Vuélveme a querer

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-Hola guapo-. Una chica morena se acercó a Fernando. -¿No quieres compañía?-. Se le insinuó.

-No-. Respondió tajante. -Mi esposa no tarda en llegar-. Mintió.

-Es una lástima, pero por si te interesa.., toma-. Le extendió un papel con su número de teléfono, al ver que Fernando no lo tomó se lo dejo en la mesa.

-¿Cómo te la estás pasando?-. Raymundo, uno de los amigos y socios de Fernando se acercó a él.

-No tan bien, vine sólo por cumplir con el compromiso del negocio que cerramos pero ya me voy-

-¿Cómo? La noche apenas empieza, hay decenas de mujeres con las que puedes pasarla bien-

-Ninguna de esas mujeres es mi esposa, por lo tanto no me interesan-

-Déjate de cursilerías, las mujeres de acá son hermosas, y..-

-Y ninguna de ellas se compara a Lucero, así que con permiso-.

Fernando se dirigió hacía la salida, iba perdido en sus pensamientos cuando sintió chocar con una mujer.

-Perdón señorita, no quise...-. Alzo su mirada y se sorprendió de verla a ella ahí.

-¡Colunga!-. Lo abrazo gustosa. -Cuanto tiempo sin ver a mi querido alumno-

-Sí, muchos años-

-Aún recuerdo a aquel muchacho que se enamoró de mí en la prepa-

-Bueno, eso fue hace años-

-¿Recuerdas lo qué te dije la última vez que nos vimos?-

-La verdad no, ha pasado tanto tiempo que..-

-Te dije que cuando fueras más grande me buscarás-

-¿Si? La verdad es qué lo borre de mi memoria-

-Tu a mí también me gustabas-. Fue directa. -Pero eras mi alumno, aunque ahora..-

-Ahora yo estoy felizmente casado, y si me disculpa me retiro, mi esposa me espera y yo me muero de ganas por verla-.

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-¿Papá?-

-Emma, ¿Qué ocurre? ¿Todo bien? Salí a un evento y no tenía señal-

-Es mamá..-

-¿Qué le paso a Lucero?-. Se preocupó.

-Esta teniendo una crisis-. Sollozo. -Ya hicimos de todo, pero no logra calmarse-

-Pásame con ella-. Emma hizo lo indicado y puso el celular cerca de la oreja de Lucero

-Mi amor, escúchame, soy Fernando-.

-Lu, te haré una videollamada ¿De acuerdo?-

-Sí...-.

Emma tomó el móvil y aceptó la videollamada llamada de su padre.

-Necesito que te tranquilices por favor-. Le hablo suave a Lucero mientras ella mantenía sus ojos cerrados. -No sé que haya pasado pero aquí estoy yo, están nuestros hijos, y no te vamos a dejar sola-.

-Fer...-

Aquí estoy mi vida, todo estará bien, te lo prometo pollo-. Las palabras del moreno hombre la estaban haciendo sentir mejor. De a poco fue abriendo los ojos y se encontró con la mirada de su esposo, esos ojos color café obscuro la miraban con un amor intenso, tan grande que a pesar de la distancia pudo sentir cómo si él estuviese junto a ella.

Siguieron hablando hasta que Lucero se quedo dormida. Fernando la contempló por varios minutos hasta que tuvo la seguridad de que ya dormía profundamente.

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-¿No pudiste reconocer la voz?-

-No..., pero sé que era un hombre, o eso parecía-

-¿Fer no tiene algún enemigo?-. Cuestiono Soledad.

-Que yo sepa no, además tiene que ser alguien que nos conoce bien-

-¿Gaby no va a venir hoy?-

-No, ni Mariana, ambas tenían cosas que hacer-

-¿Juntas?-

-No nana, Gaby cosas de trabajo, y Mariana no sé-

-¿No se te hace raro?-

-¿Qué cosa?-

-Gabriela siempre está metida acá, y justamente cuando está pasando todo esto se desaparece-

-No empieces con eso, sabes que Gaby es mi hermana, sería incapaz de hacer algo así-.

*

-¿Cómo estás? Me dijo tu nana que ayer tuviste una crisis-

-Sí, pero no quiero hablar de eso, en realidad vine por lo que paso ayer-

-¿A qué te refieres?-. Ricardo se acercó a Lucero.

-A lo de...-. Sintió la respiración de su psicólogo en su cuello.

-Me gustas Lucero, me gustas mucho-. Acerco sus labios a los de ella antes de asegurarse que la cámara grabara todo.

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-Después de hoy Fernando va a detestar a su infiel esposa-.

-¿Tú crees?-

-No le va a perdonar una infidelidad, lo conozco perfectamente-

-¿Entonces es el fin del matrimonio Colunga-Hogaza?-

-Sí-.