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- i¿Qué?! – La pregunta vino de tres bocas
diferentes.

- ¿Tú... yo... que...? - Mikasa no encontró una
forma de expresar lo que se cruzaba por su
mente, sin tartamudear. No podía creer lo
que su amiga había gritado. Tenía que ser un
error. ¡Dios! su mejor amiga no podía estar
diciendo que la amaba.

- Yo siempre te he amado. Tú fuiste tan
dulce y amable, la primera vez que
hablamos. Y eras como una princesita.
Siempre sonriendo y feliz. Y me hacías
sentir especial, todo el tiempo. Contigo a
mi lado, yo era especial. - Mikasa la seguía
mirando como si hubiese perdido la razón.
Claro que era eso. Ella había perdido la
razón.

- Claro que fui amable, era la primera vez
que hablábamos y estaba nerviosa y quería
hacer amigos. Y te hacía sentir especial,
porque eras mi amiga. Y eso es lo que hacen
los amigos. Siempre sonreía y me veía feliz
porque mi madre me decía que la gente feliz
tenía amigos no los tristes. Siempre tenía
una sonrisa plasmada porque era lo que mi
madre me había enseñado, a sonreír a todo aun cuando estuviera triste. Eren fue
quien me hizo entender que no tenía que
hacer eso, que si quería llorar, llorara, gritar,
gritara si simplemente quería no hablar no
lo hiciera, que el... siempre estaría conmigo.
– Y lo había estado, siempre. Cuando ella se
había enfrentado a su madre para cambiar
de carrera porque no le gustaba la medicina,
cuando su madre decidió quitarle el apoyo
financiero por ello, cuando se quedó sola
porque su madre había muerto de cáncer de
pulmón. Él siempre estuvo allí.

No importaba que fuera, Eren había
estado con ella. En todo momento, aun
cuando quería estar sola. Él no la dejaba.
Siempre se quedaba en la misma habitación
con ella, sin hablar ni moverse, solo allí. Y
siempre parecía saber cuándo era que ella
quería que el la abrazara. Incluso en aquel
momento, él estaba allí. Podía verlo en sus
ojos, pasara lo que pasara, Eren no la
dejaría sola, jamás.

- ¡No! No lo mires. – Abby se acercó y tomo
su rostro entre sus manos, con fuerza. –
Mírame a mí. ¿Por qué no puedes mirarme
a mí? - La soltó de repente haciendo que
su cabeza rebotara contra la almohada. –
Yo siempre estuve allí. En todo momento.
¿Porque lo veías a él y a mí no? ¿Por qué
a mí no? – Abby comenzó a pasear por la
habitación. Parecía que estaba perdiendo la
mente.

- Porque me ama. Siempre lo hizo. – Eren
miro a su esposa a los ojos. - Ella siempre me
amo, como yo la ame a ella. - Su vista se vio
interrumpida por la imagen de Monique. Se
había puesto delante suyo para evitar que
Abby lo golpeara de nuevo.

- Eren tiene razón, Abby. Tú lo sabes.
Desde el primer día que lo vi, te lo dije.
Te dije mucho que me gustaba. Y cuando
nos hicimos novios, cuando me propuso
matrimonio. Yo te lo dije, lo mucho que lo
amaba. – El bofetón que su amiga le propino,
fue totalmente inesperado. Su rostro era rojo
y sudaba. Parecía totalmente desencajada.

- ¡No la toques! - Eren comenzó a
forcejear de nuevo contra las cuerdas de
la silla. Desde el piso parecía ser más fácil
de salir. No iba a permitir que esa loca,
lastimara a su esposa.

- Perdón. Perdóname, bebe. Lo siento. Yo
no quería. Perdón, perdón. - Comenzó a
acariciar su rostro con delicadeza. Estaba
loca. Y Mikasa ahora no solo temía por la vida
de su bebe, si no la de Eren y ella.

- Abby. Tú sabes que siempre fuiste
importante para mí. Eres importante para
mí. – El rostro de su amiga se suavizo y
la mirada era de devoción. Cielos, ¿Cómo
es que nunca se dio cuenta? - Nadie va a
ocupar nunca el lugar que tú tienes. - Su
rostro se desencajo de nuevo y se levantó de
un su lado en la cama de un salto.

- ¡No, no, no ,no! yo no quiero eso. Quiero
el lugar de él. – Señalo a Eren. Mikasa
se dio cuenta de que su marido estaba
intentando liberarse. Monique estaba frente
a él protegiéndolo en caso de que Abby
enloqueciera contra él, pero no lo miraba.
Entretendría a Abby el tiempo suficiente
para que Eren pudiera liberarse.

- No puedes ocupar su lugar. Así no es como
funciona. Además, tu eres más importante
que el, tal vez, la más importante. – Abby
giro su cabeza y la miro. Perfecto que se
enfocara en ella y olvidara a Eren.

- No, no lo creo. Yo lo hice todo por ti. Te
ayude, y te di consejos sobre relaciones y
hombres, para que salieras con él porque
pensé que luego te darías cuenta de que
no debían estar juntos. Soporte que me
hablaras de su primer beso, su primera cita,
su primera vez juntos, hasta te di consejos de
cómo seducirlo, porque pensé que te daría
repulsión cuando te tocara. Soporte cuando
me dijiste que se casarían, la luna de miel,
vivir juntos. Todo, lo soporte todo. – Suspiro
profundamente, como si le doliera hacerlo.
Mikasa no pudo evitar pensar en todas
aquellas veces que Abby decía. Nunca había
visto el menor indicio de que ella sintiera
repulsión por lo que oía. De hecho en más
de una ocasión su amiga se ofreció a darle
consejos.

- Incluso te ayude a que vieras que él te
engañaba. Te lleve a ese café y nos sentamos
justo al lado de la ventana para que lo
vieras. No fue una casualidad. - ¿No fue una
casualidad? ¿Ella lo hizo a propósito? ¿Cómo
lo supo? Abby respondió a su pregunta no
formulada. – Monique y yo, no solo vivimos
en el mismo edificio, somos vecinas, ella
vive un par de puertas más halla que yo.
Nos hicimos amigas desde que me mude
allí hace tres años. Imagina mi sorpresa
cuando ella me conto que estaba teniendo
una aventura con un hombre casado. Mayor
fue cuando me dijo donde trabajaba. Esa
misma tarde, por casualidad me encontré
con ella cuando salía y me dijo que se verían
en un hotel. La curiosidad me pudo, así que
llegue halla para ver con quien se reunía,
y resulto ser nada más y nada menos que
tu amado Eren. Me tomo un tiempo
decidir qué haría con aquella información.
- Vaya, después de todo, Abby no la quería
tanto como decía. De lo contrario le hubiera
evitado aquel dolor. Aunque claro era parte
de su plan.

- El que lo vieras era parte de mi plan. Tú
tenías que odiarlo. Siempre dijiste que
la infidelidad era algo que no se podía
perdonar. Así que pensé ¿porque no?
Si Mikasa se entera lo odiara y así querrá
dejarlo, pero después me decidí que además
de ello, quería venganza contra el por el tiempo que me quito contigo... y eso hicimos.
Bueno yo pensé que tú lo harías. Pero
habían pasado los días y yo me di cuenta de
que tú no hacías mucho por dejarlo. Además
Monique me conto que ella y su amante
se habían alejado que el ya no la buscaba
ni nada y me preocupe, porque no sabía
si se había conseguido a otra o tú lo ibas a
dejar. – Abby hizo una pausa, parecía contar
la historia de un libro. Algo interesante,
considerando que era su vida.

- Cuando te llame la otra noche para que te
reunieras conmigo fue para averiguar cómo
ibas y que tan pronto lo dejarías. Que vieras
a Eren en el portal con Monique fue
una coincidencia. Y ella estaba en pijama,
pensé que entenderías el mensaje, que te
seguía engañando, que estuvo con ella en
la cama, de nuevo. ¡Pero no! No lo hiciste,
¿Por qué? ¿Por qué no lo dejaste? – Su amiga
comenzó a pasearse de una lado a otro de la
habitación, giro la cabeza y vio que Eren
estaba casi libre, tenía que atraer la atención
de Abby pero no sabía cómo.

- Yo... no podía. – Dios, el aire le faltaba, no
podía decirle a Abby las razones de porque
no podía dejar a Eren, si le decía que
porque lo amaba ella podía enloquecer, pero
si le decía del embarazo no sabía cómo lo
podía tomar.

- ¿Por qué? ¿Por qué no podías? – Santo
cielo, no podía respirar. El rostro de Abby
estaba muy cerca de su cara y la mirada en
sus ojos la tenía paralizada. - i¿Por qué?! –

- ¡Porque estoy embarazada!

Infidel [Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora