III

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A Mayrebelle le encantaba besar las cicatrices de Sandor, no sólo la del costado de su cara sino todas las que se ha hecho en su vida, Sandor no se podía quejar porque el contaba los lunares de ella. Ese fue el inicio de la mañana más sorprendente para desembarco del rey, la mañana donde Ned Stark sería decapitado.
—Escuche que lo enviaran al muro— susurro Mayrebelle a su hombre mientras acariciaba el vello de su pecho —Ni siquiera se como empezó eso— dijo Belle mientras se vestía
—Lord Stark se negó a admitir a Joffrey como su legítimo rey— le confesó Sandor con un susurro, las paredes oían y no quería que ningún rumor afectará a su rosa roja —Lord Eddard decía que Joffrey era producto del incesto entre la reina y su hermano—
—¿Y tu le crees?— preguntó dudosa la chica, sabía que Joffrey no se parecía en nada al difunto rey Robbert pero no quería pensar que su querida Myrcella también era producto de esa supuesta relación
—Me importa un carajo, mientras me paguen y puede ahorrar para largarnos de la capital. No me importa si se sienta en el trono un Lannister, un Baratheon o incluso un puto Bolton— Respondió Sandor con su típica rudeza a lo que Mayrebelle sonrió. Antes de ir cada quien por su camino compartieron un beso de despedida.

Myrcela no acudió a la decapitación de Ned Stark, así que Mayrebelle tampoco. Se la paso cantándole a la joven princesa y haciéndole trenzas. Aún desde lo lejos escucho todo el aborto y se preocupo.
—Su alteza, quédese aquí, porfavor— sugirió Belle a lo que la princesa asustada solo asintió.
Corrió hasta que pudo vislumbrar a Sandor quien la tomó por los brazos con dureza.
—¿Qué estas haciendo, niña?— preguntó Sandor preocupado
—¿Qué es lo que pasa allá?— cuestionó Mayrebelle moviendose para ver qué pasaba detrás de su amor
—Acaban de decapitar a Ned Stark— dijo secamente Sandor —Ve a los aposentos de la princesa y no salgas hasta que yo pase por ti— ordenó Sandor y Mayrebelle asintió un poco preocupada y bastante intrigada por el futuro del reino.

La guerra estaba sobre el reino y lo supieron durante la siguientes semanas, Stannis Baratheon estaba reuniendo un ejército y se proclamaba el verdadero rey, mientras tanto Robb Stark se llamaba a sí mismo rey del norte.
Mayrebelle tenía sus propios asuntos de los que preocuparse, sabía que Joffrey intentaría que Sandor se uniera a la guardia real pero no podía hacerlo si Sandor no era un Ser y ella misma sabia cuanto odiaba su amado ese título.
—¿Qué pasará si hace que te unas a la guardia real?— preguntó preocupada
—Eso no pasará, Belle— respondió con su tono de voz duro —Nadie puede apartarte de mi lado— dijo Sandor tratando de tomarle importancia a lo que dijo
—Pobre de mi— se quejo en broma la joven
—Oh, si. Estas atrapada conmigo para siempre, niña— burló Sandor y ella echo una risita.

Cuándo Mayrebelle no estaba con Sandor se unía en secreto con Varys y le contaba todo lo que pudo recopilar a través del día.
—La pequeña Sansa Stark se casara con el rey, de eso no hay duda— susurro al oído de Varys
—Oh, querida, eso lo sabe todo el reino— sonrió Varys —Como saben que soy un enuco— burló
—Puedo contarle sobre lo que me ha dicho mi madre sobre Tywin Lannister— dijo con una sonrisa tímida la pelirroja
—¿Qué ha dicho sobre el hombre más poderoso, tu bella madre?—
—Me ha dicho que va perdiendo contra Robb Stark y que le han dicho que Catlyn Stark asesino a Renly Baratheon—
—Uhhh, adoro cuando sabe cosas el pajarito— dijo Varys —De todos modos eso será pronto información pública— sonrió con decepción Varys

Las semanas pasaron y el padre de Maerybelle le mandó un cuervo ordenandole quedarse en la capital y no irse por ningún motivo, aún cuando hubiera guerra, el mismo vendría pronto
—¿Qué dice el viejo Garvin?— preguntó Sandor a su amada quien estaba releyendo la carta de su padre con preocupación
—Mi padre dice que no salga de la ciudad, aviso que vendrá pronto— dijo Mayrebelle con una mueca
—¿Cómo eso podría ser una mala noticia?, eso significa que pronto le podré pedir tu mano— anuncio Sandor con una sonrisa confianzuda
—Claro que si, amor. Pero si hay guerra no se que pasará conmigo— la dama explicó nerviosa
—No te pasara nada, Belle. Nadie te hará nada, tendrán que pasar por mi primero— explicó Sandor quién estaba acostado en la cama viéndola mientras que la joven estaba parada
—Prometeme que no morirás— suplico Belle con ojos cristalinos y tristes
—No moriré, niña tonta— prometió Sandor y atrajo a su amante hasta la cama —Jamás te dejaré— le susurro al oido y ella sonrió.

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