━━XI: blood and a wolf

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━━CAPÍTULO ONCE━━

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━━CAPÍTULO ONCE━━

【 DE SANGRE Y UN LOBO】


Un dolor profundo atravesó su pecho. Se sintió como el acero de una daga helada, que congeló su cuerpo y detuvo las lágrimas que caían de su rostro. Lentamente, bajó el rostro para ver lo causante de ello, pero cuando lo hizo, ya no estaba ahí.

Estaba en Fair.

Había guerreros vikingos usando sus armaduras de piel y cuero, sus escudos de madera y sus armas hechas del acero de dragón. Estaba presenciando una masacre, vio guerreras escuderas correr con espada en mano y unirse a la batalla con la tribu invasora. Sangre, humo, cenizas. El humo la hizo toser mientras se encaminó tambaleante hacia el centro, pasaron hombres arrojando sus hachas y ella tuvo que hacerse ovillo para evitar que impactasen en su rostro; pero nadie prestaba atención a lo que ella hacía o parecía verla. Tuvo que cubrir su nariz con su antebrazo cuando se aproximó al centro de la batalla, una pila de cadáveres se almacenaba del lado contrario, el humo le impedía respirar correctamente y los dragones volaban cercas para disparar su fuego o tomar a los invasores con sus garras. Un grito escapó de su garganta cuando vio a un pequeño niño fairiano correr con la espada en manos y luego, todo se volvió tan real que las voces se hicieron presentes, gritos desgarradores, gritos de batalla, llamados y búsquedas.

El niño alcanzó a esquivar a un par de hombres que quería tomarlo rehén y se escabulló con la ayuda del humo que cubría sus rastros. No pudo evitarlo y lo siguió, entonces se dio cuenta que no era la única. Ahí estaba Erwan, debía ser unos tres años menor, su piel aún no estaba cubierta de tatuajes, solo tenía unos pocos, usaba su usual vestimenta oscura que le permitía infiltrarse junto a su dragón, pareciendo una sombra nebulosa. Tenía tensado el arco y en menos de un santiamén, ya había derribado a cinco hombres distintos. Se apresuró para seguir al niño y, aunque sus piernas fallaron al principio, Sigrid le siguió.

Su hermano estaba bien.

—¡Erwan! —llamó, pero no obtuvo respuesta alguna—. ¡Erwan! —Lo volvió a intentar, cuando giró su rostro para verlo, él ya no estaba ahí.

Los lobos la habían hecho aparecer en ese recuerdo, ¿podría salvar a Erwan? La multitud comenzó a aglomerarse cuando la pelea se volvió más intensa y ella tuvo que correr en busca de su hermano. Se metió entre la neblina causada por el humo y revisó cada posible posición en la que un arquero se encontraría, pero cuando lo vio, el corazón le dio un vuelvo. Alejado de la pelea, estaba sentado con las piernas cruzadas y encima sostenía el cuerpo del niño, le habían clavado la espada en el pecho. Intentó dar un paso y sus piernas temblaron, al hacerlo. Lo demás se volvió lejano mientras se acercaba, pudo ser capaz de escuchar los sollozos de Erwan desde la distancia.

—Erik... —murmuró Erwan, acarició el cabello castaño del niño pequeño y unas lágrimas rebeldes le cayeron en su rostro—. ¿Cuándo... Cuándo harás lo que se te dice? —Un sollozo escapó de su garganta y Sigrid pudo ver los ojos del niño abiertos cuando finalmente se posicionó a su lado, la respiración del niño era lenta, pesada—. ¿Te duele? ¿Dónde?

Winds of Freedom | Hiccup Haddock ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora