[ LIBRO DOS ]
WOF | ❝COMO LAS ESTRELLAS PERSIGUEN AL SOL, ELLA FORJÓ SU CAMINO HACIA LA LIBERTAD❞
Hubo un inicio y un final durante la vida de Sigrid Whiterkler. Y ese inicio, fue marcado por dragones.
(NO leer sin haber leído CROWN primero.)
Queda...
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━━CAPÍTULO CINCO━━
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【 UN RAYO Y LA TORMENTA 】
El blanco de la luna resplandeció algunas horas después de la reunión, les habían asignado una cabaña para que durmieran y descansaran. La cabaña era pequeña, acogedora y se encontraba cerca a los árboles del bosque de Fair. A pesar de que era noche, la isla se mantenía siempre iluminada debido al fuego de los dragones que merodeaban entre las casas; así mismo, el frío era casi inexistente en la isla. Las estrellas sobre su cabeza resplandecían en un brillo titilante.
Sigrid alzó la cabeza para verlas y tratar de formar constelaciones, se había salido para ver la isla durante el anochecer, no tenía sueño y no quería molestar a los demás. Kristoff tampoco dormía, se había quedado en la sala afilando su espada, Said había caído dormido sobre la mesa después de beber la mitad de una botella de hidromiel (Sigrid se había bebido la otra mitad) e Hipo se había quedado dormido encima de Nymeria después de haber jugado con la híbrida. Una sonrisa involuntaria se formó en sus labios cuando se giró para ver al vikingo dormido boca arriba, con las piernas y brazos en una extraña posición a un lado del cuerpo gigantesco de Nymeria. A Sigrid le preocupaba cómo haría para ayudar a salir a la híbrida de la cabaña al día siguiente, su cuerpo ocupaba la mayor parte del primer piso.
Un ronroneo la sacó de sus pensamientos, Chimuelo acababa de llegar. El Furia era feliz haciendo amigos nuevos dentro de la isla, inclusive se había llevado a Nerion consigo, el Ala Acorazada de Kristoff que había rescatado de los cazadores, aún era un poco tímido con las personas y dragones, pero Chimuelo había estado influyendo para ayudarlo a confiar. Había cambiado desde el primer día que Kristoff se presentó con él en Kain, antes había tenido un color verde pálido, un cuerpo muy delgado y una especie de armadura con cualquier pedazo de metal que el dragón encontraba. Pero con el paso del tiempo, el rubio le ayudó a construir toda una coraza con un metal mucho más resistente que impedía que se desprendiese de su cuerpo con facilidad, había crecido un poco más y el color de su cuerpo ya no era un verde pálido, sino era uno más vivo. ¿Quién creería que el dragón que tenía delante era aquel que habían sacado los jinetes después de un ataque que casi lo destruyó?