16. Travesías

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Tras mi mes de "descanso" en las montañas, entrenado y probando venenos con mi padre, me despido de mi progenitor, quedándome en Zanade, la cual de hecho es de hecho su tierra natal.

Los climas increíblemente variados, la fauna exótica de cada uno de sus rincones, la flora incomparable, la comida deliciosa, las culturas, los incontables monumentos antiguos y su música... simplemente maravilloso. Oh... lo que papá y yo daríamos por cambiar la residencia de los Balam a este país.

El vuelo es relativamente largo e incluso es necesario tomar una escala en otro país para llegar, pero, definitivamente vale la pena.

Una vez que mi papá aborda el avión privado, tomo un tren hasta Ciudad Muul.

...

Llevo un par de días aquí, simplemente divagando en ocio y apenas existiendo. Debo admitir a mis adentros que espero su llegada y hasta cierto punto, ansío mostrarle lo que este bello lugar tiene para ofrecer.

Ya se acercan las 12 de la tarde, la hora acordada para encontrarme con Chrollo en el Museo de Arte Contemporáneo de Ciudad Muul.

Me he preparado un día antes, tengo planeadas un par de cosas y ahora solo queda esperar su llegada mientras leo uno de los tantos libros que le he comprado a César este año.

Siento su presencia, apacible pero peligrosa, casi imperceptible pero muy reconocible a mi parecer. No levanto la mirada, no lo admitiré de frente, pero, muero por escuchar lo que tiene por decir y esa sonrisa tonta que tanto odio se dibuja en mi rostro.

Se sienta a mi lado y recarga su cabeza sobre mi hombro, el contacto es cálido y cómodo.

-Te extrañé- es la primer frase que escucho salir de su boca en un susurro sereno seguido de su mano tomado la mía.

-Genial- respondo siendo inconsistente nuevamente, callando un "yo también".

Nos quedamos así unos segundos que se vuelven minutos. La simple compañía del otro es agradable y lo he aceptado, aunque sí, es cierto, ya quiero leer, conversar, discutir, reír y descansar con él.

-¿Quieres entrar al museo? Yo pago la entrada- le digo, rompiendo el silencio, el parque comienza a volverse más y más concurrido conforme pasa el tiempo y simplemente deseo irme.

Se levanta de mi hombro, buscando mi mirada hasta encontrarla. Luego me da un beso suave, apenas un pico.

-Seguro, vamos- responde.

Caminamos por el museo. Algunas fuentes con formas extrañas pero bastante curiosas nos reciben a la entrada y poco a poco nos vamos adentrando en un universo extraño repleto de siluetas y colores, de una precisión y belleza difícilmente descriptibles.

-¿Qué opinas de este cuadro?- me pregunta Chrollo observando la pintura de la que habla, con su brazo sobre mis hombros, como ha estado todo el recorrido.

-Solo cuéntame tu versión- le comento con cinismo, se que se muere por hablar de la obra que está frente a nosotros, su mirada lo delata, se siente justo como cuando me mira a mí.

-Sabes, los ojos cubiertos, las posiciones de los cuerpos... incuestionabilidad, devoción y no lo sé, incluso dolor... esos colores cálidos...- comienza a balbucear, no puede poner en palabras sus ideas, pero, de alguna forma, lo entiendo.

Sonrío para mis adentros, aún me da miedo, pero, ahora reconozco que podría vivir todos mis días hablando de estas cosas y explorando el futuro.

-Me gusta, creo que tiene un gran mensaje, el seguir algo a ciegas, sin cuestionamiento, simplemente con la idea casi inquebrantable de lo que crees que es- respondo con un cuasi-desdén.

-Que contraste...- comenta -. Es por esta clase de cosas que adoro escuchar todo lo que tienes por decirme. Es como un mundo completamente distinto.

-También eres interesante... a veces...- le respondo sin mirarlo a los ojos, con el cuerpo tenso y una expresión gélida que esconde una marea de emociones, escucharlo decir eso que dijo me ha causado la misma sensación que los besos y caricias, volviendo esta experiencia cada vez más extraña.

Siento su cabeza recargándose sobre la mía. Continuamos por el museo, criticado de forma incluso burda cada una de las pinturas, no somos expertos en arte, lo único que podemos hacer es tratar de encontrarles un significado.

Salimos del lugar ya un poco cansados, el museo es enorme e incluso hay unas cuantas obras interactivas. No es que sea más agotador que nuestros habituales robos, pero, esto se trata de descansar.

He partado una habitación de hotel para mi, no sé si mi acompañante ya lo haya hecho, así que debería preguntarle.

-¿Ya tienes donde pasar la noche?- pregunto con tranquilidad, hemos pasado a la cafetería en lo más alto del museo, desde aquí se observa toda la ciudad.

No lo miro, simplemente contemplo y admiro el aroma de mi café recién molido.

-En realidad, no. No conocía este lugar, así que esperaba que me recomendaras un buen lugar- responde buscando mis ojos.

-Sí quieres te puedes hospedar en el mismo que yo- comento.

-¿Esta vez puedo dormir en tu cama?- pregunta recordando aquella vez en que lo saqué de mi habitación en Voddny Gorod.

-Sí no te molesta dormir en el piso...- le respondo.

-No me molesta, sabes, es bueno para la circulación. ¿Quieres rentar una película?- contesta.

Es... irreal, el sereno Chrollo que lidera a su equipo, con elegancia, destreza e inteligencia se transforma en un adolescente simpático e incluso atrevido una vez en confianza.

...

Tomamos el subterráneo y caminamos un par de cuadras. Ingresamos al hotel y de alguna forma me ha convencido de dormir en el mismo cuarto que yo. Hemos rentado una película: "Fahrenheit 451" basada en el libro homónimo de Ray Bradbury.

Tal vez no parezca la gran cosa, pero, esto es más de lo que jamás habría podido pedir...

Puede que siga sin confiar en Chrollo al 100%, pero, me ha traído más felicidad de la que he sentido en mucho tiempo.

Nuestra escena es simple: compañía mutua, comida basura que usualmente no consumiría, una buena película, sábanas limpias, una cama cómoda y el calor corporal del contrario.

Se termina el filme y hablamos de el un par de minutos, ambos hemos leído el libro con anterioridad. Esta vez coincidimos, nos gusta.

-Un mundo como aquel seria muy triste y aburrido- comenta el hombre de pelo azabache.

-Y qué lo digas... si el mundo fuese así, jamás habría conversado contigo- le respondo, una sonrisa ilumina su rostro, es la forma más directa en que le puedo decir que lo aprecio y eso lo ha llenado de alegría -. Tranquilo, no te lo tomes tan en ser...

Me besa suavemente y yo lo separo de inmediato.

-Ugh... sabes a papas- me quejo -. Ve a lavarte la boca.

Él se ríe un poco.

-Bien, ahora vuelvo- responde alegre.

Y cumple lo que ha sugerido, lava sus dientes para volver a mi lado.

-¿Ahora que te parece?- pregunta, mostrando su dentadura.

Yo le sonrío y en cuanto modifica su gesto, soy ahora yo quien le roba un beso, uno del cuál no me permite separarme tan rápidamente.

-Te amo, Ki...- susurra tras separarse de mis labios, aún tomando la parte de atrás de mi cuello, juntando su frente con la mía y cerrando los ojos.

Me confunde, no sé que decir, me da miedo, pero... ¿será que yo también lo hago? No lo sé...

AKUMA NO GUNTAI. ᶜʰʳᵒˡˡᵒ ᴸᵘᶜⁱˡᶠᵉʳ ˣ ᴸᵉᶜᵗᵒʳᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora