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ㅡ¿Es tan dificil seguir una orden? ㅡInquirió Hongjoong con una mirada fría y voz severa

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ㅡ¿Es tan dificil seguir una orden? ㅡInquirió Hongjoong con una mirada fría y voz severa. Estábamos sentados en unas de las sillas de la habitación, sólo nos encontrábamos nosotros tres y el ambiente se sentía muy pesado. Quería escapar de allí para liberarme, pero no podía dejar a San a solas con nuestro líder molesto. ㅡJongho aún no puede pelear bien y lo obligaste a hacerlo, pídele disculpas porque por tu culpa se expusieron a un riesgo innecesario.

Me sentí pequeño cuando Hongjoong dijo eso, aún así tenía razón, era imposible evitar recordar esa escena en mi mente, como si ese Jongho cobarde se hubiera apoderado de mí desde aquella vez. No podía ver a infectados de cerca ni pelear con ellos cuerpo a cuerpo, todos mis musculos fallaban y se echaban para atras porque cada vez que estaban frente a mí ese momento se repetía.

ㅡNo es necesario disculparse, es mi culpa por no reaccionar. ㅡMe levanté balbuceando lo primero que se me vino a la cabeza cuando vi a San haciendo una reverencia para pedir perdón. Traté de erguirlo pero seguía tan inmovil como una piedra. —Levantate por favor, es mi culpa por no golpearlo. —Intenté decir más cosas pero el de cabellos rosa me interrumpió.

ㅡHongjoong tiene razón, sabía que no podías y aun así insistí en ello. ㅡSe levantó y con su mirada gacha se volteó para irse del lugar. Hongjoong suspiró pesadamente en respuesta.

Me sentía pesado, tal como si mis pies tuvieran unas pesas y mi pecho se encogiera. Por mi culpa ahora San no podía salir a recolectar con nosotros cuando en verdad el que tenía que quedarse desde hace tiempo aquí era yo.

El resto de la tarde pasó tranquila, Wooyoung me había llamado para encender el fuego y calentar algunas latas de fríjoles para la cena, también para hervir agua y llenar los termos de agua potable que teníamos. Era agradable estar junto al fuego, el frío de la noche era implacable y más aún porque se acercaba el invierno, las cosas se pondrían más rudas de lo que ya eran.

ㅡUna manta para nuestro lindo bebé Jongho. ㅡAclamó Mingi mientras que me arropaba con lo que mencionó, lo acepté hasta que caí en cuenta de lo que dijo.

ㅡ¡Mingi, no soy un bebé! ㅡEl mayor se echó a reir y me tomó desprevenido para darme un rápido beso en la mejilla. ㅡ¡No me llenes de tus gérmenes! ㅡReclamé y empecé a restregar mi mano en la zona afectada para quitar todo lo posible.

ㅡSi sabes que no le gusta que lo besen para qué lo haces. ㅡComentó Yunho entre risas. ㅡSe va a sacar la piel si sigue así. —El de cabellos castaños aprovechó también para depositar un beso en ambas mejillas, el más alto rió avergonzado, pero no quitó a Mingi de su lado. ㅡSegún Jongho ya tendría mil gérmenes. ㅡTodos soltaron carcajadas al unísono, incluyendome.

Me arropé mejor con la manta que Mingi me había dado para después empezar a comer de la lata, no habíamos comido comida caliente desde hace tiempo, más bien era un milagro estar en este depósito en la ciudad, por supuesto más peligroso, pero con mayor abastecimiento; la primera cucharada que lleve a mi boca hizo que mi apetito surgiera, cualquiera vería una simple lata de frijoles sin condimentar, aun así mi paladar le dio un gusto que recordaba, el de mi mamá. La última comida que ella me preparó fue jajangmyeon de almuerzo para el colegio, estos frijoles de ahora por alguna razón tenian ese olor y sabor.

Everlasting | 2hoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora