brazos gruesos, espalda marcada, músculos definidos y rostro común. Ojos negros, cabello muy corto para determinar su color, aunque me arriesgaría a decir negro. Su cara se arruga ante la duda y yo realmente necesito consejo ancestral en estos momentos. 

- Oiga...no sea grosero. Pero si, es por eso. - me encojo de hombros sin saber que más decir. 

- Niña, no me importan tus líos de hombres perdidos. - reclama el señor. 

- No está perdido. Es solo que no sé su nombre. 

- ¿Y entonces quién es Negrito? - cuestiona y la puta respuesta es tan vergonzosa que se me pone la cara como un tomate. 

- Es él - digo con vergüenza. 

- Pero si no lo conoces, ¿cómo es que le pones apodo? 

- Pues...a ver...es que... Porque todo lo que usa es negro. Su ropa es negra, sus tatuajes son negros. Y también porque tiene un *sonidos confusos* - susurro la última parte con pena para que no pueda escucharla. Pero no se rinde. 

- ¿Un qué? 

- TIENE UN LUNAR NEGRO EN LA PUNTA DEL PITO - grito fuerte haciendo que sus ojos se abran en sorpresa y se echa a reír en mi cara. - Por eso le puse así - cada que lo pienso es más estúpido. El señor sigue burlándose de mí. ¡Ya fue suficiente!

- A ver ya. No es tan gracioso. 

- Niña... antes tenías mi atención...pero ahora...tienes todo mi interés. Cuéntame más del pito negro - apoya las manos en su cara sobre la barra. 

- Muy chistoso. - hago una mueca de risa con los labios - Pero dame un consejo. ¿Qué hago? 

- Exactamente ¿qué es lo que quieres que te diga? ¿Que lo busques o algo así? - hace una mueca de desprecio - Olvídalo, hay muchos hombres en el mundo para ti. Tampoco estás tan fea. 

Casualidad, Coincidencia y DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora