El omega viudo

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Se encontraba un Imperio, sentado junto a una ventana, mirando tristemente un jardín, el cual traía recuerdo de su vida pasa.

Recordando momentos significativos de su vida, cuando su alfa le pidió matrimonio, cuando le dio la noticia a su alfa del nacimiento de sus cachorros, las primeras contracciones de su embarazo, las sonrisas de sus cachorros al verle, todo eso ya no estaba.

Lagrimas caían por las mejillas de aquel Imperio Omega, destrozado pero no derrotado, le había hecho la promesa a sus hijos de cuidar a su nieto y lo iba hacer.

- que patético te ves llorando- dice una voz gruesa detrás de él.

Con irritación se limpió las lagrimas y se preparó para girar a ver a tan desagradable alfa.

- ¿Qué haces aquí?- pregunto fríamente Imperio Alemán.

Al mirar fijamente el rostro del polaco, se dio cuenta que le estaba sonriendo burlonamente, eso le enfadaba y molesta, ese alfa era al único que no ver ni en pintura. Su sola presencia hacía que sus feromonas se vuelvan agrias.

- pues eso es simple, vine a ver tu podrida existencia- dice con asco Polonia mientras miraba desaprobatoriamente al alemán.

Second Reich frunce el ceño, mirando con odio al alfa, sin darse cuenta el daño que le hacía a su labio, sangre escarlata bajaba por la comisura de sus labios gracias a la mordida del corage que comenzaba a crecer en él.

Por su parte, Polonia veía a ese omega que le desgració la vida, quería devolverle el favor pero era una perdida de tiempo, la soledad le estaba matando, ella estaba haciendo el trabajo que él quiere hacer desde hace mucho tiempo.

-Lárgate de mi casa- dijo muy molesto el ex imperio.

Esa expresión del mayor hizo que el menor se sintiera muy satisfecho, pero hizo todo lo contrario...

Se acercó poco a poco al omega esparciendo su dominantes feromonas haciendo retroceder al omega, riendo al ver el miedo en los ojos de alemán, viendo como  se llenaban de pavor esos ojos rojos, poco a poco el mayor quedaba acorralado por el alfa menor.

Cuando Second toco la pared con su espalda supo que estaba perdido, tenía miedo aunque no lo quería admitir, miraba los ojos azules de Polonia, estaban oscurecidos, vacíos, cuando la mano del polaco tomo su cuello para apretarlo, supo que estaba perdido.

El agarre del alfa sobre el cuello del omega era alarmante, por si parte el alemán arañaba el brazo del alfa, tratando de liberarse pero no funcionaba. Se escuchaban las súplicas ahogadas de Second Reich para que le soltara pero Polonia hacía lo contrario, apretaba mas fuerte quitándole el aire al omega hasta que este dejo de moverse...

¿Lo había matado?...

No

Simplemente hizo que el omega se desmayará,  soltando suavemente al omega lo recibió en su pecho viendo fijamente como había ahora una marca de tonalidades moradas en su cuello, su labio que a pesar de todo seguía sangrando por la mordida que el omega se había dado.

Lo miro fríamente, ese maldito bastardo era hermoso simplemente hermoso, gruño al darse cuenta de lo que pensaba, tomando como un saco de papa lo cargo, él solo quería terminar el trabajo rápido que le asignaron e irse.

-señor- dijo Varsovia- ya hemos matado a  todos los sirvientes y soldados, el plan marcha a la perfección- informó la capital polaco.

- bien, quema esta mierda de lugar Varsovia- dijo molesto Polonia.

Recibió una afirmación de la capital y se retiro, caminado por los pasillos recordó muchas cosas de ese lugar, algunas buenas, otras no tanto, lo único que tenía seguro es que el alemán iba a sufrir y mucho.

Me desprecio por ser... OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora