Kosair, no voy a morir!「The Remarried Empress」【재혼 황후 -Jaehon Hwanghu】

CAPITULO VI

EP-46 The Remarried Empress

—Los estándares del duque serán muy bajos si se relaciona con esa mujer.—Comentó Laura sirviendo un poco del té a la emperatriz, quien miraba discretamente las acciones de Rashta y el emperador.

Navier solo ignoro las acciones sospechosas de la pareja. Probablemente lo que se daba ahí era una discusión por los gestos incómodos de la duquesa de Wembley y su rápido retiro. Supo hace poco sobre la creciente amistad de Rashta como la ya mencionada duquesa, no obstante ella no supo si eso era algo bueno o malo; Probablemente solo querría ingresar al palacio mediante Rashta; No entendió porque lo haría, de todos modos tiene acceso al palacio sin necesitad de amistades, estar conectada con Sovieshu seria excusa suficiente. Sin embargo, no sabia porque, aunque tal vez solo divagaba y Rashta siempre fue del agrado de la duquesa de Wembley.

Elevó su taza bebiéndola lentamente. Recuerda a Lady Li por las palabras de Kosair, quien no parecía tener un buen prospecto de la mujer, nadie en la ciudad que conociera de los rumores sobre la duquesa de Wembley realmente.

Decidió no pensar demasiado y solo observo como la duquesa permanecía sentada en la mesa de bocadillos, ciertamente podía reír mientras la veía comer. Lady Li parecía un niño a quien se le habían mostrado muchas golosinas y no sabia cual tomar, así que decidió comer todos a la vez; Algunos invitados la vieron por poco tiempo y seguro murmuraron. Como dijo Kosair a Lady Li los rumores no parecen importarle, después de todo decir que la duquesa de Wembley es ignorante no esta muy alejado de la realidad.

También parece llevar una muy buena relación con el duque Ergi, al ver como este se acercaba a ella, haciendo que esta dejara de comer y lo mirara confundida o eso fue lo que Navier dedujo.

—Su excelencia—Lilliam observo el rostro del duque, dejando de comer los pastelillos—Que gusto verlo... otra vez.

—¿Como están los bocadillos?—Preguntó, denotando las migajas de comida sobre los labios de la duquesa.

—¡Deliciosos!—Ella exclamo encogiendo ligeramente los hombros, mientras veía a algunos sirvientes servir—¡Sirvan todo!

Lilliam se dedico a ver las bandejas con dulces sobre la mesa. 

—Acaso la duquesa nunca ha probado platillos simples como estos.—Murmuro, acomodándose a un costado de Lilliam.

—¿Simples?—Repitió, observando los platos sobre la mesa—Si son ¡Simples! Pero eso no quita que sean sabrosos ¿Quiere?

Levanto un panecillo de la mesa hasta la nariz del duque, quien la observó perplejo, tomando cuidadosamente la comida de la mano de la duquesa. Esta por otro lado le sonrió, discretamente, llevando sus manos hacia otra delicia en la mesa; No sabe si eso es algo que Lilliam Becker haría. Suspiro terminando, mientras su mirada quedaba perdida en la imagen de los invitados que iban y venían hacia la mesa.

El duque Ergi solo observa como Lilliam deja de comer. La duquesa de Wembley es un criatura hermosa, se preguntaba como la mujer que veía ahora tenia la reputación de ser más malvada que un demonio, aunque si lo piensa bien, tiene a Rashta como ejemplo. Ella solo respira ondo ante su mirada, levantándose rápidamente.

—Creo que ya comí suficiente—Afirmó, mirando hacia abajo en donde se encontró al duque—Como ve ya es muy tarde y debo volver a casa, fue una charla corta y bonita. Así que me voy ¡Emily! ¡Emily!

Escenas típicas de la duquesa de Wembley. El duque rió negando, mientras se levanta siguiendo a Lilliam, quien busca de manera desesperada a su amiga. 

La mujer de larga cabellera ondulada desapareció entre los otros invitados, dejando que solo observara aquella larga melena oscura moviéndose con gracia.

Mientras tanto Lilliam dejo de correr cuando estuvo afuera con Emily esperando cerca al carruaje, la castaña amiga de la infancia la recibió con una sonrisa ayudándola a subir al carruaje. Ambas tuvieron una corta platica durante el recorrido a la mansión de los Becker, aunque Lilliam no tuvo demasiado que narrar, Amely fue bastante animada al comentar ciertos rumores los cuales se había enterado en la fiesta. Incluso murmuro la supuesta infertilidad de la emperatriz.

Cuando llegaron a casa, su madre la espero con una grandiosa noticia. Al principio Lilliam las vio confundida, no obstante más tarde ella lo comprendió.

—Anee recibió una invitación por parte de la emperatriz al palacio.—La señora Becker aplaudió delicadamente, mientras ordenaba que algunas criadas sirvieran té—Es una excelente noticia. No obstante, es muy lamentable tener una hija tan incompetente como tú ¿Por qué no dejas ese orgullo tuyo y vas en busca de la emperatriz?

Es cierto, La señora Becker jamás quiso a Anee y sus logros fueron solo un dolor de muela a su orgullo. Como escritora siempre supo eso, no obstante jamás recordó escribir a la señora Becker exigiendo algo a Lilliam, Lilliam es la típica niña mimada que no hace merito alguno para ser apoyada. Pero, ahora veía el entrecejo arrugado de la mujer mayor, regañando las acciones de Lilliam. 

—¿Sabes lo que la gente murmura sobre tu amistad con la amante del emperador?—La castaña negó una y otra vez—¿Acaso quieres que tu reputación empeore? ¡Eres una deshonra!

Lilliam agachó la cabeza, apretando un puño sobre la delicada tela de su vestido.

—No importa.—La señora Becker pareció sentirse culpable bajo la triste mirada de Lilliam—Si fueras sensata no serias Lilliam. Pero es mejor que tengas todas tus cosas ocultas de la gente, se cautelosa por una vez en tu vida, mientras no causes problemas encontrare una manera de hacer que Anee no escale muy alto, de lo contrario te castigare hasta que no puedas levantarte.

Los ojos castaños de Lilliam vagaron por el rostro de su madre evidenciando su mal humor, volvió a bajar la mirada, mordiendo su labio inferior.

—Mañana quiero que acompañes a Anee al palacio.

Los ojos de Lilliam vieron de un costado a otro antes de asentir.—Creo que estoy muy cansada, asi que volvere a mi cuarto. Espero que descanses bien madre.

La señora solo la vio partir. Lilliam siempre fue la niña de sus ojos, no obstante, también era la única persona en el mundo que le sacaba de quicio con sus miles de desfortunios.

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