Les conté a mis padres lo de la expulsión el viernes por la noche, cuando estaban tomando una bebida en el salón antes de cenar, un momento que siempre era apropiado para anunciar cosas difíciles. Mi padre se puso furioso.
—Eres una chica inteligente —bramó—Tendrías que haber tenido cuidado.
Mi madre fue más comprensiva, lo cual era peor.
—También es una adolescente —le dijo a mi padre, enfadada—No podemos pretender que sea perfecta. Y la Foster la está castigando mucho más a ella que a Sophia. Eso no es justo.
Mi madre es una persona tranquila, excepto cuando cree que algo es injusto o cuando nos defiende a mí o a Austin. O a mi padre, de hecho. Mi padre es increíble, le quiero un montón; pero espera que la gente sea perfecta, especialmente nosotros. Y especialmente yo, su «chica inteligente».
—Claro que es justo —dijo él mirando su Martini—Hailee tenía un puesto de responsabilidad, tal y como dijo la directora. Tenía que haberlo pensado mejor. No espero que esa jovencita de Sophia Miller sepa qué pensar o cómo comportarse, pero Hailee…
En ese momento me levanté y salí de la habitación.
Austin encontraba gracioso todo el asunto. Vino a la cocina, donde yo me había metido, con el pretexto de ir a por una coca-cola, y me encontró apoyada en la nevera, echando chispas.
—Impresionante, Haiz —dijo, dándose toquecitos en la oreja con una expresión de burla que parecía decir «qué ridiculez».
—Déjame en paz.
—¿Crees que Sophia me perforaría las orejas a mí? ¿Para ponerme un aro dorado, como los piratas?
—Te perforará la nariz como no te calles de una vez —ladré.
—Eh, relájate. —Me apartó a un lado para buscar su coca-cola en la nevera—Ya me gustaría a mí que me expulsaran.—Abrió la lata y bebió un trago largo—¿Qué vas a hacer la semana que viene? Tres días libres y después vacaciones de Acción de Gracias, ¡qué belleza! —Sacudió la cabeza y se apartó el pelo de los ojos—¿Te van a obligar a estudiar?
No lo había pensado, así que decidí que el lunes siguiente llamaría al colegio para preguntar.
—Seguramente me escape a ver el mar —le dije a Austin. Luego, al pensar en Los Claustros y en Ella, añadí—: O al menos iré a un montón de museos.
La Foster me parecía muy lejana al día siguiente, cuando estaba en Los Claustros con Ella, aunque al principio ambas estuvimos como al teléfono: no exactamente cortadas, pero sin saber muy bien qué decir. Los Claustros son un museo de arte medieval y arquitectura en el parque Fort Tyron, tan al norte que casi está fuera de la ciudad. Es como un fuerte medieval con vistas al río Hudson, aunque se supone que debería parecer más un monasterio. Y lo parece, una vez que se entra.
Como llegaba algo pronto, decidí caminar desde el metro en lugar de coger el autobús que te lleva por parte del parque; pero, aun así, Ella había llegado antes que yo. Mientras subía, la vi junto a la entrada, apoyada contra el granito entre rojo y marrón del edificio y mirando en la dirección contraria. Llevaba una falda de algodón y un grueso jersey rojo, y recuerdo pensar que el jersey hacía que la falda pareciera fuera de lugar, igual que la mochila que llevaba colgada de los hombros. Su pelo caía libremente por encima de la mochila.
Me detuve unos segundos a mirarla, pero ella no se dio cuenta de que estaba allí. Después me acerqué y la saludé.
Se sobresaltó un poco, como si hubiera estado muy perdida en sus pensamientos. Después, una sonrisa maravillosa se extendió por su cara y sus ojos, y supe que había vuelto a la realidad.
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Dear Ella- Huntelfd
Teen FictionLa magia del primer amor consiste en nuestra ignorancia de que pueda tener fin.