Capítulo III.

747 117 31
                                    

—Me llamo Jaemin —Se presentó elque acompañaba a Jeno y al pequeño Omega.

—Soy Renjun —Dijo el Omega ofreciéndole en una bandeja de plata alfajores.

Jeno besó el cuello de Jaemin y la cabeza de Renjun, acariciaba la cintura de ambos. Pudo notar que el Omega tenía dos marcas en el cuello.

—¿Eres el cocinero? —Preguntó Chenle agarrando uno de los alfajores.

—Pastelero, pero también cocino salados. —Respondió con una sonrisa.

Eran una pareja bastante jóven, ya que todos tenían a penas unos veintitrés años, un año mayores que Zhong. También notó como los alfas miraban al Omega con un brillo inigualable en los ojos.

Los altos lo abrazaron, haciendo a Renjun gruñir.

—Si se me cae esta mierda ustedes van a hacer otros.

Los alfas solo suspiraron enamorados mientras asentían.

Renjun dejó la bandeja en la cocina y volvió con ellos.

—Perdón por las malas palabras, me esforcé haciendo eso. Por fin otro Omega, no hay aquí, solo betas y alfas.

Chenle rió sintiendo una gota de sudor deslizar por su frente.

—Si, que lindo conocerlos, Jeno me ha hablado mucho de ustedes. Se ven agradables.

—Claro que lo somos. Puedes contar con nosotros para lo que necesites —Dijo Jaemin con una sonrisa.

—¿Hay una biblioteca por aquí?

—Oh, ¿Te gusta la lectura? Eso no lo sabía.

Chenle se dirigió a a Jeno.

—Sí, me gusta mucho.

Era una mediana mentira, le gustaba leer pero no lo hacía todo el tiempo estando en casa. En caso de que hubiera una biblioteca ya sea ahí o en el pueblo, no sacaría la cabeza de un libro en busca de una respuesta al armario que lo envió a Narnia.

—Aquí hay una pero es privada, solo la realeza puede entrar. Hay otra en el pueblo. —Respondió Jeno.

Chenle asintió.

—¿Tenemos un día libre?

—Mañana domingo. Hoy solo nos retiramos más temprano, a las cinco de la tarde.

—De todos modos puedes pedirle un día libre a las Reinas si pasa algo importante, como un familiar enfermo o algún inconveniente —Añadió Renjun.

Chenle asintió.

—Debo irme, los tulipanes no se riegan solos. —Bromeó antes de girar sobre sus talones e ir hacia el área de animales.

Corriendo entró a la zona y buscó una pequeña pelusa blanca con tres puntos negros.

—¿Daegal?

El cachorro llegó corriendo a él, ladrando y agitando la cola.

—Encontré más información, en unos días deberíamos estar de regreso...

—¿A dónde?

Soltó un agudo y poco masculino grito, se giró para ver a un moreno que lo miraba con sospecha.

—¿Acaso no sabes qué no debes escuchar conversaciones ajenas?

—No me respondiste la pregunta.

—No te importa.

—¿Y si eres un espía del Reino Norte? No puedo permitir que robes información del Reino. —Dijo enojado apuntándolo con una manguera cargada de agua.

Wax Masks | JiChen [cancelada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora