Narrador Omnisciente
Mientras las olas repicaban entre sí, acumulando electricidad en la superficie, los dioses del Olimpo maldecían su propia creación. Las sirenas no detendrían su canto y por algún motivo, las deidades se dieron cuenta que la furia no era la solución. Entre enojos y discusiones, el más joven de ellos, se ofrece a bajar a la Tierra, para ponerle fin al conflicto.
Mientras tanto, los marineros comenzaban a enloquecer con las melodías, algunos caían rendidos en un sueño profundo, mientras otros miraban a la nada embelesados en la belleza sobrenatural de los seres de cabello largo.
El joven, conociendo el alcance de su poder, ordenó a las sirenas que no intentaran engañarlo y como si supiera de la malicia que se trataba, tomó dos pedazos de nube y las colocó en sus oídos. Poco a poco se fue calmando el mar. La tranquilidad se empezó a tomar el espacio. Y la marea comenzaba a serenarse. Las oscilaciones del agua pararon, el joven posó sus pies sobre el agua, como si de magia se tratase, viéndose como lo que era, un dios con poder suficiente para invocar a las bestias del inframundo, pero con rostro tierno propio de los mismísimos ángeles.
El diálogo era el objetivo, el Olimpo estaba harto de ver morir inocentes en las manos de las ninfas, se debía llegar a un acuerdo, pero lejos de eso, las criaturas hicieron lo que estaba en su naturaleza, engañar y hechizar. Intentaron tomar al joven de los tobillos para arrastrarlo a las profundidades del océano, sin embargo notaron que este no respondía a sus encantos. Zeus desde su trono, se miraba orgulloso del joven, pues siendo precavido en el arte del engaño, supo prevenir su malicia y prepararse para su juego.
La realidad es que el canto de sirena es precioso, pero no dejan de ser unas criaturas extremadamente peligrosas. Y eso el joven estaba a punto de descubrirlo. Una de ellas se posa frente a él y retira su larga cabellera rubia de su pecho, dejando que estos quedaran completamente a la vista.
La naturaleza siempre nos arrastra a ser humanos y aunque de un Dios se trate, no dejan de ser carne y hueso. El joven asombrado con su tierna belleza alzó las manos en la intención de tocarla, ganándose una mirada fatal por su parte, unos ojos verdes como la esmeralda, cargados de hechizo y manipulación, pero también de vitalidad y esperanza. La sirena se aproximó al joven, rozó su rostro con delicadeza y mientras, las lágrimas rodaban por el rostro del emisario del Olimpo, consciente de su final, pero feliz entre sus encantos. El sonido melodioso comenzó a penetrar los oídos del hombre que ahora comprobaba su naturaleza, cediendo a la debilidad de la carne.
Zeus desde su lugar retumbaba en maldiciones, queriendo derribar todo a su paso. Preso de la ira y el enojo, negó haber estado de acuerdo con el joven que ahora era arrastrado a las profundidades del mar. Sus ojos comenzaban a destellar rayos, sus brazos se llenaban de electricidad. Las ninfas lo habían dejado en ridículo y ahora pagarían su osadía.
Dicen que el mar siempre es un reflejo del cielo ¿o será al revés?
Galaxia
Los Ángeles - 14 de febrero
- Señor y señora Dacott. Buenas noches. Discúlpennos por interrumpir su velada. Me presento, mi nombre es Maximiliano Ferrioni, soy el novio de su hija Galaxia.
- ¿QUÉ? - mi madre.
- ¿CÓMO? - mi padre.
- ¿QUÉ? - yo misma.
- Tomemos asiento, así podremos hablar con calma - no puedo creer lo que acaba de pasar. En que momento sucedió esto. Ni siquiera me ha preguntado. ¿Qué tal que yo no quiero?. Me acerco a susurrar a su oido mientras abre la silla para mi.
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Casualidad, Coincidencia y Destino
Ngẫu nhiênLo que cambió mi vida no fue conocerlo a él, sino conocerme a mí misma...esa reina capaz de doblarle las rodillas al diablo...sentarse en las piernas de Satanás y ser el Corán de Lucifer. Cuando ya has domado a tus propios demonios...no cualquier i...