Stay

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Era gracioso como pasaba el tiempo. Me sentaba en un banco y sin darme cuenta se me daban las horas pensando en todo lo que pudo haber sido y lo que fue mientras contemplaba las vistas de mi casa en el campo. Mi vida había comenzado por ser demasiado complicada para una simple adolescente pero en la Universidad todo cambió; rehice mi vida, adopté a un hijo llamado Apolo y me mudé a un apartamento en la ciudad. Nunca dejé de pensar en nosotros. Aunque haya seguido adelante. Mi familia dejó de tener esperanzas en un futuro marido, bien se sabe que el amor de mi vida quedó hace muchos años, en aquellas épocas que me conocían como un ser oscuro y negativo. Sabían perfectamente que después de 10 años, yo no lo había superado y estaba lejos de hacerlo.

El día que recibí la peor noticia de mi vida, mi hijo había tomado una carta del buzón y estaba destinada para mi. La abrí junto a él sin pensar en lo que podría estar adentro. Era una invitación a una boda...él se casaba. Todavía conservaba nuestros mensajes, los que anoté en una libreta para nunca olvidarlos. Cuando recibí la invitación a su boda fue como volver a recaer en esos momentos de dolor de esos tiempos. Ahí caí en cuenta que lo había perdido de verdad. Comenzaba a imaginarlo con otra persona y vi todas esas promesas desvanecidas en un segundo. Sabía que él había seguido adelante sin mí y tenía que estar yo presente para acompañarlo. Sentía egoísmo porque había creado la vida que queríamos, pero el problema era la que había organizado con él y ya no estaba a mi lado.

El día de su boda fui sola, ya que mi mejor amiga se tomó cargo de Apolo y me ayudó a decidir que era la mejor idea para yo darle un cierre a lo que pudimos ser. Verlo casarse con ese brillo en los ojos me hizo llorar en silencio. Veía ese brillo en sus ojos con el que en un momento me miró solo a mi, le tenía un odio muy grande a su mujer por lo que ni la miré, simplemente me imaginé que hubiese sido si yo estuviese en el altar. Al terminar la ceremonia, salí y me senté en un escalón esperando que me buscaran para volver a casa, no quería quedarme en la fiesta, y se acercó su hermano menor hacia mi. Se sentó conmigo y comenzamos a hablar pero era más que obvio que mi cabeza solo estaba en esa burbuja que yo quería mantener. -Bueno es que tu sabes como es él- decía su hermano entre risas -¿ella sabe cómo es quién?- dejé de reír al escuchar esa voz que nunca dejó de ponerme nerviosa -les dejo para que hablen- dijo su hermano, dándose cuenta de la tensión que había en el ambiente.

Fue como si el tiempo nunca hubiera pasado, como si tuviésemos 16 años de nuevo, como si nunca nos habíamos separado y todo el dolor y el sufrimiento nunca paso -¿Eres feliz?- le pregunté de la nada, si lo veía feliz, era mi momento de alejarme y dejarle vivir su vida solo -Debería serlo, mi familia la quiere mucho- me dijo con una sonrisa de lado y solo hirvió la sangre que corría por mis venas ¿que tenía ella que yo no? Sin darme cuenta que estaba internada en mis pensamientos, aparta un cabello de mi cara, sonríe y me dice -Pero siempre quedé con un vacío...- dice dejando la frase abierta -Estás casado...- le digo aguantandome una lagrima, sabía que él odiaba verme llorar pero me era imposible aguantar tanto -puedes llorar ¿lo sabes no?-

Decirme eso fue como abrir un grifo, no me importaba que su esposa me viera, no me importaba su familia o lo que ocurría, simplemente lo abracé y lloré a su lado. No le miré a los ojos pero si pude darme cuenta que él también estaba llorando -por favor ven a la fiesta conmigo- me dice él entre lágrimas -no me pidas verte feliz con ella- le dije sabiendo que estaría en una esquina viéndolo sonreír -hazlo por mi- me dice apartandome del abrazo para mirarme a los ojos -está bien-

Llegamos al salón de fiesta en donde él comenzó a saludar a los invitados -no me lo puedo creer- escucho a una voz llamarme, a lo que me volteo y veo al que era nuestro mejor amigo -después de tantos años sigues viva- me dice con un tono de gracia. Luego de romper con él, me mude y cambie de teléfono por lo que no había hablado con nadie del grupo hasta hoy que me encontraba en una fiesta con ellos -aquí me tienes- le digo abrazándolo y sentándome en su mesa. La fiesta fue bastante calmada, no veía a la novia por ningún lado y él estaba ocupado saludando a los invitados. Me detuve a detallarle y se veía precioso. Tenía un traje negro con una corbata roja del mismo tono de mi vestido, el cabello perfectamente arreglado, pero en todo ese rato no veia sonrisas reales, lo conocía tan bien que sabía que odiaba este tipo de eventos. Sigo detallandole y noto que tiene una pulsera que se me hacía muy conocida pero no alcancé a descubrir cual era.

A los pocos minutos, él se acercó a nosotros y se sentó a mi lado -odio ser anfitrión- dice tomando mi coctel y tomándolo él -¿y tu mujer?- dice mi amigo a lo que le quité el cóctel y me lo bebí yo -ya debería venir, estaba haciéndose fotos con su familia pero ya vendría el primer baile- al escuchar eso me dieron ganas de irme por lo que tomé mis cosas -me dijiste que me acompañarías- me dice al oído para que nadie se entere de lo que ocurría -esta bien- digo quedandome en donde estaba sentada. Comenzó una canción bastante suave a lo que llevó la novia y comenzaron a bailar -creo que todos notan la tensión entre ustedes dos- me dice el hermano de el novio, quien se sentó a mi lado -le dije que estaría aquí y aquí estoy- dije secándome los ojos para que no cayeran más lágrimas.

Comenzaron los bailes con los allegados y sonaban diversas canciones preciosas. A lo lejos admiraba a todos bailar y disociaba de la música hasta que escuche el intro de esa canción. No podía aguantar más las lágrimas, esa era nuestra canción, por lo que me levanté corriendo al baño. Al ir caminando sentí una mano jalarme -baila conmigo- me dice y noto que él también tenía los ojos llorosos. Nos posicionamos en el centro de la pista -¿no se va a molestar tu mujer?- le susurro -ahora solo me importas tú- y sin responderle apoyé mi cabeza en su pecho y ahí quedamos. Comencé a detallar su ropa más de cerca y ahí caí en cuenta que aquella pulsera era la que le había regalado yo para nuestro último aniversario ¿que hacía con ella puesta en día de su boda? Sin darnos cuenta habían pasado cuatro canciones (tres más de las que había bailado con su nueva esposa).

Veo a la novia llegar y me retiré rápidamente de la pista, tenía que irme. Tomé el teléfono y llamé a mi mejor amiga, quien se encargaba de Apolo, para que me viniese a buscar. Me quedé en la puerta del salón esperando cuando llegó mi amiga y él salió a la vez -espera- me dice a lo que me acerco al carro. Me tomó de los brazos y me volteó dejándonos frente a frente. Juntó su cara con la mía dejando muy poco espacio y me susurró -te amo-

Deep thoughts, Dark feelingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora