EP-45 The Remarried Empress
Esa es Navier Trovi, la emperatriz perfecta. Lilliam inclino la cabeza hacia un costado siguiéndola con la mirada, recuerda esta escena del capitulo cuarenta y cinco y cuarenta y seis. No entendía como pudo haber olvidado que durante la fiesta de Rashta, Navier estaría ahí con una pequeña, pero bonita cuchilla decorativas. Solo junto las manos cerrando los ojos, era triste no poder acercarse a la emperatriz, probablemente a pesar de su posición seria solo una inculta antes sus bellos ojos, eso realmente era un pena para ella.
Soplo el flequillo de negro cabello sobre sus ojos con pesar, mientras masticaba uno de los bocadillos sobre la mesa, dudaba que algún día la emperatriz Navier la viera con buenos ojos. Lilliam nunca se esforzó por mantener las apariencias y esto era la consecuencia, aunque tal vez a la altanera Duquesa de Wembley eso poco o nada pudo interesarle. Ella misma escribió en una de sus lineas que a Lilliam Becker no le importaría perder la cabeza, solo si se trataba de Kosair Trovi, solo él podía interesarle realmente.
Como deseó ser Anee en esos instantes y poder acercarse a Navier deseándole unas buenas noches, sin que la emperatriz sintiera que alguien como Lilliam solo trataba de conseguir algo de ella. Sin temer a que Laura dijera: Quien se ha creído ¿No tiene arriba a Rashta?
—Que patética eres Lilliam.—Se dijo así misma, negando mientras ponía otro bocadillo a su boca—Al final no consigues a la hermana y menos al hermano.
—No sabia que le interesaba tanto la emperatriz.—El susurro a unos centímetros de sus oídos, hizo que a Lilliam se le erizara la piel.
Lilliam salto hacia un costado, llevando una de sus manos sobre su cuello. Observando al hombre de cabellera rubia y ojos verdes; Suspira sacando su abanico y agitándola sobre sus labios.
—¿A quien no?—Se excuso, observando de reojo a la emperatriz, quien bajaba después de bendecir al bebé de Rashta o eso fue lo que Lilliam supuso—Ella es la emperatriz, bonita, majestuosa, bonita ¡Es la emperatriz!
Una sonrisa de lado surgió en los labios del hombre, mirando a la mujer, quien a su vez aún observaba maravillada a la emperatriz del imperio. Él no supo cuando la duquesa de Wembley comenzó a admirar a la emperatriz, ya que si mal no recordaba parecía importarle muy poco, incluso resaltandoselo a Rashta: La emperatriz es solo mujer muy alta como un pavo real, no planeo ser aburrida como ella.
—No tan bella como usted.—Su sonrisa fue más amplia cuando los ojos de la duquesa se dilataron con sorpresa, mientras en sus mejillas el color comenzaba a formarse.
—...Y ¡Si! ¡Allá voy Lady Rashta!—Exclamo, levantando una de sus blancas manos hacia la amante del emperador—Me despido duque Ergi, tal vez lo vea más tarde, cosa que es improbable, porque... Ya voy mi lady.
La duquesa salio con rumbo a Rashta, cruzándose en el camino con la emperatriz. Su mente había estado divagando mucho en tan poco tiempo que cuando la emperatriz paso por su lado solo pudo reverenciar y subir lo más rápido posible las escaleras.
Cuando llegó pudo ver el semblante sombrío de la ¿Anfitriona? Quien sostenía con fuerza la espada celeste. Agito su abanico sobre su nariz, respirando una y otra vez, hasta que finalmente pudo concentrarse en quien se suponía que era su amiga.
—¡Lady Li!—Exclamo llorosa Rashta, confundiendo más a Lilliam, quien asintió afirmando que la había escuchado—El duque Ergi dijo que la emperatriz le había deseado una vida extravagante y sin verdaderas responsabilidades a mi bebé. Ella ¿Me humillo?
Oh valla, otra persona con la misma vida que Lilliam Becker. Entrecerró los ojos, dejando que Rashta hiciera muecas, desde la más triste y decepcionada, hasta la furiosa. Suspiro, tomando asiento junto a Rashta.
—No le tomes tanta importancia, Lady Rashta.—Inquirió, observando a los invitados en el salón—Dudo que las palabras de la emperatriz repercutan contra el niño, solo son sus deseos. Pero no todo los deseos se hacen realidad ¿Verdad?
La amante del emperador asintió con los ojos cristalizados. Lilliam no podía creer a quien estaba consolando, a veces creía que la verdadera Lilliam la estaba absorbiendo con el paso del tiempo. Antes de entrar en el cuerpo de esta mujer estaba más que segura que si pudiera solo empeoraría por un poco la vida de Rashta, después de todo no era poco lo que se atrevía a hacerle a Navier.
Volvió a suspirar, sintiendo pena por si misma ahora ¿Que vida le espera siendo compinche de Rashta?
—¿Rashta? ¿Que pasa?—Lilliam reaccionó observando hacia un costado, fue una sorpresa para ella ver a Sovieshu.
—El duque Ergi—Fue lo que murmuro en voz baja una mujer mayor que Lilliam no recoconocio. Sin embargo, solo asintió dándole la razón a la antes mencionada.
—El duque Ergi debe ser más cuidadoso con sus palabras.—Afirmó, pasando una mano por uno de los hombros de Rashta, quien para este momento las lagrimas ya le habían salido.
—El duque solo quería ayudarme a no quedar como una tonta, su majestad.—Rashta limpio sus lagrimas.
—No llore Lady Rashta.—Lilliam se unió a Sovieshu consolándola como podía—Su excelencia de verdad no es consciente de sus palabras.
—Así es, ya no llores la invitada de honor no debe llorar.—Añadió el emperador, suspirando con un aspecto decaído
—¿Por qué no me lo dijo, su majestad? Sabia lo que la emperatriz quiso decirme ¿Verdad?
Desde aquí la conversación se volvió incomoda de oír para Lilliam, por lo cual solo reverencio y se alejó de Rashta, al centro de la sala. Los invitados la observaron por un poco de tiempo, tal vez criticando, tal vez elogiando, Lilliam no lo supo. Sin embargo, nada podría interesarle más que la comida en este momento ¿Que más daba? La reputación de Lilliam Becker ya es de una mujer malvada y tonta, comiendo un poco de más no era como si hubiera asesinado a alguien.
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Kosair, no voy a morir!「The Remarried Empress」【재혼 황후 -Jaehon Hwanghu】
FanfictionEn donde una escritora de Fanfics, despierta en una de sus obras, siendo un personaje secundario, repudiado, la cual sin penas, ni glorias muere durante uno de los capítulos de la novela.