CAPÍTULO 3

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ERRORES, TRAICIONES Y ENGAÑOS

HERA

La tensión se siente en el aire, y el denso silencio de mi oficina solo provocan que me ahogué con mi propia furia.

Toda misión lleva un proceso y ese, es uno jodido.

Me están tomando por los ovarios y en lugar de afectarme solo me da risa, puse varias cartas sobre la mesa y lo único que me queda es esperar. Esperar resultados favorables, pero no por mucho tiempo.

Expulso el humo de mi boca para observar cómo desaparece segundos después, una cajetilla de cigarros es lo único que ha calmado mi desesperación en lo que va de la mañana y no solo es la lentitud de la investigación si no, el hecho de que Michael llega hoy.

Y esa es la razón de que este usando el maldito traje de general, es incómodo y no representa mi esencia ya que solo es un disfraz.

La insistente vibración de mi teléfono solo logra que mi furia se centre en él.

—Si aprecias tu vida es mejor que cuelgues.

—Hace mucho lo deje de hacer así que ven por ella. -responde una voz rasposa junto a un acento particular-

—Te gusta hacerme esperar ¿Cierto?

—No -ríe- y esa es la razón de mi llamada.

—¿Dónde? -pregunto directamente ya que llevo mucho tiempo esperando la llamada del escocés-

—En una semana estaré en Irlanda recibiendo un premio.

—¿Recibirás un premio y luego harás una operación clandestina?

—La operación es clandestina pero la cirugía legal, Hera.

—No en todos los países.

—Y esa es la razón de que como médico te pregunte si estas segura.

Mi mano izquierda en un acto involuntario se coloca sobre mi vientre acariciándolo y rápidamente ese acto de cariño es remplazado por un fuerte apretón.

"Es lo correcto recuerda que estas maldita"

Deseaba un ángel y un cielo, no el infierno.

<<En el infierno también hay demonios>>

—Hace cinco años te hubiera dicho que no pero ahora estoy segura, es lo correcto.

—Tal vez es lo correcto, pero tú no lo deseas.

—Te veo en siete días Bruce -cuelgo la llamada-

Jamás en mi vida había estado tan convencida de algo y un doctor no me haría dudar.

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— ¡Soldados, bienvenidos a la pista de la muerte! -anuncio desde el balcón de mi oficina- 5 Kilómetros de infierno es lo que les espera, pero solo aquellos que sobrevivan serán asignados a una tropa o en consecuencia expulsados de la AISOC.

—¡Si, mi general! -responden todos a un mismo coro-

Con un disparo al aire el alemán anuncia la salida y todos los soldados formados salen.

Jamás me imagine haciendo esto, pero si quiero derrotar a la Bratvá debo saber a quién le dejo mi vida.

Ya que Michael vendrá hoy me tome el atrevimiento de mostrarle a los nuevos capitanes, tenientes, sargentos, soldados y reclutas que saldrán hoy de esta pista.

Joder si me hubieran dicho hace diez años que la agencia estaría tan débil jamás me hubiera ido. Nótese el sarcasmo.

Mientras me dirijo al ala este Yuriko me intercepta, informándome la llegada del presidente.

Hera +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora