Capítulo XVIII.

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Una mañana recibieron un mensaje del Rey Taeil, el libro había sido enviado por fieles trabajadores que llegaron al castillo horas después del mandado.

«Es inútil» Pensaba Chenle puesto que su familia no podría tener ese libro, callando sus voces internas, había un pequeño rayo de esperanza. Si tenían un armario que llevaba a otra dimensión, ¿Por qué no un libro que rompía con las líneas dimensionales?

—Intenta escribir algo. —Le dijo JiSung.

—Espera, el Rey Taeil dejó una nota.

Agarró el pequeño pedazo de papel de la tapa interna del libro y comenzó a leer en voz alta.

—“Rebuscamos intentando hallar el otro libro, y no encontramos nada. Ten fé, jóven Chenle. Tu familia puede ser muy especial ya que tenían el armario que te trajo aquí, así que inténtalo, y no te desanimes si no funciona. Algún día los volverás a encontrar”.

ChenLe dejó la nota a un lado, y temblando escribió en letra muy pequeña: “Los extraño”.

¿De qué servía? ¿Acaso ellos lo leerían? Probablemente no, y dolía, pero debía ser fuerte para no dejarse llevar por sus agobios.

Estaban oficialmente a finales de agosto, casi septiembre. En un par de meses podría volver a casa... El tiempo había pasado demasiado rápido, casi volando, no supo cuando se familiarizó tanto con lo que le rodeaba.

Su relación con JiSung había cambiado, para mejor, entre muchas otras cosas, como que el reino pudo arreglar los daños provocados por los juegos, los árboles dejaban caer sus hojas por el pasante otoño.

En su mundo, disfrutaba del tiempo libre explorando distintos lugares, tenía un espíritu muy aventurero, lo consideraba un don. Mientras paseaba a Daegal por las noches, se metía entre un atajo y otro, gracias a eso pudo conocer mejor el Reino.

Estaba en conexión con toda la naturaleza que le rodeaba, se sentía parte de ella, tranquilo y en confianza. Los prados a los que solía ir a jugar con Daegal o a pasear con JiSung se habían convertido en un lugar seguro para él.

Si tuviera una cámara o su teléfono tomaría muchas fotos, algo que también le gustaba. En este mundo existían las cámaras, pero no eran iguales a las suyas, no lograba capturar los ángulos que realmente quería.

El príncipe estaba en el castillo, ocupado con la reciente llegada de las reinas, fue algo agradable que trajeran buenas noticias. No las que personalmente ChenLe quería escuchar, pero en definitiva algo que haría feliz al reino.

Al llegar a su habitación luego de salir a pasear con Daegal encontró una canasta de girasoles con una nota en esta.

“No he tenido mucho tiempo para tí, y realmente lo siento. Siempre me dices que no te gustan las rosas, así que te compré girasoles. Me has dicho cuánto te gustan. Los girasoles siguen al sol, son de color amarillo como la felicidad, la calidez, y abundancia. Estuve meditando, ¿Eres mi girasol con aroma a rosas o mi sol? ¿Acaso eres una exquisita mezcla entre todo lo que me llena? Yo no soy un girasol, tampoco un sol, solo soy un espectador que anhela quedarse a tu lado, así qué, ¿Puedo quedarme aquí? Quisiera que mis momentos junto a tí fueran eternos, porque me haces sentir que toco el cielo, una sensación irreal que sin embargo, estoy viviendo, deseo algún día ser esto para tí, poder compartir esta sensación contigo. ¿Qué tal si damos un paseo esta noche? Espero con ansias una respuesta.”

Sentía algo trabarse en su garganta, un calor en la cara, y suspiró.

¿Dónde estará?

Salió de la habitación para buscarlo por el castillo, de pronto alguien llamó a su nombre.

—ChenLe, el principe quiere verte.

Bien, no tendría que dar vueltas y más vueltas para averiguar a dónde estaba.

—Claro.

[...]

—Adelante.

Jeno le dió paso a ChenLe y cerró la puerta.

—Gracias por los girasoles, la nota casi me hace llorar.

JiSung sonrió tímidamente.

—Realmente de pido perdón si en persona puedo ser tan seco o no hago notar tanto mis sentimientos, siendo franco, escribir me ayuda a desahogar estas emociones tan firmes, voy a tratar de ser más afectivo. Me hace feliz que te haya gustado, y también te pido perdón por no haber tenido tiempo para tí.

—JiSung, eres el heredero de un Reino entero, y uno de los más importantes, no siempre podremos estar juntos, así que por eso no te sientas tan mal, no lo haces a propósito. Ya sabía que se te era difícil demostrar tus emociones, lo sé, y gracias por tratar de mejorar, me haces sentir mejor. —Contestaba con tranquilidad.

La sonrisa de JiSung fue brillante como sus ojos, se levantó para dar vuelta al escritorio que los separaban y lo abrazó.

—Quiero aprovechar cada instante contigo porque no sé si podamos estar unidos cuando este corto tiempo termine.

Chenle era consciente de ello tanto como él, y era un hecho que estrujaba dejando marcas en su interior.

«Lo conoces desde hace menos de un año, sé menos estúpido. Esto no debería doler» Regañaba una pequeña voz en su cabeza.

—Esto es ridículo —Decía ChenLe con llorosos ojos—, quieres que me quede, y yo estoy dividido en dos; quiero volver a casa, pero también estar aquí. Maldición... No es fácil imaginarme un futuro junto a tí, perdón... ¿No crees qué...

—ChenLe... —JiSung acarició sus mejillas con ambas manos— Solo haz lo que te haga feliz, no pienses en nadie más.

Una lágrima se deslizó y dejó una marca en el rostro de ChenLe. El aire le faltaba, incluso habían más lágrimas al borde de esos brillantes ojos.

—Acepto tu propuesta, solo olvidemos el tiempo hasta ese día.

JiSung sonrió débilmente, sabía que se alegraba por él, aunque dentro de esa hermosa sensación, haya un corazón derrumbándose.

[...]

—¿Tienes algún artista favorito?

—Vincent Van Gogh, era un pintor de mi mundo.

—¿Qué le pasó?

—Oh, murió hace siglos, pero sus pinturas son bien recordadas. Tienen museos con ellas alrededor del mundo, he visitado algunas.

—Interesante, quisiera ver alguna algún día.

—Son más que todo paisajes —Decía después de tomar un poco del vino en la copa—, utiliza mucho el amarillo, a simple vista parecen algo muy detallado, pero cuando realmente notas todos los detalles solo son un par de líneas de distintos colores. ¿Me entiendes?

—Sí, está claro. ¿Cómo está la cena?

ChenLe sonrió comiendo más ensalada.

—Muy buena.

—La hice yo.

Con una mano cubrió su boca. ¿JiSung se había molestado en hacer una cena para él con sus propias manos? Ignorando por completo que esas mismas manos han hecho sangrar a varios contrincantes en los juegos.

—¿En serio? No sabía que cocinabas tan bien, o que siquiera lo hacías...

—Cosas de ser un príncipe, tengo muchos talentos.

—Mmm, ese ego. —Reprochó mirándolo con una ceja alzada, sonrojando al alfa en un instante.

—¿No decías que quedó bien?

ChenLe entrecerró los ojos, mientras que el contrario tenía una clara expresión de victoria plantada en el rostro.


En su interior sonrió, no era común ver a JiSung sonreír de esa forma tan... Inocente.

Wax Masks | JiChen [cancelada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora