Capítulo XIX.

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Tres meses después...

Estaba cabalgando por las colinas del reino, con el tiempo aprendió a confiar en el caballo que JiSung le había presentado.

Necesitaba respirar, calmarse un poco... Faltaba tan poco... Todo volvería a la normalidad, trabajaría para la empresa familiar, saldría de vez en cuando con sus amigos, y serían solo él y Daegal... Era tan jodidamente extraño pensarlo.

Inhaló y exhaló, una y otra vez. La ansiedad estaba acabando con él, aunque el viento chocaba contra su cabello no podía respirar.

«Me estoy ahogando»

Paró bruscamente y bajó del caballo.

—Respira, respira, respira...

«Cálmate»

Palabras que él le había dicho varias veces se posaron en su mente, como un suave susurro que intentaba dar solución a ese problema que tanto lo hundía.

“Siempre que te sientas ansioso, puedes volver a mí, te haré sentir tranquilo y amado.”

—No puedes depender de él...

Debía distanciarse de JiSung hasta que pudiera volver a casa, estaba muy mal en esa situación.

Se montó sobre el caballo, decidido a tomar dichosa decisión: Dejaría el castillo, huiría junto a Daegal.

Cuando le daban ataques de ansiedad, molestia o pánico, huía, esa siempre era la solución a su problema. Es por eso que no le era fácil quedarse en un lugar tanto tiempo, lo que es llamado “hogar” se rompe, se convierte en ruinas, y junto a ese colapso está él.

¿Se arrepentiría? Probablemente, al escapar podría saborear la libertad, nuevos aires...

Llegó al próspero habitad de Daegal, se bajó rápidamente y la sostuvo entre sus brazos.

Sentía la emoción del momento.

Se montó nuevamente en el caballo y salió del castillo.

—¡ChenLe!

Esa voz chillona... La reconocía, era la de HaeChan. Hizo oídos sordos y siguió con la carrera.

¿A dónde iría? A dónde el viento lo llevara. ¿Estaría bien? Esperaba que lo estuviera tanto como en ese momento.

—Volveré... No me iré por más de un mes... Porque debo volver a casa. Perdóname, JiSung.

No se estancaría en él.

[...]

Compró ciruelas de un puesto en el mercado del pueblo, en el camino le dió unas cuantas en el camino le dió unas cuantas al caballo y descansaron cerca de un lago.

Daegal estaba sobre sus piernas profundamente dormida, tanto como él.

—ChenLe...

Estaba ahí, de nuevo, en el bosque con SiCheng.

—¿Te gustaría ser Rey?

Wax Masks | JiChen [cancelada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora