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Eren sabía que había algo que tenía que
decir esa noche, pero con esos labios, suaves
y dulces, contra los suyos, no se podía
concentrar. Pareciera como si llevara meses,
sin tener contacto con un cuerpo femenino.
Cuando la imagen de Monique apareció
en su mente, desmintiendo lo anterior, se
apartó bruscamente de su esposa.
Los pequeños y rasgados ojos de Mikasa, lo
miraban entre confusos y apasionados.
A través de la oscuridad, Eren pudo
ver en el fondo de aquellos preciosos ojos
grisáceos. Ella dio un paso, como si dudara de
lo que debería hacer a continuación y eso
le desgarro un poquito más por dentro. Era
su esposa, no tenía por qué dudar, ¿en qué
clase de marido se había convertido, para
que ella dudase de acercarse a él?
Olvidándose de que todavía no había
hablado con ella, ni le había contado la
verdad, el tomo su rostro entre las manos
y la beso, suave y dulce, en los labios. Esa
noche no iba a haber palabras, más que las
que él le dijera para hacerla sentir amada.
Esa noche, él le iba a hacer el amor, lenta y
dulcemente, para hacerle olvidar, todos los
meses de porquería que habían pasado lejos.

Esa noche, él le iba a hacer el amor, lenta y
dulcemente, para hacerle olvidar, todos los
meses de porquería que habían pasado lejos.
Sintiendo todo el cuerpo de su esposa
apretado contra el suyo, Eren tomo
camino a las escaleras. No iba a amar a
su mujer en el sofá, lo haría en la cama,
su cama. Teniendo cuidado de no caer
mientras subían besándose las escaleras,
ella le quito la chaqueta, que cayó al piso.
Cuando tropezaron, llegando al final y
terminaron sentados en el último escalón,
Mikasa aprovecho para sacarle la camisa
de los pantalones y desabotonarla. Ella
aprovechaba para acariciar su pecho con
los nudillos luego de quitar cada botón, y
cuando su esposa le arranco los dos últimos
y paso sus manos lentamente por todo su
abdomen, él decidió que era hora de seguir
subiendo.
Pareciera que la borrachera se le había
pasado, porque cuando se puso en pie y
la tomo en sus brazos, todo fue rápido y
eficiente. Mikasa acerco la boca a su cuello
y lamio con la punta de su lengua, el punto
donde se podía sentir el pulso de Eren.
El alcohol en sus venas fue reemplazado
por lava, cruda y ardiente en su interior. Se
quemaba y planeaba que ella lo hiciera con
él.
Sin darle tiempo a nada, la lanzo sobre la
cama y posiciono su cuerpo sobre el de ella,
iba a darle todo el placer que pudiera, antes
de obtener el suyo. Comenzó besando su
cuello, su piel era suave, y olía a vainilla y
galletas, era una extraña combinación de
olores, teniendo en cuenta que con esa ropa,
lo más seguro es que estuviese en un bar o
con un hombre. Alejo la idea antes de que
se desarrollara, esa noche eran solo los dos,
los demás quedaban fuera. Fue bajando
con sus labios, siguiendo el profundo escote
que llegaba hasta su ombligo, con la punta
de su lengua realizo el camino de vuelta,
ella arqueo todo su cuerpo, saber que podía
ponerla así, fue toda la estimulación que
necesito.
Subió a sus labios y la beso ardientemente,
mientras sus manos sacaban la blusa y
la falda, fuera de su cuerpo. Vio la forma
en la que sus pechos subían y bajaban,
oscilantes por su respiración rápida, y el
cómo su cuerpo yacía allí, esperando por él.
Se sacó la camisa y el cinturón, el pantalón
debía esperar, todavía no podía sacárselo,
si lo hacía no iba a perder tiempo y se
hundiría en ella tan rápido, como tuviese la
oportunidad, y eso no debía suceder. Tomo
los pezones con sus manos y los retorció y
pellizco, torturándolos y torturándola a ella.
-Eren... - Era una súplica y un regaño.
Bajo su boca hasta sus pechos y calmo
sus ansias, con sus labios. Ella arqueo la
espalda, empujando su pecho más hondo
dentro de su boca, luego el decidió prestarle
la misma atención al otro. Su mano bajo por
su estómago y comenzó a tomar rumbo al
centro de su placer. Cuando lo sintió allí,
Mikasa lanzo una exclamación ahogada.
Eren la conocía y en cuestión de
segundos, la tuvo retorciéndose debajo de su
cuerpo. La acaricio, moviendo su pulgar en
círculos en su punto sensible. Abandono sus
pechos y subió sus labios para susurrarle al
oído.
-Vamos, cariño. - Su voz ronca, se oía de
otro mundo. Siguió animándola, hasta que
lo sintió. Estaba a punto de correrse.- Te
amo. – Ella grito y levanto la pelvis. Todo su
cuerpo estaba arqueado contra él. Luego
se dejó caer en la cama y después de unos
segundos abrió los ojos. Eren sonrió y
le dio un ligero beso en los labios. Enormes
y preciosos ojos verdes le devolvieron la
mirada. – ¿Lista para la siguiente? - Y sin
darle tiempo a responder, se alejó cuando
las manos de ella lo tocaron, aun no, todavía
tenía mucho por besar y acariciar.

Tomo un tobillo entre sus manos, paso sus
labios por allí, hasta llegar a la entrepierna,
se detuvo sin tocarla y luego repitió el
proceso con la otra pierna. Ella se retorcía y
rogaba, pero no importaba cuanto lo hiciera,
lo iba a hacer despacio. Cuando llego a su
feminidad, apretó sus labios contra ella y la
oyó gritar. Lamio, beso y chupo, hasta que
supo que Mikasa apenas podía respirar, y
luego la llevo tan alto, que el grito de placer
que desgarro la garganta de ella, debió
haberse escuchado en toda la ciudad.
Mientras ella se recuperaba de los temblores
que sacudían su cuerpo, por el orgasmo,
Eren se quitó los pantalones y la ropa
interior. Si no estaba dentro de ella ahora
explotaría. Se acercó a su cuerpo y con
los ojos de ella conectados con los suyos,
comenzó a deslizarse en su interior. Miksas
retorció las caderas y Eren la sujeto.
- Despacio. Cuanto más lento, mejor. - La
réplica de ella fue un gruñido, que termino
en un jadeo de placer, cuando él se enterró
hasta el fondo. Eren tomo las manos de
ella con las suyas y entrelazo sus dedos,
levanto los brazos poniéndolos junto a su
cabeza.
-
Se detuvo un momento para respirar y la
y
miro a la cara. Sus ojos estaban cerrados y
su boca entreabierta. Cuando ella sintió que
él se detenía, abrió los ojos y lo encontró
observándola. Eren bajo su cara y beso
sus mejillas, su frente y su nariz, luego miro
sus ojos, fijos en los suyos. - Te amo. - La
beso en la boca, lenta y concienzudamente,
mientras comenzaba a moverse en su
interior.
Sintió la forma en como ella se apretaba a
su alrededor, con brazos y piernas, como
su interior lo ceñía y abrazaba, el calor y
la suavidad de su cuerpo, lo acompañaba a
cada segundo. Ella comenzó a jadear y su
respiración se hizo rápida y agitada. Estaba
llegando de nuevo. Ella jadeo y lo estrujo en
su interior, su cuerpo entero temblo y lanzo
un gritito ahogado. Él se dejó llevar y se
abandonó al placer junto con ella.
Una vez que los espasmos lo abandonaron,
ladeo un poco su cuerpo, sin separarse
mucho de ella y enterró la cara en su
cuello. Esa noche permanecería así. Estiro
una mano, alcanzo una de las cobijas, que
estaban medio caídas de la cama y los
arropo a ambos. Respiro hondo y cerró los
ojos. Por fin había vuelto a casa.




Hola ahí esta el capitulo que tenia que publicar ayer el de hoy lo publicaré más tarde o quizás mañana eso es lo único que tenía que decir

Bye 

Marian

Infidel [Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora