XII

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—Lord Varys —Saludó Morwen al hombre calvo.
—La intrépida Morwen —Una sonrisa casi victoriosa se formó en la cara de la araña —. Y la modesta Gerda.
Miro a la otra muchacha que se apoyaba en la puerta que acababa de cerrar
—¿Qué las trae por aquí?
Varys parecía curioso. No era la hora acordada donde se reunían para contarle toda la información que habían obtenido entre los pasillos, las otras doncellas y los caballeros.
—Mayrebelle... —Susurró Gerda inspeccionando la habitación con sus ojos.
—Oh, la bella Mayrebelle. Parece que su tercio se reducira cuando ella se case con Tywin, claro, si todo va como lo planeado. —Sin que nadie le indicará Morwen se sentó sobre el escritorio donde se encontraba Varys para tener más cercanía con el.
—Lo hará; tu ayudaras a eso —Morwen se acercó tanto a Varys que el débil susurro lo sintió como un grito.
—¿Y como yo haría eso? —El maestro de espías realmente parecía tener curiosidad por lo que estaba apuntó de decir la joven.
—¿Conoces a Sandor Clegane? —La escuálida doncella mantenía tanta confianza que Varys se preguntó cómo cabía toda esa seguridad en tan marcados y diminutos huesos.
—Todos en el sur saben quien es y en el norte le temen —
—Nosotros sabemos... —Morwen señaló a los presentes—. Lo que pasaba entre Sandor y Mayrebelle.
Varys sonrió mientras veía la mente de la joven trabajar.
—O eso era lo que pensábamos. Lo que realmente sucedió es que Sandor Clegane desarrollo un extraño apego hacia Mayrebelle Algood, la seguía a todas partes pero nuestra Belle nunca correspondió sus afectos —Cuando Morwen terminó de cantar esta nueva canción Varys solo levantó una ceja.
—¿Por qué cambiaríamos la historia, pequeña Morwen? —Varys no se inquieto ante el plan de Morwen, si acaso estaba impresionado.
—Porque tu no le caes bien a Lord Tywin, no particularmente bien —La joven casi pareció soltar una risita.
—A Tywin Lannister no le cae bien nadie —Aclaró Varys.
—Incorrecto. Le cae bien Mayrebelle. Desde la muerte de su esposa... ¿Joana? ¿Ese era su nombre? Como sea, desde la muerte de ella Lord Tywin no se ha casado con nadie. Ahora pretende casarse con una hija de una casa menor, una que no tiene ningún poder político. ¿Por qué sería?

Gerda se sentía cada vez más y más nerviosa mientras la otra mujer hablaba. Solo los miraba a los dos como miraría una partida de un juego que no conocía pero sabía que no le gustaba.

—Todo el sur sabe eso, dulce niña. Mi duda es: ¿Por qué ayudaría a tu amiga a mantener su nombre limpio y su camino despejado para el altar?
—¿No ves las posibilidades? ¿Acaso no tienes imaginación? Gerda, Mayrebelle y yo hemos sido parte de tus pajaritos desde que pisamos un pie en la fortaleza roja. Si ayudas a Mayre serias amigo de una de las mujeres más poderosas del reino. Tu y yo tenemos la perspicacia que a ella le falta, lo sabe Lord Varys.

Cuando Gerda y Morwen estuvieron en su habitación compartida ambas sintieron una tensión en el aire.
—Se que estas enojada, querida —Morwen dejo caer la cubeta llena de agua que acababa de traer dentro de su pequeña y gastada bañera.
—¿Por qué haces esto? —Gerda quería entender, realmente quería hacerlo.
—Yo solo quiero lo mejor para nosotras.
—¿Cómo meterte con los Lannister y sus vidas privadas sería lo mejor para nosotras? —.
Morwen se quedó callada un momento, miró a Gerda en sus ojos negros, pudo notar que tenía sangre dorniense en sus venas pero no en su ser.
—Tywin es más viejo de lo que se admite a puertas abiertas, querida. Cuando el muera y si Mayrebelle le ha dado un hijo al gran señor, vivirá con todas las opulencias y mimos que se te puedan ocurrir ¿Te imaginas las fiestas en Casterly Rock? —La doncella pasó su mano por el cabello negro de su amante.
—Pero eso sería irrespetuoso —Gerda no pudo mantener la mirada y bajó los ojos.
—No quiero ser irrespetuosa, Gerda, solo vivir mi vida lo mejor que pueda.

La joven bastarda puso sus manos en las de la doncella de piel morena y se acercó a ella para plantearle un beso casto.
—No tendremos que casarnos con ningún campesino o caballero; podremos estar juntas el resto de nuestras vidas —. Morwen tenía los ojos llenos de amor, eso lo pudo notar Gerda y eso la derribó completamente.

Mayrebelle se había reunido con su familia para cenar. Su madre no noto que apenas había probado bocado y su padre no pudo ver que no utilizaba ningún peinado. La única que lo noto fue Esvele.
—Dioses, te ves tan demacrada —Comentó la mayor a su pequeña hermana.
Mayrebelle no dijo nada, ni siquiera volteo a verla.
—Oh, es la emoción del compromiso, Esvele —Explicó la madre en nombre de su hija —Cuando supe que me iba a casar con su padre no pude dormir de lo emocionada que estaba —Judithe sonrió mientras le contaba a sus hijos y todos la miraron, todos menos su primogénita.
—¿Cómo fue que lo hechizaste, hermanita? ¿Lograste darle tanta pena a Lord Tywin? —. Esvele corto el pedazo de cordero que estaba en su plato —¿Cuándo crees que se aburra de ti; antes o después de la boda? —La castaña sonrió. Antes de que Lord Algood calmara a su hija Mayrebelle se levantó de la mesa.
—¿No tienes nada mejor que hacer? ¿No tienes tres hijos que atender? ¿O me molestas porque a tu esposo no lo has podido mantener cerca? Debe ser eso; he escuchado que frecuenta los prostíbulos y tabernas —La pelirroja no grito, ni siquiera parecía molesta, sólo menciono las palabras como quien lee un libro aburrido.

Después de esto Mayrebelle se fue de la habitación apurada, cansada de estar ahí. Su hermano Talfen estuvo apuntó de seguirla pero vio la furia de Esvele en sus ojos vidriosos y su cara roja.

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