13- Era verdad

420 52 5
                                    



Cuando llegue a la casa que compartía con los chicos estallé en lágrimas en el sofá de la sala, me sentía terrible, nunca fui partidario de los engaños y el hecho de que casi me convierto en uno me daba repulsión.

Pero es que ella nunca habló de una pareja, nunca; aunque tampoco era que hablaba de algo personal, era como si lo evitara a toda costa.

Las lágrimas amenazaban con ahogarme, mi garganta era la poseedora de un nudo que impedía mi respirar y mi cabeza era una ruleta de emociones.

Por la puerta del estudio que compartía la Rap Line salió Suga hyung, y me miró con extrañeza.

-¿Que pasó?-, dijo con clara preocupación, solo negué, no tenía intención de hablar. Al parecer lo entendió, porque se dirigió en silencio a la cocina tomó dos vasos y me hizo una seña con la mano para que lo siguiera, y así lo hice.

-No voy a tomar-, dije cuando vi sus intenciones al sacar el soju de uno de sus gabinetes.

-Bien, empieza por contarme que te tiene llorando como nenita, mientras yo bebo entonces,- dijo él y negué, -entonces bebé y cállate-, respondió

Tomé el vaso y comenzamos a tomar, a mi mente llegaban episodios de nuestros besos y de cómo casi tengo mi primera vez con ella, y luego de la gruesa voz de ese hombre por las bocinas, las lágrimas amenazaban con no dejar de caer jamás, mientras con cada trago un sabor amargo recorría mi paladar y garganta, haciendo así que olvidara el porque bebía en un principio.

...

Desperté recostado en el sillón del estudio, lo primero que llego a mi campo de visión fue el blanco techo, la bombilla aún encendida, giré mi rostro y me atacó un fuerte dolor de cabeza, y unas enormes ganas de vomitar, entonces corrí por el pasillo hasta el baño y vomité todo lo que tenía en mi estómago.

Luego de haberme calmado me dispuse a lavar mi rostro y divisé por la ventana del baño que aún estaba oscuro, ahí el porque del silencio en toda la casa, no se que tanto o tan poco fue que dormí y tampoco me importaba.

Luego de desacéreme completamente de las ganas de vomitar, una presión se adueñó de mi pecho, recordándome así del amargo momento que viví.

Preferí entrar nuevamente al estudio, no quería ver a nadie, grande fue mi sorpresa al ver a Suga hyung sentado en la silla giratoria con lo que creía eran medicamentos en sus manos, y así era, me los tendió y luego de tomarlos en silencio preguntó porque estaba así.

Le conté, le conté todo, porque sentía que si lo guardaba más dentro de mi pecho moriría, porque el nudo que había en mi garganta ya no estaba, ahora se encontraba en mi pecho impidiendo mi respirar, y porque el enojo que sentía con migo mismo y con ella me tenían al borde del desespero.

La nueva coreógrafa,    Con Kim Taeyung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora